Huir

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     Moví mi mano con violencia para que Christian me soltara y corrí hacia el cuarto de Melissa. Cuando la abrí vi a Thomas besándola en el cuello.

     — ¡Aléjate de ella, maldito imbécil! —Le grité empujándolo hacia un lado. Melissa cayó a la cama, comencé a golpear al pelinegro con los puños mientrasél intentaba cubrirse con los brazos. Me tomó de las muñecas y las colocó en mi espalda, mis pies estaban de puntillas, nuestras caras a escasos centímetros de distancia.

     —No te pongas celosa, mi amor. Después te lo hago a ti también. —Me sonrió de manera malévola antes de darme un beso intentando introducir su lengua a mi boca. Lo pateé en la entrepierna, haciendo que se doblara de dolor y me soltara. Fui hacia donde estaba Melissa conla intención de sacarla de la habitación, pero ya estaba dormida en la cama. Maldije para mis adentros. Thomas me jaló por el cabello alejándome de ella y golpeó mi espalda contra una pared. Empezó a ahorcarme. Traté de quitar su mano de mi cuello sin éxito, quise respirar pero no pasaba ni un poco de aire a mis pulmones, sentí cómo la sangre se iba rápidamente a mi cabeza y ésta empezaba a doler.

     — ¡Tom!, ¡déjala! —Gritó Christian acercándose a nosotros. Me soltó, respiré tanto aire como pude, me ardían los pulmones y tosía sin poder evitarlo. Christian me ayudó a ponerme de pie delicadamente. Tomó mi cintura antes de dirigirnos a la puerta. Volteé a verlo.

     —No dejes que se quede con Melissa. —Le supliqué. Asintió antes de girar su cabeza sobre un hombro para mirar a Thomas. 

     — ¡Tom!, ¡es hora de irnos!

     En ese momento salí disparada hacia las escaleras, soltándome del agarre del castaño; las bajé y empecé a correr hacia la salida. Pasaba entre las personas empujándolas, todos estaban tan entretenidos bailando que no se daban cuenta de que yo huía por mi vida. Salí de la casa sin disminuir la velocidad, doblé en la esquina, vi a una mujer en unpequeño auto estacionado al otro lado de la calle. Me acerqué a su ventanilla la cual estaba abierta.

     — ¡Por favor, tiene que ayudarme! —Le grité con lágrimas en los ojos dándole unos pequeños golpes a la puerta.

      — ¿Qué? —Volteó a verme con una mezcla de confusión y preocupación dejando su celular en el asiento del copiloto.

     — ¡Unos hombres me secuestraron! ¡Por favor, ayúdeme! —La mujer asintió.

     —Sube, te llevaré a la estación de policía. —Le sonreí agradecida, rodeé el coche y me subí al asiento del acompañante agarrando su celular para no sentarme sobre él. La mujer prendió su auto.

     — ¿Puedo llamar a emergencias? —Preguntéviendo el aparato—. Tienen que atrapar a esos bastardos antes de que... —De repente su cabeza cayó en mi hombro, volteé a verla extrañada, había un cuchillo enterrado en su sien.

     — ¡Oh por Dios! —Exclamé paralizada. Al voltear a ver la ventanilla del lado de la mujer me encontré con Thomas quien me miraba furioso. Abrí mi puerta pero cuando bajé percibí a Christian corriendo hacia mí. Me alejé hacia el lado contrario, tropecé con algo pero me puse de pie tan rápido como pude. Había una pareja caminando tranquilamente sin darse cuenta de lo que estaba pasando a unos metros de ellos, estaba a punto de gritar cuando sentí que me empujaban y caí al suelo.

     Un dolor recorrió por mis brazos y rodillas, pues estos habían recibido el golpe de la caída. Quise ponerme de pie pero me rodearon la cintura, empecé a gatear mientas,con una mano, intentaba hacer que aquella persona me soltara. Levanté mi cabeza en dirección a la pareja para gritarle, quien me sostenía me tapó la boca y me arrastró hasta detrás de unos arbustos, una vez ahí se sentó y me abrazó por la espalda rodeando mis brazos y cintura para limitar al máximo mis movimientos. Estaba peleando con todas mis fuerzas, hasta que sentí algo filoso en mi cuello.

     — ¡Ya basta! —Me ordenó Thomas al oído. Dejé de pelear logrando así que él se relajara un poco, al instante traté de zafarme de nuevo pero volvió a apretarme la boca con fuerza y a poner el cuchillo en mi cuello. Entonces apareció Christian y dejé de retorcerme. Tomó mi brazo, en ese momento Thomas me soltó, el hermano menor me puso de pie sin cuidado, Chris me rodeó la cintura sujetando un cuchillo cerca de mí.

     Caminamos hacia su camioneta, Thomas abrió la puerta, empecé a retorcerme para no entrar. Christian me cargó para introducirme en el vehículo,  pataleé sin importarme si me soltaba y caía al suelo.

     — ¡AYUDA! ¡AUXILIO! —Empecé a gritar, pero Thomas me dio un golpe en la frente con el mango del cuchillo tan fuerte que mi vista se nubló. 

     Christian se sentó a lado de mí rodeando mi cintura y subiendo mis piernas a sus muslos. Durante el transcurso acarició mis piernas con delicadeza causándome escalofríos. Cuando llegamos a la casa bajamos del auto, el castaño puso su mano en mi nuca. Entramos en completo silencio, subimos a su cuarto y me encadenó el pie. Me miró pero yo bajé la vista, no soportaba tenerlo cerca. Puso su mano debajo de mi oreja y me besó pero yo no le respondí sólo me alejé. Suspiró acercándose aún más. Me rodeó situándose atrás de mí. Empezó a bajar el cierre de mi vestido. Lo sujeté en mis pechos para que no pudiera quitármelo. 

     —No te conviene resistirte. —Dijo con voz grabe tomando mis muñecas y colocándolas a mis costados, después tomó el vestido que se había quedado en mis pechos y lo bajó rozando mis pezones con sus manos causándome un escalofrío que me puso la piel de gallina. Sentía su respiración en mi hombro. Cuando el vestido cayó al suelo empezó a tocar mis pechos. Traté de alejarme, pero aplicó fuerza impidiéndomelo. Me besó la espalda mientras llevaba sus manos hasta mi ropa interior, metió sus dedos en ésta y empezó a deslizarla hacia abajo. Yo la sujeté para evitar que lo hiciera. Volvió a agarrar mis muñecas pero esta vez fue con fuerza, las aventó perdiendo la paciencia. La bajó completamente, me tapé el trasero con las manos para alejar su rostro de éste. Me giró 180 grados, lo miré a los ojos.

     —Chris —tragué el nudo que se había hecho en mi garganta—, por favor... —Me interrumpió besándome. Rodeó mi cintura acercándome más a él. Lo empujé, me soltó pero sólo para quitarse la ropa. Me alejé de él tapándome los pechos.

     —Ven acá. —Ordenó señalando el lugar frente a él en el que yo había estado segundos antes con el dedo índice. Negué con la cabeza sin moverme un centímetro.

     Me había dejado salir y en la primera oportunidad traté de huir, probablemente no confiaba más en mí, tenía que regresar su confianza.

     —Lo lamento. —Dije sintiendo que mis ojos se ponían vidriosos.

     —Que vengas acá. —repitió sin separar los dientes.

     Con mi mandíbula temblando me acerqué a él lentamente descubriendo mis pechos. Me rodeó por la cintura, toqué su pecho con mis dos manos. Me besó y, con todo el asco del mundo, le respondí. Enredé mis dedos en su cabello para que se acercara más. Me cargó para colocarme delicadamente en la cama. Empezó a besarme el cuello, yo seguía forzándome a empujar su cabeza hacia mí. Bajó a mis pechos y los lamió hasta que mis pezones estuvieron erguidos. Quería vomitar. Después bajó a mi entrepierna jugando un rato con su lengua y sus dedos intentando que la zona se lubricara. Cuando creyó que ya era suficiente bajó de la cama, caminó en dirección al tocador, abrió uno de los cajones y sacó un condón. Sin moverme miré hacia el techo, sintiendo como mis lágrimas resbalaban por mi sien y se perdían en mi rubio cabello. Cuando regresó a la cama se colocó entre mis piernas antes de ponerse el preservativo. Una vez puesto me penetró, arqué la espalda y cerré los ojos con fuerza. Tenía que hacerlo, era la única manera en que creería que lo quiero.

     Gemí.

     Él se detuvo de repente. Abrí los ojos al ver que no se movía.

     — ¿Qué? —Pregunté asustada de haber hecho algo que no le agradara, pero al contrario, él sonreía de oreja a oreja.

     —Esperé tanto para que hicieras ese ruido. —Se acercó a mí y me besó, se lo devolví sintiendo como empezaba a moverse dentro de mí.

Secuestrada #1Where stories live. Discover now