Mentiroso

4.7K 430 54
                                    

~Idris (Casa solariega Lightwood)~

Robert ,,

Despierto por los ladridos de Jaix en la planta baja. Magnus ya no toma mi brazo, ahora duerme de cabeza >¿Cómo hizo eso?<, y Alec murmura cosas que no alcanzo a comprender. Con cuidado, retiro mi brazo para liberarme y comenzar a bajar las escaleras. Jaix brinca sobre la puerta y continúa ladrando. Mientras voy bajando veo unos pantalones y botas ajustadas, una playera roja que muestra unos brazos llenos de runas y finalmente su cara, con esos ojos azules y cabello oscuro como el de Isabelle.

–Maryse –saludo sorprendido.

Jaix detiene sus ladridos.

–¿Dónde está mi hijo? –pregunta tan directa y fría como era de esperar.

–Arriba –abro la puerta–. Él y...

Maryse entra empujando la puerta con tanta fuerza que logra quebrar el vidrio.

–¿Dónde está ella?

–¿Quién?

–¡No te hagas el tonto conmigo! ¡Tu amante! ¿O es que ya se dio cuenta de la basura que eres y te dejó?

–Maryse, no es...

–¡Alec! ¡Alec, ¿dónde estas?!

–Ya te dije que está arriba. Está dormido junto a Magnus y no creo...

Maryse sube las escaleras tan rápido como es posible. La sigo de cerca y veo que se detiene en la puerta. Miro sobre su hombro y ahí están, Alec y Magnus abrazados en la cama.

–¿Qué les dijiste? –da media vuelta para encararme.

–No les mentí si eso te preocupa. Les dije la verdad y...

–¿Qué verdad? ¿La tuya?

–Maryse, te aseguro que no les dije nada malo. Les conté los hechos como son.

–¿Por qué esa es tu especialidad no, Robert? –Maryse me empuja para poder pasar y comienza a bajar las escaleras– Tú siempre eres honesto ¡Siempre diciendo la verdad!

–¡¿Qué quieres de mí, Maryse?!

Ambos estamos en la sala. Jaix nos observa desde el sofá.

–¡Quiero que me digas ¿qué les dijiste para que se quedaran?!

–¡La verdad! ¡¿Cuántas veces debo decirlo?! ¡Le dije a Alec cuánto lo odié al principio por ser gay! ¡Le dije a Magnus cuánto quería matarlo por haber hecho a mi hijo así! ¡Les hablé de Andreu y cómo empezó todo esto! ¡Le dije a Alec cuánto me dolió dejarlo y...! –tomo aire y me obligo a respirar para tranquilizarme– Cuan difícil fue para mí tener que alejarme y cuánto me dolió que tú me creyeras.

Maryse se me queda viendo un largo momento y noto que sus labios comienzan a temblar. La conozco lo suficiente para saber que intenta no llorar.

–Llamaré a Catarina –dice antes de salir.

Veo la foto de Alec en la boda de mis hijos colgada encima de la chimenea, me asomo por la puerta y veo que Maryse escribe rápidamente en un pedazo de papel. Subo las escaleras de dos para llegar más rápido al cuarto donde me encuentro con la cama vacía.

–¿Alec? –pregunto asustado– ¿Magnus?

Escucho un estornudo abajo de la cama y me asomo para encontrarlo ahí.

–Salud.

–¿Por qué discutían? –Alec se arrastra para salir.

Me quedo arrodillado para ayudar a Alec y Magnus a salir y ponerse de pie. Sus playeras, piernas y brazos están sucias con una fina capa de polvo.

–Cosas de adultos, Alec, no es importante...

–Robert, lloras –dice Magnus mientras se sacude las piernas.

Me toco la mejilla derecha y efectivamente, la siento mojada.

–No es nada.

–¿Alec? ¿Magnus?

Escucho los pasos de Maryse subir las escaleras. Cuando llega, Alec y Magnus se ocultan tras de mí.

–Alec, Magnus, debemos irnos –Maryse intenta acercarse, pero ellos se aferran a mi playera.

–Vayan, chicos. Tienen que regresar a Nueva York.

–Pero no queremos –Magnus abraza mi cintura–. Queremos quedarnos aquí.

–Magnus, tu mami está muy preocupada –Maryse se coloca en cuclillas–. No sabes el susto que le diste.

–¡Ella no es mi mami! ¡No sé quién es ella! ¡Ustedes nos mintieron, quiero quedarme con Robert!

–¡También yo! –apoya Alec– ¡Me quedaré con papá!

–Chicos...

–¿Mamá? –Maryse es interrumpida por la voz de Isabelle.

–¡Arriba! –grita Maryse y escucho pasos que suben, muchos pasos.

En la puerta aparecen mis hijos junto a sus parejas y Catarina.

–Robert –saluda la bruja tras un incómodo silencio–. Gracias por cuidarlos, pero ya debemos irnos.

Catarina entra al cuarto para tomar a Magnus, pero él se aferra firmemente a mi cintura.

–Vamos, Magnus, debemos ir a casa para explicarte todo –Catarina lo jala de la cintura, pero el pequeño es fuerte y no desiste.

–¡No! ¡Me quiero quedar!

–Jace, ayuda a Catarina. Isabelle, tú y Simon traigan a Alec.

Siguiendo las indicaciones de Maryse, mis hijos ayudan a separar a los pequeños de mí, y no me opongo, sólo veo como los pequeños patalean para no soltarme.

–¡No! –chillan ambos e intentan volver a sujetarme.

–Vámonos –Maryse indica el camino.

Jace carga a Magnus sosteniendo sus manos que comienzan a lanzar chispas azules y Simon sujeta a mi hijo que lo patea incesantemente. Veo como salen y escucho a los pequeños llamarme.
Bajo corriendo las escaleras y veo a Catarina crear un portal, seguramente a Nueva York.

–Esperen, por favor –salgo con la intención de detenerlos.

–No des un paso más –me amenaza Maryse con una espada.

–Maryse, por favor.

–¡Papi! –grita Alec cuando están apunto de cruzar el portal.

–¡Iré por ti! –grito y lo veo pasar junto al vampiro.

–¡Robert, no dejes que nos lleven! –suplica Magnus.

Jace salta por el portal y los demás hacen lo mismo.

–Tú no harás nada. Te quedarás fuera de esto como has hecho los últimos diez años –Maryse sigue en posición de ataque y retrocede lentamente hasta cruzar el portal.

–Dijiste que querías estar solo –me recuerda Catarina antes de cruzar.

Eso fue cierto, pero ahora quiero estar con mi hijo.

~Nueva York (Instituto)~

Catarina }{

–Vamos, Magnus, queremos hablar con ustedes –suplico, pero Magnus y Alec se niegan a abrir la puerta.

Después de llegar se encerraron en una habitación vacía, no quisimos correr riesgos y hechicé el cuarto para que no se pudiera abrir ningún portal dentro.

–Alec, déjenos entrar –pide Jace obteniendo la misma respuesta que yo.

–Mataré a Robert –declara Maryse–. Quién sabe qué ideas les metió en la cabeza.

–No creo que haya sido así, quizá ellos...

–Por favor, Catarina –me interrumpe Isabelle–. ¿Cuántas posibilidades hay de que mi padre desaprovechara la oportunidad de limpiar su nombre?

Con lo poco que conocí a Robert no puedo decir mucho. Pero... hay algo, algo que me dice que él no haría eso.

Malec ¿otra vez? Where stories live. Discover now