Me acerqué a la puerta con cuidado y recogí el sobre con cautela. Debía de tener el valor para abrirlo de una vez y lo hice con lentitud pero lo terminé rompiéndolo en el proceso. Saqué lo que había dentro y la miré.

<<Ya van dos. ¿Segura que estas con las personas correctas? Ten cuidado.

-E>>

De nuevo escrito con sangre, me estaba empezando a marear pero analicé con cuidado sus palabras.

Dos personas muertas. El señor de la televisión y el señor Benson. ¿Estaba con las personas correctas? No lo sabía con certeza y con la única persona que me sentía segura era con Louis. Esto me confundía, tenía que pensar bien las cosas. Las personas con las que había estado. Louis como dije, era incapaz de hacer algo así, era ilógico.

De repente mi mente empezó a recordar el nombre de hace un rato.

Edmund.

No, él tampoco era una persona creíble de hacer eso, aunque no lo conocía muy bien no me creía que pudiera hacer semejante cosa.

Mejor me despejé y fui a prepararme una taza de café.

Mientras la preparaba, escuché un ruido en los movimientos de los arbustos de mi patio. Me acerqué lentamente a la puerta trasera y con pasos cautelosos recorrí con mis ojos todo el lugar.

El aire se sentía muy frio y me abracé a mí misma para darme un poco de calor.

Escuché un ruido más alto desde el patio y decidí adentrarme a él. Mi patio no era muy grande pero sí que estaba lleno de arbustos y tenía miedo de que alguien me jugara una mala broma y estuviera escondido ahí.

— ¿Q-Quien anda ahí? —me animé finalmente a preguntar.

"Sin miedo, Caroline. Eres fuerte y no te acobardes a averiguar quién está ahí." Pensé.

Me di cuenta de que no iba a recibir una respuesta y me dispuse a entrar de nuevo. Cerré la puerta trasera y tomé mi café mientras me sentaba en el sillón.

Cuando terminé mi bebida, la llevé a la cocina pero escuché que fuertemente tocaron la puerta e hizo que saltara de susto y se rompiera mi taza.

—Diablos —susurré viendo el desastre que tenía y viendo mi mano sangrar.

Iba a lavar mi mano cuando de nuevo escuché que tocaron la puerta. Estaba dudando si debía abrir o no abrir pero al final me decidí por la primera opción porque no quería que Louis se despertara, el merecía descansar por todo lo que había sentido en este día.

Caminé hacia la puerta principal y abrí con cuidado pero no había absolutamente nadie.

Más que asustarme, esta situación me hacía enojar porque estaba cansada y solo quería ir a dormir y olvidar todo lo que había pasado hoy.

Salí por un momento de la casa y di unos pasos adelante para poder ver con claridad si alguien había tocado la puerta pero me contestó el silencio. Lo único que iba a ganar por salir era un resfriado. Me adentré de nuevo a casa y cerré la puerta principal con seguro.

Cuando me fui a la cocina pude notar algo que me dejó helada.

La taza de café rota ya no estaba en el piso. Estaban en el maldito lavadero.

¡Ni siquiera me tomé el tiempo de recoger los trozos rotos del suelo!

De repente, vi como la puerta trasera estaba medio abierta y ahí fue cuando sentí el verdadero terror.

Alguien había entrado y todo por no cerrar la puerta trasera con seguro. Alguien me había dejado un claro mensaje de que no estaba segura ni en mi propio maldito hogar.

¡Soy una estúpida!

Me dirigí con pasos rápidos a la puerta trasera para cerrarla definitivamente con seguro y encontré una nota en el suelo.

Me curé primero la mano sangrante e hice que se detuviera el sangrado para luego recoger con mis manos temblorosas el papel y leer su contenido.

"Dulces sueño, dulce Caroline. Cuidado con las puertas abiertas porque cualquier persona podría hacerte daño. Mi propósito es cuidarte a ti que eres mi tesoro."

Asustada por la última frase, hice bolita el papel y lo tiré a la basura.

Las lágrimas querían caer de mis ojos pero no quería darle el gusto a esa persona de verme derrotada. Con rapidez me encaminé a la habitación que compartía con Louis y lo único que me dio paz, fue ver su rostro tranquilo.

Así quería sentirme yo. Tranquila y sin preocupaciones. Sin poder evitarlo me acosté junto a Louis abrazándolo mientras sentía como su mano acariciaba mi cabello con lentitud.

Lo único que quería era dormir y no despertar nunca. Al menos no despertar hasta que esta pesadilla acabara.

Ya no podía aguantar más, tarde o temprano sabía que me iba a derrumbar y la persona que me acechaba aprovecharía mi vulnerabilidad para tomarme como su presa.









*****
CAPÍTULO CORREGIDO: 7 DE ENERO DE 2021

CIRCUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora