El otro

105K 4.8K 1K
                                    

Justo cuando terminé de beber el jugo Christian entró sonriendo. Me alejé de la bandeja mientras él se dirigía a ella, se llevó la comida y volvió de dejarme sola.

Después de lo que calculé serían 5 horas, Christian volvió a entrar con la bandeja de plástico, pero esta vez en el plato había dos quesadillas y una limonada. Se sentó en la cama en lo que yo me paraba de ella, tomé el plato de porcelana y lo rompí en su sien, cayó de lado. Empecé a darle puñetazos en la cara pero me tomó de las muñecas y me tiró a la cama, puso su mano alrededor de mi cuello (yo traté de quitarla con mis manos pero era demasiado fuerte para mí) mientras levantaba la otra con un puño. Cerré los ojos con fuerza y volteé la cabeza hacia un lado esperando el golpe.

     — ¿Sabes qué? No estoy dispuesto a desfigurar esa cara tan hermosa. —Dijo antes de darme un beso en la mejilla, se quitó de encima y salió de la habitación sin cerrar la puerta.

Empecé a escuchar los gritos de una chica, parecía que se estaba desgarrando la garganta, no podía dejar de imaginarme las cosas horribles que le estaría haciendo y me imaginé a mí en su lugar, porque seguramente ese sería mi futuro. Después de unos 3 minutos entró alguien que se quedó frente a la puerta con los brazos cruzados, era un chico que parecía tener unos 27 años, de piel tan blanca que no parecía humanamente posible, ojos azules y cabello negro, lo reconocí, pero no sabía de dónde, hasta que recordé que era el chico que había estado conduciendo la camioneta cuando me secuestraron. Otros gritos volvieron a escucharse y, por la enorme sonrisa del hombre, supe a quien le pertenecían.

     — ¡SOFÍA! —Grité hacia la nada, sabía que la chica que gritaba era mi mejor amiga, además lo confirmé porque cuando mencioné su nombre el chico de ojos azules soltó una carcajada. Sin saber por qué corrí hacia la puerta, pero caí a los pies del chico, me jaló del brazo para levantarme.

     —Tranquila, linda, Chris se está desquitando de lo que le hiciste, ahora tenemos un rato para divertirnos. —Dijo mientras caminaba hacia mí y yo me alejaba de él, choqué con la cama, me empujó haciendo que cayera acotada boca arriba. Puso sus piernas a cada lado de mi cintura y se empezó a quitar la camisa.

     —No —traté de quitármelo de encima—, por favor.

Él sonrió, era la sonrisa más perturbadora que hubiera visto, empezó a subirme el vestido y yo a pegarle en los brazos. Al darse cuenta que no me podría quitar el camisón, lo rompió, me tapé los pechos con las manos, pero tomó mis muñecas y las puso a lado de mi cabeza.

     —Por favor no. —Supliqué. Se acercó a mi cara y yo la hice hacia un lado, inhaló hondo.

     —Hueles muy bien, un poco a sudor, pero nada que no pueda ignorar. —Me dijo a la oreja. Traté de mover las muñecas pero él me las apretó aún más con fuerza contra la cama.

     —No, por favor, no hagas esto, por favor. —Empecé a llorar.

Me besó las mejillas, después bajó al cuello, donde me soltó las muñecas sin darse cuenta, bajó a mi pecho, entonces lo jalé del cabello y le di un puñetazo en la mejilla. Se hizo a un lado, yo hice mi cuerpo hacia ese mismo lado para obligarlo a bajarse de encima, cuando ya no lo tuve sobre mí me bajé de la cama y corrí hacia la puerta, pero no recordé lo de la cadena y caí golpeándome las rodillas cuando éstas recibieron el impacto contra el suelo.

     — ¡Maldita! —Gritó el hombre. Sentí como me jalaba del cabello y me obligaba a pararme, dolía muchísimo, así que lo único que podía hacer para que no me jalara tanto era dejar guiar mi cabeza con su mano. Me puso a la orilla de la cama, de tal manera que mi espalda quedaba hacia el techo y mi pecho pegado a las sábanas, mientras que tocaba el piso con mis pies. También rompió mi ropa interior, que en realidad era una tanga que Christian me había puesto la noche que me secuestró.

     — ¡No! —Traté de incorporarme, pero el chico me sujetó ambas muñecas y las cruzó recargándolas en mi espada, como yo no tenía suficiente fuerza sólo necesitó de una mano para evitar que me siguiera moviendo. Sabía que él ya se había quitado el bóxer, lo sentía.— ¡POR FAVOR NO!

     — ¡Thomas! —Se escuchó la voz de Christian— ¡Aléjate de ella en este instante!

Justo cuando terminó de dar esa orden el tipo me soltó y se alejó de mí. Caí al suelo temblando, me tapé el cuerpo desnudo con las manos.

     — Te dije que yo quería ser su primera vez—Christian se mostraba bastante enojado.

Volteé a verlo con los ojos bien abiertos, estaba asqueada y horrorizada, ¿CÓMO MIERDA SABÍAN QUE SERÍA MI PRIMERA VEZ?

Era más probable que yo no fuera virgen, como todas mis amigas, como Sofía. No era algo que viera como negativo pero, gracias a mi madre, había crecido con el pensamiento de no perder mi virginidad con ninguno de mis novios. Me asustaba que ellos supieran que no había tenido mi primera vez, y más que dijeran que perdería mi virginidad con alguno de ellos, o darme cuenta de que solo por acostarnos fuese la única razón para estar conmigo. Quería que fuera especial y con alguien a quien amara y no con cualquier hombre borracho que me encontrara en una fiesta, como los que Sofía se solía llevar a la cama arriesgándose a quedar embarazada o a contraer alguna enfermedad.

El tal Thomas se vistió y salió del cuarto. Christian se acercó a mí, yo me abracé con más fuerza, me pegué lo más que pude a la cama y vi hacia otro lado.

     — No, no, no, tranquila, ya estás bien —aseguró tocando mis brazos y causándome un escalofrío— ¿Quieres darte un baño? No te has bañado desde el día de la fiesta.

     — No, no, no, tranquila, ya estás bien —aseguró tocando mis brazos y causándome un escalofrío— ¿Quieres darte un baño? No te has bañado desde el día de la fiesta

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, me dio miedo que supieran tanto de mí. Sin mirarlo asentí, él se fue y regresó unos minutos más tarde con una toalla con la que me rodeó, abrió la cadena que evitaba que mi tobillo fuera libre y me ayudó a pararme. Mientras caminamos hacia la única forma de salir del cuarto de metal, él me tenía abrazada, pero cuando llegamos a la puerta se detuvo haciendo que yo también parara.

     —Si intentas algo estúpido te arrepentirás. —Me amenazó volteando a verme, yo no lo miré de vuelta, estaba viendo mis pies, pues justo eso estaba pensando en hacer, pero cuando dijo que me arrepentiría supe que se refería a dañar a Sofía, no a mí, o tal vez a ambas. Ahora tenía una razón para obligarme a quedarme ahí.

Secuestrada #1Where stories live. Discover now