Mi beso con Jake

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     Estaba sentada en el sillón, a lado de la cama, mordiéndome las uñas. Abrazaba mis piernas tratando de no llorar. Thomas me sacó por la fuerza de la habitación, yo no quería alejarme del rubio. Me llevó a la mesa y me sirvió comida.

     — ¿Qué le pasó a Christian? —Le pregunté sin tocar mi cuchara.

     —Ya te lo dije, murió. —Dijo mientras masticaba.

     —Pero, ¿cómo?, ¿cuándo? —Insistí. Él suspiró recargándose en su silla volteando a verme con los brazos cruzados.

     —Pareces muy preocupada por mi hermanito, ¿acaso desarrollaste el síndrome de Estocolmo? —Se burló. No le contesté, ambos sabíamos que lo que acababa de decir no era cierto, sino que prefería mil veces estar con el castaño antes que con él—. Unos asaltantes. —Respondió por fin.

     — ¿Y por qué lo mataron? —Christian tenía suficiente dinero como para que le molestara que le robaran la cartera una vez, por lo mismo no hubiese peleado contra ellos. Me pregunté entonces si llevaba algo (una fotografía mía o la dirección de la casa de mis padres) que lo delatara y prefirió luchar antes que ser descubierto.

     —Estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. —Se encogió de hombros.

     —No es cierto, mientes. —Se veía muy relajado para estar hablando de su hermano recientemente muerto.

     — ¿Qué? —Frunció el ceño.

     —Ellos no lo mataron porque sí. Y tú no puedes estar tan tranquilo —lo miré de arriba a abajo—. ¿Qué? ¿A caso tú lo mandaste a matar? —Sonrió respondiendo así mi pregunta. Me puse de pie tan rápido que la silla se arrastró unos centímetros por el suelo—. ¿Por qué? —No podía creer que hubiese pagado para que alguien asesinara a su propio hermano. Puso los ojos en blanco antes de responder.

     —Apenas me dejaba mirarte, mucho menos tocarte. En serio estaba locamente enamorado de ti, aunque eso tú ya lo sabías —me miró de tal manera que supe que él también era consciente de que lo que Christian tenía era una obsesión—. Las otras chicas sólo nos servían para divertirnos. También lo hice porque estaba pensando seriamente en dejarte ir para ver si volverías por tu propia voluntad —soltó una carcajada—, confiaba en que, aunque no regresaras a sus brazos, estaríamos a salvo porque no nos delatarías. Yo sabía que estaba equivocado —su semblante se volvió serio—. Tú lo cegabas, lo volvías un idiota. —No respondí nada a eso, me quedé sorprendida por cada palabra que había dicho. Regreséa la habitación en la que Jake se encontraba inconsciente y me senté en elsillón observándolo, si no fuese por la herida en su frente podría apostar quedormía tranquilamente.

***

     — ¿Cómo te llamas? —Se me llenaron los ojos de lágrimas en cuanto escuché su voz. Volteé a verlo sonriendo. 

     — ¿Qué? —No le veía mucho sentido a su pregunta.

     —Jamás me dijiste tu nombre. —Me senté en la cama tomando su mano.

     — ¿Cómo te sientes? —Mis ojos se desviaron hacia aquella horrible herida en la frente.

     —Bien y mal.

     — ¿Por qué?, ¿te duele algo? 

¡Claro que le duele algo, estúpida! Thomas casi le saca el cerebro a golpes y tú le preguntas si le duele algo. Me regañé internamente.

     —No te preocupes —intentó tranquilizarme—. Digo que estoy bien porque estás conmigo, —le dio un ligero apretón a mi mano— y mal porque estás conmigo. —Entendí lo que quiso decir. Él se encontraba en esas condiciones porque quiso que yo escapara, y no lo hice.

Secuestrada #1Where stories live. Discover now