Capítulo 33

9.9K 661 74
                                    

15 de octubre 2017

―No puedo creer que estés considerando la posibilidad de permitir que el animal de tu ex conozca a nuestro caramelito.

Karen se encontraba libre esta mañana y había decidido sin consultármelo siquiera, pasar un poco de tiempo conmigo y no era que me molestara; al contrario, solo que se había pasado la mañana entera recordándome lo estúpida que seria, si permitía que Esteban se acercara a mi hija.

―Es una cucaracha rastrera y sucia. Él no merece ni un mínimo de compasión de tu parte; en cambio, Derek sí.

Rodé los ojos y seguí peinando el pelo de Camila.

―No lo invoques, por favor. No tengo ánimos de hablar sobre Derek, él es un pendejo mentiroso disfrazado de manso corderito. Al menos Esteban no finge ser lo que no es y me he dado cuenta que ha cambiado mucho.

Mi amiga chasqueo la lengua.

―Las personas no cambian de un día para otro, Amby. No seas pendeja. En tan poco tiempo no puedes estar segura que ese tipo haya cambiado ―defendió con recelo―. Y sobre Derek, puede que sea un poco pendejo. O sea el pobrecito es británico y allá casi no pega el sol, pero ¿mentiroso? No me lo creo y menos cuando la plastiperra de su ex está involucrada. Deberías hablar con él y aclarar todo de una buena vez.

Estábamos sentadas en mi cama, así que ella se echó hacia tras hasta apoyar su espalda contra la pared y abrazó sus rodillas; me miró entrecerrando los ojos.

―No me veas así. No me harás cambiar de idea ―le advertí―. Y sobre Esteban, no es algo que aun haya decidió. Me estoy tomando mi tiempo, pero todo apunta a que es posible que ese encuentro se lleve a cabo―Karen frunció el ceño―. Y zanjando el tema de Derek, de una te digo que no te sientas mal por él; seguramente está siendo muy bien consolado por su ex. Quien quita retoman su compromiso.

―Cabeza de burro ―Karen disparo sin remordimientos y yo solo me encogí de hombros―. Odio cuando eres tan terca, pero ya el tiempo me dará la razón.

Habían pasado dos semanas desde mi discusión con Derek y a pesar de sus intentos por ser escuchado, yo me negaba a oír sus explicaciones; más por orgullo, que por otra cosa.

Ya había terminado con de peinar a Camila, mi pequeña estaba concentrada jugando con el móvil de Karen.

―Ese hombre te ama con locura, Amby ―insiste una vez más no queriendo dejar morir el asunto―. Se nota a leguas que babea por ti. Derek es un tipo educado, buenote y millonario y no le molesta ser padrastro. Así que, como tu mejor amiga es mi obligación decirte que si lo dejas escapar, te vas a arrepentir el resto de tu vida.

Me recosté en el colchón recargándome en mi codo.

―Si te escucha la toxica de Lucia, te esmoña. Se supone que ella en mi best friend forever porque me conoció primero que tú.

―Que se joda. A mí me enseñaron en el liceo que el orden de los factores no altera el producto. ¡Ja! Y luego dicen que la matemática no ayuda en la cotidianidad.

Reímos y Mila también como si hubiera entendido el chiste; nos quedamos un rato en silencio mientras veíamos a Camila babear el móvil de Karen que parecía no importarle mucho.

― ¿Cómo van las cosas con Saúl? ―pregunté para cambiar el tema; Karen se encogió de hombros.

―Supongo que bien ―se enderezó para alcanzar su teléfono, Camila se acomodó detrás de mí para jugar con mi pelo.

― ¿Cómo así que supones? ―ella hizo una mueca, estaba distraída mirando su celular―. ¿Se pelearon?

―No, es sólo que, ya las cosas no están como antes... es decir, Saúl ha cambiado de unas semanas para acá, ya casi no nos vemos ―hizo una pausa―. Estoy casi segura de que me está siendo infiel.

Bailando Contigo © VERSIÓN MEJORADAWhere stories live. Discover now