Secuestrada #1

Final alternativo

     —Tom, Tom, Tom —moví la cabeza de un lado a otro chasqueando la lengua—. Jamás pensé que gozaras violar también a chicos. Vaya sorpresas que da la vida. —De repente puso su mano en mi cuello y me separó del piso. Traté de soltarme o pasar el peso de mi cuello hacia su mano, pero no pude. Estrelló mi espalda contra la pared y ahí me mantuvo. Empecé a patalear. Sabía que estaba dispuesto a matarme, me había burlado de él y no era algo que estuviese dispuesto a soportar. Los pulmones me ardían, no entraba nada de aire. La sangre se estaba yendo a mi cabeza. Poco a poco mi vista se iba volviendo negra. Recordé a mis padres, las veces que Christian me permitió salir de su casa, mi beso con Jake.

     — ¡Suéltala! —Escuché que gritó Jake justo antes de quedar inconsciente.

     Cuando desperté me di cuenta de que aún estaba en el suelo, me incorporé un poco, quedé petrificada al ver la escena que había enfrente de mí. Thomas arriba de Jake, sosteniendo un cuchillo, Jake lleno de sangre sobre un charco de líquido negro.

     —No... —Logré susurrar. Volteó a verme en cuanto pronuncié aquella palabra.

     —Ahora vas tú querida. —Se puso de pie y empezó a caminar hacia mí, yo arrastré mi trasero tratando de alejarme de él hasta que mi espalda chocó con la pared. Me sujetó por el cuello, lo jaló hacia arriba haciendo que me parara y después me alzó tanto que mis pies dejaron de tocar el suelo. Mi garganta empezó a dolerme al instante, no pasaba el más mínimo aire a mis pulmones, trataba de alejar su mano de mí, pero no podía, hizo hacia atrás el cuchillo agarrando fuerzas para enterrármelo, cerré los ojos esperando el impacto.

     — ¡Thomas! —Escuché una voz bastante conocida, pero... era imposible. En cuanto el pelinegro escuchó su nombre me soltó haciéndome caer al suelo. Tosí intentando respirar al mismo tiempo causándome una tos incluso más intensa, me dolía la cabeza. Volteé a ver a los dos hombres que estaban frente a mí.

     — ¿Qué? —Tanto Thomas como yo estábamos muy confundidos—. Es imposible. Tú...estás muerto. —Se escuchó su risa.

     — ¿Enserio creíste que estaba muerto? A tus matones les importa más el dinero que asesinar, y para tu desgracia tengo tanto efectivo como tú. —Thomas apretó el cuchillo, con tanta fuerza que sus dedos se pusieron blancos, mientras Christian metía su mano en la chaqueta café que llevaba puesta. Quería huir, pero (además de que mi cuerpo no respondía) no podía, ya que la puerta estaba bloqueada por el castaño. Tom levantó el cuchillo y corrió hacia su hermano. Christian sacó una jeringa. Bloqueó su ataqué con un movimiento rápido antes de enterrarle la aguja en un brazo haciendo que Thomas quedara inconsciente al instante. Me puse de pie lentamente con ayuda de la pared. Christian tiró aquel objeto al suelo antes de sacar otra. Empezó a caminar hacia mí.

     —No... —No podía alejarme más de él—. Por favor —estiré una mano mostrándole la palma para mantener la distancia entre nosotros—. No me mates. —No tenía idea de qué hacia ese líquido o qué planeaba hacer conmigo. Sonrió con ternura antes de inyectarme aquello en el cuello tan rápido que no pude evitarlo. Me desmayé.

     Cuando desperté me di cuenta de que ya no estaba en el suelo, ahora me encontraba en la cama. Me incorporé sintiendo que la cabeza me daba vueltas, cuando el mareo se pasó vi a Christian sobre su hermano, llorando. Me miró al darse cuenta de que estaba despierta pero yo no pude apartar los ojos de Thomas. Muchísima sangre chorreaba por un agujero que tenía en el cuello, me dieron ganas de vomitar. Christian se paró y empezó a caminar hacia mí, volteé a ver hacia la ventana, abajo de ésta estaba el cuerpo de Jake sentado con la cabeza caída hacia su pecho el cual se elevaba con dificultad cada par de segundos.

     — ¡No! —Corrí hacia él chocando con el brazo de Christian. Me senté a su lado y sostuve sus mejillas para que volteara a verme, tenía los ojos cerrados—. Jake... —Me manché los brazos de sangre, su sangre. Apenas abrió los ojos.