capitulo 14

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Le importo.

Al probar mi primer bocado de la comida que había hecho James, sentí el sabor de aquella cosa, huele tal como sabe el betabel. Él tonto se burlaba de mí mientras que me estaba faltando el aire. Su rostro comenzó a cambiar y muy apenas pude hablarle.

-Llama... hospital –susurré mientras caía al suelo.
-¿Qué? –Se agachó junto a mí.
-¡Llama!
-¡¿Cómo demonios se supone que sabré tu dirección?!

James-.

La tonta comenzó a cerrar los ojos y yo comencé a entrar en un estado de desesperación.

"Dios ¿Por qué me haces esto? Juro que si está actuando la mataré"

La tomé entre mis brazos y abrí la puerta como pude para subirla en la parte trasera del auto. Manejé hasta el hospital más cercano de ahí. Al llegar bajé y tomé a Annie por la cintura, pero ella no caminaba, de nuevo tenía que tenerla en mis brazos, que fastidio... pero esto yo lo causé. Al entrar varias enfermeras me rodearon y tomaron a Annie.

-¿Qué le pasó?
-Enserio señorita, si supiera no hubiera venido aquí –esta bufó.
-¿Qué fue lo que sucedió antes de que le pasara esto?
-Estábamos cenando.
-Quédese aquí, por favor. En unos minutos le daremos noticias sobre la joven.

De nuevo a esperar, era lo que más odiaba. El sentimiento de culpa me comenzó a invadir el cuerpo, ¿Qué le habrá pasado? No lo sé, quizás tan solo de probar el betabel le afectó. Tenía mi teléfono en las manos esperando a que el maldito doctor se dignara a darme noticias de cómo estaba la niña delicada. Luego de varios minutos salió y me acerqué a él.

-¿Cómo está Annie?
-¿Quién?
-¡Annie! La chica que acaba de atender hace no más de una hora. La que tiene una blusa morada.
-Oh... ella, murió, lo siento mucho.
-¡¿Qué?!
-Oh no espere, Annie –suspiró-. Entendí Amber.
-¿Annie... Amber? ¡No tiene nada de parecido!
-Como sea, la chica está bien. Para su información... es alérgica al betabel. ¿Acaso usted le dio y lo sabía?
-No sabía que era alérgica.
-Pase a verla, ya está bien.
-¿En qué habitación esta?
-Al fondo en la derecha.

Abrí la puerta despacio y ahí estaba ella, mirando hacia la ventana. Cuando me vio una sonrisa apareció en su rostro.

-¡Hola James!
-¿No estás molesta?
-No ¿Por qué habría de estarlo?
-Puse betabel en tu comida...
-No sabía que era alérgica al betabel, tú tampoco lo sabías así que no tienes la culpa de nada.
-¡No actúes de esa manera tan... dulce! ¿Qué tal si te pasaba algo grave?
-No me paso nada de eso.
-¡Oggh...! ¡Tonterías!
-James...
-¡¿Qué quieres?!
-¿Estabas preocupado por mí?
-¡No seas tonta! ¿Qué te hace pensar eso?
-Tu actitud... Saldré de aquí en la mañana ¿Podrías quedarte?
-¡Cómo molestas!
-Sí no quieres quedarte está bien... no importa.
-Sí me quedaré, ya deja de molestarme -me senté en el pequeño sillón.
-Enserio si no quieres no.
-Estoy diciendo que me quedaré –la tomé por los hombros-. Ya cállate, voy a la cafetería ¿Quieres algo? No comiste bien ahorita.
-No quiero nada.
-Tienes que comer, te voy a traer un pay de queso.
-No enserio...
-Es el que te debo, tú me diste uno en la escuela... ya vuelvo.

No la escuché decir ninguna palabra más y salí directo hacia la cafetería. Ahora más que nada tenía que tratar de estar bien con ella, mañana ya sería otro día. Tomé el pay de queso que tenía varias fresas en la parte de arriba y yo tomé unos pingüinos con un choco lala, le compre uno a ella también, pagué la comida y volví a la habitación.

-Ya volví –ella sonrió-. Te traje el pay y un choco lala ¿Te gustan?
-Me gustan mucho –volvió a sonreír-. Gracias James, ven siéntate en la cama.

"Trata de no decir algo tan ofensivo maldición"

-¿Segura?
-Sí, siéntate. A cenar –reí.
-No pensé que cenaríamos de esta manera –ella rio.
-Yo tampoco, pero aun así comería en cualquier lado... es decir, es comida. ¡Me casaría con la comida!
-Anda sigue comiendo y te pondrás como una pelota.
-¡Error pequeño gruñón! Nunca se le dice a una chica gorda, podrías dañar parte de la persona... nunca sabes que problemas tengan en su cabeza.
-No me regañes –bufé-. Hablas demasiado, no te compre eso para que no lo comas, anda.

Ella sonrió de lado y comenzó a comerse su cena, al igual que yo. Excepto que los míos eran unos pingüinos marínela.

-Oye... Entonces, ¿Tú querías que comiera betabel para que vieras mi cara de asco?
-Sí, pero todo salió mal. Cómo actriz eres un asco.
-¡No estaba actuando tonto! –Rio-. Hace mucho que no pasábamos tiempo juntos.
-Nunca pasamos tiempo juntos, exagerada.
-¡A que sí! Cuando hacíamos los poemas siempre estábamos juntos.
-Nos la pasábamos peleando, eso no cuenta.
-Aún.... –reí-. ¿Por qué te ríes tanto? ¿Estás de buen humor?
-No lo arruines idiota.
-Ay ¿Y por qué me hablas así? –Hizo un puchero.
-Por qué lo eres.
-¿Y quién fue el idiota que casi me intoxica?
-¡No fue mi culpa yo no lo sabía!

Mi teléfono comenzó a sonar y miré la pantalla, mi estomago comenzó a brincar de un lado a otro... era Elisa.

-¿Me esperas tantito? Me hablan por teléfono.
-Sí.

Nervioso atendí mi llamada.

-¿Hola?
-¡Hola bebe! ¿Puedes venir hoy? –miré a Annie, ella me miraba.
-¿Ya?
-Sí, ya... sabes que no me gusta esperar.
-Voy para allá –colgué.

Me acerqué a Annie y ella me seguía observando seria.

-Era ella ¿Cierto?
-Eso no te interesa, ya me tengo que ir. Vendré por ti en la mañana adiós.

Me di media vuelta y toqué la manija de la puerta para irme directamente por donde llegué.

-No, no vengas por mí.
-¿Por qué no? –me giré para verla-.
-Por qué no, yo puedo irme sola de aquí, no te molestes en venir por mí.
-Pero...
-En verdad James... no.
-Yo quiero hacerlo.
-No, tú no quieres. Tú te sientes solamente obligado a hacerlo para que tú conciencie este limpia por este incidente pero ¿Sabes qué? Todo queda olvidado, puedes irte.
-¡Eres una niña terca!
-No tienes por qué llamarme así, eres el menos indicado para hacerlo.
-¡Me ofrezco para venir por ti en la mañana y no quieres!
-¿Cómo quieres que quiera? ¡QUIERES APARENTAR QUE ENSERIO QUIERES HACERLO PERO NO TE CREO NADA! –Gritó-. ¿Sabes por qué? ¿Por qué sé que te irás a acostar con la chica esta noche! No te queda de otra si te vas, yo no nací ayer. Puedes irte, no te preocupes por mí. Nunca lo haces en todo caso.
-Me quedaré.
-No, vete.
-¡Te estoy diciendo que me quedaré! –La tomé por los hombros-. ¡Deja de decirme que me vaya por qué no será así! ¡Tú no quieres eso!
-¡¿Cómo estás tan seguro de eso?! ¡Por mi puedes irte!
-No tengo por qué creerte, solo quiero quedarme y ya.

Ella rodó los ojos y se dio la vuelta, me estaba dando la espalda. Que bipolar era esta niña. Me recosté en el sillón y ella no hablaba en lo absoluto.

-Buenas noches –susurró y no respondí, que se joda.


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Through the dark ✓©® Ganadora Watts 2005Where stories live. Discover now