capitulo 46

5.4K 296 10
                                    

Se conocieron.


-James, ¿Por qué ahora? –Le pregunté, esperando una respuesta de su parte. Apretó fuertemente sus labios formando una línea recta y soltó un suspiro.
-Solamente... Tenía que hacerlo.
-¿Por qué?
-Tenía que pedirte perdón aunque no quisiera.

Rodé los ojos y me levanté de cama rápidamente, él me seguía con la mirada y yo realmente esperaba una llegada y un comentario más agradable que ese.

-Siempre es lo mismo, te sientes obligado a hacerlo –Solté, con un tono agrio en mi voz.
-En realidad esto si lo quería hacer, Annie.
-¿De verdad? ¿Por qué hasta ahora? ¿Por qué no antes?
-No sabía cómo llegar a ti –Bajó la mirada y yo solamente aguantaba aquel nudo en la garganta-. ¿Llorabas porque me extrañabas?

Además de eso, James. Estoy bajo condición de palabra por una persona que tú aborreces desde que leíste aquella carta.

-No, he dejado de llorar por ti.
-Supongo que... Me tienes rencor ¿No es así?
-No soy así.
-¿Estás feliz porque estoy aquí? –Me quedé en silencio por unos segundos, pensando en la respuesta precisa-. Dime lo que en realidad sientes, no te engañes a ti misma. Si lo estás solo dilo.
-Sí, lo estoy –Sonrió, mientras que daba pequeños pasos hacia mí. Cada que lo hacía retrocedía deseando que una barrera estuviera entre nosotros-. Quédate ahí.
-¿Por qué?
-Eres peligroso para mí.
-No te haré nada malo.
-Deja de actuar, vete.
-No lo haré.
-Dije que te vayas, no te pregunté si querías irte.
-La última vez que me fui, te dejé ir... Y ese fue el mayor error, Annet –Me tomó por los hombros, mientras me perdía en sus ojos. Sabía que si no me movía, lo que he anhelado todo este tiempo desde que regrese pasaría. Mamá apareció por la puerta y ambos la miramos desconcertados. Nuevamente conectamos nuestras miradas y se separó de mí.

-Ya está lista la cena, ¿No quieres quedarte a cenar, James?
-No, muchas gracias. Tengo que volver al hotel.
-Annie puede acompañarte a dejar las cosas si quieres, para que regresen a cenar.

La piel se me ha hecho como de gallina, Eric me ha prohibido salir de casa. Suspiro ampliamente mientras que ambos me miran para darles una respuesta.


-Ah.... Yo...
-No, quédate aquí –Me dice, tomando su maleta.
-Annet –Dijo mi mamá, alzando un poco la voz.
-Está bien –Suelto, haciéndome una coleta rápidamente.
-Muy bien, viene del otro lado del mundo a verte y tienes que tratarlo como se debe.

James sonrió. Mariposas extendiendo sus alas dentro de mí aparecieron en menos de un segundo. Amaba ver esa amplia sonrisa discreta. Luego lanzaba miradas fulminantes a mamá por hablar sin siquiera saber cómo estuvieron las cosas realmente. Ella sonrió al igual y salió de la habitación.

-¿Sí me acompañarás?
-¿Tengo otra opción?
-No, porque en realidad si quiero que me acompañes.

Rodé los ojos. Me quedé quieta esperando a que él caminara por la puerta, pero a la vez deseando que fuera caballeroso y me dejara pasar a mí primero. Como era de esperarse, pasó el primero y reí en mi mente. Salimos de casa y los nervios me invadieron el cuerpo. Miraba a todas partes deseando que Eric no me estuviera vigilando de algún lugar. No dejaba de verme, lo podía ver mirándome con una sonrisa y luego bajaba la mirada.

-¿Qué?
-Nada es que, estás molesta. No querías venir ¿Verdad?
-No, quería seguir durmiendo.

No respondió y guardó una de sus manos en el bolsillo de su pantalón. Levantó su mirada y de nuevo, me miraba con curiosidad.

-Pensé que te pondrías más feliz porque estoy aquí.
-¿Debería?
-No, pero pensé que así sería.
-Pensaste mal.
-Que amargada eres, ya ni porque te he abrazado.
-¿Eso que tiene? Muchas personas me abrazan.
-Oh, lo siento. Perdón por ser una de esas personas.
-No hay problema.

Un silencio incomodo nos invadió en ese momento y solté un suspiro, uno de esos tantos que he tenido al verlo.

-Y... -Me miró, esperando a que terminara lo que diría-. ¿Dónde piensas hospedarte?
-Ahí –Apunto aquel hotel mientras que daba pequeños saltitos de alegría, no estaba tan lejos de casa y lo vería seguido-. No está lejos de donde vives, me tendrás en tu casa la mayoría del tiempo.

"Demonios, me lee la mente."


Sonrió una vez más y yo me angustie al instante. Posiblemente si el llegase a conocer a Eric, se hará un caos. Me tomó de la muñeca y mi blusa se remangó un poco, solté un grito en mi interior y sus ojos de abrieron. Me maldije de mil formas, tal como lo maldecía a él mientras caminaba hacia su casa después de discutir en el centro comercial.

-¿Qué te pasó ahí?
-Me caí.
-¿Dónde?
-Por ahí.
-¿En dónde?
-En la escuela, jugando futbol –Zafé mi muñeca de su agarre y bajé mi manga rápidamente.
-Si descubro que me estás mintiendo...
-¿Qué harás? ¿Pegarme?
-Tengo cara de drogadicto, pero nunca le pondría la mano encima a una mujer.

Aceleré el paso y me imitó, mientras tomaba mi brazo de nuevo.

-Espera, ¿Por qué caminas tan rápido? ¿Dije algo malo?
-No.
-Annie...
-Dije que no, cierra la boca y solo camina.
-No me hables así ¿Quieres? No soy un perro.
-¿Y tú si podías hablarme así?
-O sea, ¿Solo lo haces por venganza?
-No, deja de pensar en que soy la misma chica que conociste hace meses.
-Logan tenía razón.
-¿Sobre qué?
-Me dijo que ya no serías la misma, desde que ocurrió lo anterior, tú sabes.
-Entonces, si ya lo sabes ¿Por qué te extraña tanto todo esto? No lo dices porque sabes que... -Bajé mi mirada, observando esas botas cafés que tanto me gustaban-. Olvídalo, solo vamos a dejar la maleta y volvamos a casa.

(...)


James-.

Caminamos esas tres cuadras que separaban al hotel a su casa. Ella siempre tenía sus brazos abrazando su cintura. No decía absolutamente nada para evitar que ella me respondiera de mala manera, no estaba acostumbrado. Me sentía extraño, nunca imaginé volver a verla y en este momento está a mi lado caminando evadiendo el frío con sus brazos.

-¿Quieres mi chaqueta?
-No.
-¿Por qué no?
-Porque no y ya.
-¿No tienes frío? –Negó, lo cual era verdaderamente ridículo. Estaba temblando y al parecer solamente controlaba su respiración agitada para tratar de "ocultarlo." Me quité mi chaqueta y la coloqué en sus hombros, ella sonrió de lado mientras que la acariciaba con sus manos-. Vez –Sonreí-. Si tenías frío y no me querías decir.
-Quizás.
-No, no es quizás. Sí tenías frío –Suelta una risita por primera vez. "La hice reír, la hice reír" Me digo a mí mismo.

Abrió la puerta de su casa y luego se quedó paralizada en la puerta mientras que yo seguía afuera, preguntándome porque no entraba.

-¿Qué pasa? –Le pregunto.
-Nada –Se hizo a un lado y me dejó pasar. Observé a un chico alto, más o menos rubio. Estaba de pie al lado del comedor, con sus brazos cruzados. Tenía el ceño fruncido y al ver a Annie, sonrió de oreja a oreja.
-¿No me vas a presentar a tu amigo? –Preguntó, mientras se acercaba lentamente hacia ella. Retrocedió y sonrió hundiéndose en sus hombros.
-Se llama... James –Susurró y sonreí, extendiendo mi mano-. James, él es Eric.

Mi sangre comenzó a hervir en menos de un segundo. Fruncí el ceño y apreté su mano al igual que él.

-Llegó a buscarte de repente –Le dijo su mamá, que servía el agua sabor a limón-. Siéntense, están en su casa.
-No se preocupe, yo ya me voy -Dice Eric, el cuál le acaricia la mejilla a Annie-. Mañana te veo ¿Sí? –Ella asiente levemente.
-Eric, ¿Por qué no te quedas? –Interviene su madre, a la cual quiero gritarle y decirle que se calle.
-¿Quieres que me quede? –Le pregunta y Annie asiente-. De acuerdo, entonces sí.

Vete al demonio, idiota.

-Bien, pueden sentarse donde gusten –Dice de nuevo la mamá.

Nos sentamos, quedé al lado de su madre, ella al frente y Eric a un lado suyo.

-Vaya, esto está muy rico –Dice el güerejo oxigenado.
-Lo está, muchas gracias por cocinar –Le digo y ella sonríe.
-De nada, y James... ¿Por qué decidiste venir? –Me pregunta, maldiciéndola y a la vez agradeciéndole, ¿Por dónde podría empezar?
-Quería ver a Annie –Busco su mirada con la mía, mientras que sonríe con su mirada hundiéndose al igual que sus hombros. Hecho un vistazo al rostro de Eric y me está viendo fijamente-. Entonces... Mírenme aquí.
-¿Y por qué querías verla? –Pregunta aquel entrometido.
-Oh... Porque la extrañaba.
-Tienes un amigo muy bondadoso Annie –Le dice y ella me ve a los ojos sonriendo casi sin que me diera cuenta-. Supongo que mañana saldrán ¿No es así?
-En efecto –Respondo, con una mirada victoriosa.
-¿Quién te dijo que yo aceptaba? –Me pregunta aquella niña, con un tono calmado en su voz.
-Annet no seas grosera, ya te lo he dicho –Interrumpe su madre.
Suelta un suspiro y me quedo totalmente serio.
-Si no quieres, está bien.
-No, si quiero –Sonríe y le devuelvo la sonrisa-. ¿Pasas por mí?
-¿Puedo saber la hora?
-No, solamente no te tardes.

Veía la cara de Eric y pude notar que se moría por dentro, o al menos eso es lo que yo realmente esperaba. Reí en mi interior, tan fuerte que podría dejarlo sordo.

-Ya me tengo que ir –Se levanta por fin y hago un pequeño baile en mi mente-. Nos vemos otro día, Annet.
-Que te vaya bien.
-¿Me acompañas a la puerta? –Se queda en silencio y no se mueve-. He dicho, que si me acompañas a la puerta –Ella se levantó y no dejaba de quitarle mi mirada de encima-. Buenas noches, con permiso.
-Pasa –Le digo.

Salen de casa de Annie y cierran la puerta. Era un momento incomodo, me encontraba cenando con su madre totalmente solo. Picaba el brócoli que había en el plato y ella me observaba con detalle.

-Eric es un vecino que acaba de hablarle hace unos cuantos meses –Me explica, como si no supiera con exactitud quien era. Querida señora, yo leí la carta de su hija.
-¿En serio? –Me hago como si no supiera quien es él-. Parece amable –Ni en un millón de años, lo aborrezco.
-Ojala así sea, no me gusta la idea de que le hable como le hablo a Annie hace unos momentos.
-¿Pasa muy seguido?
-Últimamente sí.
-Hmm, quizá es poco paciente.
-Quizás, como quién sabe que personita.
-¿Acaso está hablando de mí? –Asiente, mientras ríe bajito-. ¿Cómo es que... sabe de mí?
-Cuando mi hija estaba allá, me hablaba por teléfono y me platicaba como se sentía.
-Oh... Lo lamento, sé que no son cosas muy buenas.
-De hecho no, pero al verte aquí mis pensamientos malos hacia ti cambiaron repentinamente.
-Gracias, supongo.

Annie entra por la puerta sin ningún gesto en su rostro y ambos la observamos atentos.

-¿Está todo bien, cariño?
-Sí es solo que... Está algo celoso, ya sabes.
-¿Celoso? –Pregunto y ella asiente-. ¿Por qué tendría que estarlo?
-Porque eres James, cielo –Dice su madre y me quedo en silencio, maldita incomodidad.
-Mamá... -Murmura Annet con vergüenza.
-¿Qué? Ya me voy de aquí, no soy recibida.
-Anda ve a dormir o haber que haces –Ríe y la señora se va-. Disculpa a mi mamá.
-¿De verdad estaba celoso?
-Sí, es que yo le contaba de ti cuando llegué.
-¿Qué le contabas?
-Que preguntón eres.
-¿No piensas decirme?
-No.
-Bien, me enojaré.
-Adelante.
-Hey, debes de decirme que no me enoje.
-Que maldita flojera, no haré eso de nuevo.
-¿Por qué no?
-¡Porque no y ya!
-Ay ya cásate.
-Cuando encuentre a la persona indicada, juro que lo haré.
-¿Quieres tener hijos?
-Sí, dos.
-¡Golosa!
-¿Ah?
-Aguafiestas.
-Madura, por favor.
-Forever Young, querida.
-Me llamo Annie.
-Cómo digas, niña.
-No me digas así.
-¿Por qué, te molesta?
-...
-Lo sabía.
-Maldito.
-Tú, maldita.
-¿Podemos ir al sofá? –Asentí y caminamos hasta ahí. Ella se sentó a mi lado y cruzó las piernas con sus manos en ellas. Soltó un suspiro y me miró-. Te extrañé mucho.
-Yo más. ¿Cómo le hacías para no recordar cuando estabas en mi país?
-Tenía que distraerme, no podía deprimirme.
-Y... ¿Te has deprimido?
-No, al principio sí... Pero ahora ya no.

Me quedé en silencio, tratando de preguntarle algo más. Una pregunta llegó a mi cabeza ya que mi curiosidad me exigía querer una respuesta. Tomé aire en mis pulmones y me armé de valor.

-¿Aun me quieres?
-...
-¿Eso es un no?
-No puedo responderte eso.

Through the dark ✓©® Ganadora Watts 2005Donde viven las historias. Descúbrelo ahora