Inestable

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Especial para el pobre chico con el corazón roto: Lucas.

UNA SEMANA DESPUÉS

~Los Ángeles (Instituto)~

Aline ==

–¡Octavian, ven aquí enseguida! –grito desde abajo, pero parece que el adolescente ha decidido no responder.

–¡Octavian Blackthorn, baja ahora mismo!

–Aline ¿qué pasa? –mi esposa camina hacia mí con la pequeña Anthea de meses en brazos.

–Octavian volvió a llevarse las cacerolas. No puedo cocinar si no tengo nada en dónde hacerlo.

–Tranquila, amor, vamos a su cuarto y las pedimos.

–Espero que no las haya agujereado o tendremos que comprar comida rápida, y en este momento no quiero darle eso a Lucas.

Helen suspira con pesadez al recordar el deplorable estado en que nuestro hijo se encuentra. Su llegada fue sorpresiva, yo estaba terminando de recoger la mesa cuando escuché una ráfaga de aire en la cocina, pensé que se trataba de Octavian o Livia y me quedé sorprendida al ver un portal abierto, pero mi sorpresa fue mayor al ver a mi hijo cruzarlo. Le intenté preguntar sus razones, pero Lucas sólo caminó de forma rápida y en silencio hasta su cuarto, una vez dentro, bloqueó la puerta y no dejó pasar a nadie hasta el tercer día. Nos explicó no sólo el motivo de su regreso, sino también la razón por la que en esos tres días no hizo otra cosa que llorar y odiarse a sí mismo: Alec lo había engañado.

–Hoy regresa Mark –comenta Helen en el camino–. Me dijo, y pensaba que sería divertido, si salimos todos a la playa.

–No lo sé, no creo que Lucas tenga ganas de salir.

–Lucas debe superar a Alec y no le ayudará quedarse en su cuarto como un vampiro.

–¿Tú lo harías? –me detengo y la miro a los ojos– Si yo no sólo terminara contigo, sino que también descubres que te engañé, ¿lo superarías?

–Es diferente, yo te amo.

–Lucas amó Alec, quizás aún lo hace.

–Nunca dije que no...

–No –las interrumpo con firmeza–. Lo que dijiste es que el dolor de nuestro hijo no te importa.

Sin dejarla hablar me dirijo al cuarto de Octavian. Ahora que tiene diecisiete años es un joven con muchas preguntas: por qué las abejas buscan néctar, a dónde van los demonios cuando mueren, cómo pueden digerir su comida las serpientes.
Para mi mala suerte, es necesario experimentar si quieres resolver muchas de estas preguntas y para experimentar es necesario un sujeto.

–¿Octavian?

No toco la puerta o las arañas podrían alterarse y salir por debajo de la puerta.
Ya ha pasado.

–¿Sí?

–Te llevaste las cacerolas y las necesito.

–Espera.

Escucho pasos y una que otra cosa caer. La puerta se abre y Octavian aparece de pie sosteniendo una cacerola. Su cabello está despeinado hacia atrás mostrando sus ojos azules verdosos decorados con unos lentes. Lentes que no necesita, pero según él se ve más científico con ellos.

–Lo siento, pero ya usé las otras.

–Octavian –suspiro con pesadez y acepto la única cacerola sobreviviente–. ¿Cuántas veces te he dicho que puedes tomar cualquier cosa de la casa menos lo que necesito?

Malec ¿otra vez? Where stories live. Discover now