CAPITULO 2: Ojos vacíos ✓

Börja om från början
                                    

El rubio soltó una risilla, jactancioso.

—   ¿Le tienes toda es la fe, o solo quieres molestarme? Es decir, tu en verdad no crees que un pequeño escuálido y sin experiencia para la seducción, me quitará mi puesto ¿O si? - Choi de encogió de hombros, silencioso - Alguien tan diferente a mí, jamás te dará el dinero que yo te doy. Debes estar de broma.

—  Oh, no Yoongi, no subestimes así a Chimchim. Él es especial.

"Chimchim"

El diminutivo entre los labios finos y mordaces del alto, le retorció de manera desagradable el estómago. Sintiendo lástima por el mencionado, nostalgia y cólera retorciéndose en su garganta, cegando su juicio.

Hasta su apodo era bonito, tierno, inocente... Un niño en esta mugre.

—   Sí, seguramente debe serlo - tensó su mandíbula, mientras todos los pensamientos de un pequeño asustado y drogado, a tal punto de no poder defenderse de nada, lo asaltaban - Para tanta confianza de tu parte, debería esperar demasiado ¿No es así? Siempre terminas horrorizándome.

—  Se revuelva mi curiosidad, de tan solo pensar la clase de ideas que estás dándote, con respecto a el.

—  Ninguna - contestó de inmediato, como si las palabras quemasen su lengua - Yo no me doy ideas, no empatizo, no siento lastina ni me intereso, por nadie que no sea yo. Sabes lo que me ahorro de esta forma.

Fue el turno del mandamás, para poner una expresión diferente a la entretenida, pero Yoongi no la supo interpretar. No tuvo el tiempo, antes de que regresara su ser omnipotente.

—   No seas celoso, siempre serás mi revoltoso numero uno - enseñó sus perfectos dientes.

La sonrisa de un asesino.

—   Vete al diablo, "Hyung" - respondió en su idioma natal, que muy poco gastaba.

—  Espero encontrarte rápido en ese sitio, cuando suceda. De lo contrario no sería divertido.

Sin esperar ser despedido, el rubio se levantó de su lugar y emprendió marcha hacia la salida con su típico andar lento y parsimonioso, como si todo le valiese un plátano; deambuló a sus anchas como si transitara las peatonales de Beverly hills, luciendo con despreocupación todo su estilo, su hermoso y pálido rostro tranquilo, como toda su aura.

Por dentro, muy diferente, ese sitio donde nadie más podía notar un cambio, además de su persona especial, Yoongi se encontraba hecho una bola de sentimientos mezclados y contradictorios.

Impotencia, ira, rabia, repulsión, indignación, enojo, humillación, ganas de llorar, pero sobre todo, odio.

Odio por ese maldito demente y todo lo que le representaba.

Odiaba su sonrisa; odiaba sus ojos; odiaba cuando caminaba y hasta cuándo se sentaba erguido y solemne; odiaba que se sintiera con el poder de hacer lo que quisiera; odiaba que un cerdo así tuviese tanto dinero; odiaba la manera tan denigrante que tenía de tratar con él y el resto de recluidos; odiaba como se dirigía especialmente a él; odiaba todo, pero por muchísimo mas que aquello, odiaba el maldito interés que Seunghyun tenía por él, y odiaba sacar una mínima ventaja de eso, porque no conocía otra manera de conseguir lo que necesitaba.

Yoongi no era ciego, podía notar la manera en la Choi se dirigía hacia él. Como le dedicaba una maldita sonrisa desde que entraba en su campo de visión, hasta que se apartaba del moreno, notaba también esa manía por defenderlo de todos, de apartar al mundo del rubio para que nadie ni nada le hicieran daño, podía ver cómo Choi lo tocaba y siempre mantenía su piel en contacto con la del rubio por más tiempo del necesario, podía sentir cuando Choi pasaba por su habitación (la noche que se le antojaba hacerlo) sólo para mirarlo unos cuantos segundos y luego marcharse; podía notar que cada vez que alguien le prestaba una atención indebida, el loco hijo de puta apartaba a esas personas. No sólo por él y sus intentos era que todos le rechazaban, Seunghyun lo recluía del peligro, también, aunque Min lo entendía de cierta forma.

TRATA de no enamorarte [YoonMin]Där berättelser lever. Upptäck nu