Halloween

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     Me desperté con la luz del sol iluminando toda la habitación. Mi mano estaba sobre el pecho de Christian y él me abrazaba por la espalda. Al sentir su piel tocando la mía supe que estábamos desnudos bajo las sábanas.

     —Buenos días, preciosa. —Dijo dándome un beso en la frente.

     —Buenos días. —Respondí sonriendo. Me acercó un poco más a él, puse mi pierna sobre su estómago evitando rozar su miembro. Él colocó la mano que tenía libre sobre ésta.

     — ¿Por qué? —Preguntó después de varios minutos en completo silencio.

     — ¿"Por qué" qué? —Lo miré sin entender.

     — ¿Por qué trataste de escapar ayer y después hicimos el amor? Eso no tiene sentido.

¡Oh! Pues... Verás... Yo no quiero estar aquí, los dos me dan asco, pero la única manera en la que alguna vez me dejarás salir de esta endemoniada casa otra vez es si crees que te amo, así que henos aquí.

     —Es que... —Intenté pensar en una respuesta que sonara convincente para él—. Estaba confundida sobre lo que siento. —Bajé la mirada hacia su pecho.

     — ¿Y que sientes? —Preguntó con curiosidad.

     —Esto. —Me acerqué y le di un beso en los labios, sonrió, me bajé de la cama para alejarme, caminé desnuda hacia el closet; sabía que él me estaba viendo, pero fingí que no me incomodaba en absoluto.

     Me puse una tanga (que era lo único que había), un brasier, unos shorts de jeans que apenas alcanzaba a cubrirme el trasero y una blusa morada que me llegaba al ombligo; parecía que a Christian le encantaba que me vistiera con lo mínimo posible de ropa sin importarle que su hermano también estuviera en la casa.

     —Creo que Thomas ya hizo el desayuno —dijo Christian cuando estuve vestida, volteé a verlo—. Si quieres baja en lo que yo me visto... Al menos que quieras verme vestirme. —alzó las cejas con picardía. Puse los ojos en blanco fingiendo reírme. Fui al comedor (que estaba en el mismo cuarto que la cocina) encontrándome con el pelinegro.

     — ¡Hey! —Asusté a Thomas causándole un pequeño brinco de sorpresa— ¿Qué haces? —Él estaba frente a la estufa.

     —Preparo quesadillas, ¿quieres? —Me preguntó sin mirarme, lo cual fue extraño; no estaba acostumbrara que no me viera de arriba a abajo y de forma morbosa.

     — ¿Me harías una con jamón? —Le sonreí coquetamente.

     — ¡Ay, nena! —Volteó a verme respondiendo a la sonrisa—, no sabes cuantas cosas te haría... —Guiñó un ojo—. Está bien —regresó la mirada a la estufa—, pásame el jamón, está en el refrigerador.

     Fui a la nevera y me agaché buscándolo. Thomas me tomó por la cintura y me jaló hasta que mi trasero chocó con su entrepierna. Me incorporé, cerré la puerta del refri y me giré para verlo, todo en un par de segundos.

     Aún no me soltaba la cintura, así que se acercó a mí, me hice hacia atrás hasta que choqué con el refrigerador. Cuando estaba a punto de besarme puse la bolsa con jamón entre nosotros. Se rio un poco por mi inútil intento de mantener nuestros labios separados, tomó el jamón antes de seguir acercándose a mí, yo me giré hacia un lado despegando mi espalda de la nevera, sin dejar de verlo, y caminé hacia atrás hasta chocar con la barra. Thomas colocó el jamón atrás de mí, aunque sabía que sólo lo hizo para pegarse a mi cuerpo, ya que yo no podía alejarme más de él. Se acercó a mi rostro, yo lo hice hacia un lado. Inhaló mi aroma y gimió.

Secuestrada #1Where stories live. Discover now