11. Irrupción en la biblioteca

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Con una ansiedad rebosante, me aposté en el lugar acordado media hora antes, justo después de haber sonado la campana. Veía a mi alrededor a los estudiantes que volvían de los pisos superiores, algunos charlando alegremente y otros directamente gritando y corriendo a través del pasillo. Las ganas de entrar a la Sección Prohibida y encontrar respuestas eran enormes. Así como la curiosidad que tenía por saber qué era lo que Hannah tenía en mente para poder entrar a aquel lugar, y por qué no había dicho la noche anterior de qué se trataba.

La Hufflepuff llegó puntual. Quizás demasiado para mi gusto, puesto que ya me había comido todas las uñas de la mano izquierda. Evidentemente había dejado sus cosas en el dormitorio, porque no cargaba nada encima. Sus grandes ojos color miel escrutaron alrededor antes de saludarme con una sonrisa.

—¿Llevas mucho esperando? —preguntó.

—Sólo desde que sonó la campana.

—¡Vaya! —exclamó entre risas.

—Entonces... ¿cómo entraremos? —le dije, sin más preámbulo—. ¿Conseguiste un permiso de la profesora Sprout?

—No creo que Sprout me dé permiso sin una buena explicación.

—¿Cuál es tu plan entonces?

—No nos queda más que irnos por el método difícil. ¿Estás dispuesto?

—¡Claro! —respondí de inmediato.

Sin embargo, pasados unos segundos, no pude evitar dudar ligeramente. No tanto por el hecho de violar un norma (al fin y al cabo, había hecho peores cosas que ésta en aquellos tiempos que ya se sentían lejanos), sino por traicionar la confianza de Dumbledore. Él y yo jamás cruzamos más de un par de palabras en mis cursos anteriores, y aún así él me había permitido volver a la escuela. Pero iba a hacerlo. Tenía que hacerlo.

—Bien —dijo ella, echando un vistazo hacia los lados por segunda vez—. Entremos. Todavía falta para la cena. Madame Pince primero se asegurará de que la biblioteca esté completamente vacía.

—¿Pero cómo haremos para quedarnos dentro? —pregunté curioso, cuando ambos atravesamos el pasillo y cruzamos aquella puerta doble con aldabas con forma de lechuzas.

—Confía en mí, ¿vale?

Simplemente asentí y entré después de ella. La biblioteca sólo estaba ocupada por unos cuantos estudiantes, dispersados en todo el espacio. Ambos tomamos una mesa que estaba al fondo, y que se encontraba medianamente escondida detrás de uno de los estantes de la sección de "Adivinación y otras ciencias astrales".

—Pince no tardará en sacarnos —dijo la chica en voz baja.

Aún no entendía cómo rayos haríamos para quedarnos dentro en cuanto llegara el momento de desalojar el lugar, pero preferí no insistir. Si ella tenía una carta bajo la manga, la sacaría pronto.

—Vaya castigo el de anoche, ¿eh? —dije mientras esperábamos.

—Oh, vaya que sí...

—Sólo espero no tener más castigos como ese. Si ya de por sí es terrible ver a Snape durante las clases...

La muchacha alzó las cejas.

—¿Un Slytherin diciendo eso?

—Bueno, el ser un Slytherin no me salvó del castigo.

Más allá [Regulus Black]Where stories live. Discover now