Capítulo 11: Cambios

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 Habían pasado casi dos meses desde que Jack llegó a Arendelle. Elsa había mejorado mucho, no solo usando sus poderes, si no que en las últimas semanas Jack pudo notar como la reina estaba mucho más segura de sí misma, más sonriente y más sociable. Habían pasado largas noches en vela conversando: sobre ella, sobre él, sobre Anna, sobre los padres de Elsa, sobre el mundo de Jack y los demás guardianes...

- Mi madre solía contarme que la noche en que nací, calló sobre Arendelle la mayor nevada jamás recordada hasta entonces - le había contado Elsa en una ocasión -. Pero esa noche también fue de las más hermosas, porque la luna llena parecía más grande que nunca e iluminaba todo el panorama. Mi hermana, por el contrario, nació en plena primavera, un día bastante caluroso según ella.

- Los humanos tienen la estúpida manía de decir que nací de un copo de nieve - explicaba Jack.

- ¿De un copo de nieve?

- No es cierto, claro.

- ¿Entonces cómo naciste, como una persona normal pero con poderes? ¿Cómo yo?

Jack quería contarle la verdad, de cómo murió salvando a su hermana pequeña y la Luna lo llamó más tarde para, años después, aceptar su destino como guardián. Pero tenía miedo. Le daba miedo pensar que lo rechazaría si llegara a saber que estaba muerto... Pero ¿si estaba muerto por qué se sentía tan vivo? ¿Por qué tenía emociones y sentimientos? Es algo que siempre se preguntaba ¿Estaría realmente muerto?

- La Luna me llamó... - dijo entonces tras varios segundos de silencio - antes de eso, solo había oscuridad.

Jack, en numerosas ocasiones había intentado hablar con la Luna, ya que no volvió a hablarle desde que fue elegido guardián. A veces solo buscaba no sentirse solo, pero muchas veces le rogaba que no lo abandonaran de nuevo. Muchas veces sentía miedo de que sus compañeros se alegasen de él. <<Necesito a alguien - le decía Jack - alguien que pueda estar a mi lado siempre. Alguien que sea como yo>>.

Muchas veces miraba la Luna desde Arendelle y se preguntaba si esa Luna era la misma que él conocía o solo eran muy similares. Ésta tampoco le había contestado desde que llegó, pero cuando la veía tenía la misma sensación que cuando veía la de su mundo. Se preguntaba si, de ser la misma Luna que él conocía, ¿le había guiado hasta Elsa? ¿Era cosa del destino o mera coincidencia el que se encontraran? Pero no quería más preguntas innecesarias, quería disfrutar cada momento <<Mientras dure>>.

El castillo también cambió en esos días. Entre ambos habían mejorado la estructura y decoración del edificio, añadiendo nuevos detalles tales como espejos, macetas con hermosas y fantásticas plantas talladas en hielo, mesas y un precioso tono en la sala central, cuyo respaldo se extendía hacia el techo como una enorme garra que parecía sujetar a Elsa con increíble delicadeza cada vez que se sentaba en él. Para sentarse había que subir cinco escalones y su base, robusta pero elegante, parecía querer alzarse tan alto como el respaldo.

Añadieron también nuevas habitaciones: una para invitados, la cual Elsa esperaba que fuera ocupada por Anna algún día, y otra para Jack, aunque él realmente no necesitaba descansar y no la usaba mucho.

El patio también cambió: Justo antes de las escaleras que llevaban al palacio, Elsa y Jack crearon un camino en forma de cruz simétrica. El camino principal que llevaba al edificio estaba bordeado de formaciones de nieve y hielo que simulaban arbustos, decorados a su vez con pequeñas y delicadas flores cristalinas que se bañaban con los colores de la aurora. Justo en el cruce de caminos habían puesto la estatua de Elsa que Jack había hecho tiempo atrás. Su base la bordeaba una hermosa fuente con dos pisos no muy altos; el agua, finamente congelada, parecía caer de ella y brillaba con pequeñas gotas que reflejaban la luz. Acompañando la nieve que formaba los arbustos por el camino principal, se erguían unas altísimas columnas heladas, coronadas con hermosos capiteles de delicadas volutas.

Hielo y Escarcha ❆Jelsa❆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora