–Está muerta –finaliza Jace.

¿Qué? ¡¿Qué?! Eso no puede... eso no es cierto... mi mami no puede... No puedo respirar.

–¿Qué? –susurra mi padre– ¿Maryse ha muerto? ¿Cómo?

–Fuimos de cacería. Ella insistió en acompañarnos –Jace se detiene un momento–. Era tan testaruda. Nos encontramos con los demonios cerca del la estación L y comenzamos a matarlos, nada difícil, nada que no hubiéramos hecho. Pero Maryse era... ya estaba un tanto grande, no pudo seguir el ritmo y... –su voz se ha roto, lagrimas caen por sus ojos al igual que los de Isabelle– Un demonio le atravesó el pecho con sus garras. Ella gritó y cuando la vi, por primera vez en una pelea me quedé en blanco, no supe qué hacer. Maryse no se movió sólo dejó... que las garras salieran y cayó al piso. Clary mató al demonio y yo la cargué para ir al Istituto, pero ella tomó mi mejilla y dijo: "Cuiden a mi bebé." Eso fue todo.

Dejo que mis rodillas caigan al piso provocando un sonido sordo que atrae la atención.

–¿Alec? –Izzy me mira sorprendida y seca sus lagrimas tan rápido como puede.

–Mamá... ¿mami murió? ¿Mami nunca va a volver?

–Alec –papá se levanta y me abraza en el suelo–. Tu mami ahora está en un mejor lugar, junto a Raziel y Max.

–No quiero que esté con ellos ¡quiero que esté conmigo y me cante en las noches!

–Alec –mi padre trata de abrazarme pero yo me levanto y me alejo–. Alec, escúchame por favor...

–...ridícula, Maryse.

–¡¿Ridícula?! ¡¿Cómo te atreves a decirme eso sabiendo lo que hiciste?!

–Maryse, ya te dije que no grites –escucho a mi padre susurrar fuera del cuarto–. Los niños pueden oírte.

–¡Que me escuchen! ¡Que me...!

–¿Mami? –es Isabelle– ¿Mami, qué ocurre? –se escucha somnolienta.

–Hija, vamos...

–¡No la toques, Robert! Vamos, querida.

Escucho pasos y una puerta cerrarse con fuerza mientras otros pasos bajan las escaleras. Últimamente mis padres pelean mucho, pero seguramente no es nada grave, no debe serlo. Sólo una pelea que quedará en el olvido... sí, eso es, sólo lo olvidaré.

–No... no quiero oírte... Tú la dejaste. Ella ya no te importaba, ¡esto es tú culpa!

Corro. Salgo de la casita hasta el jardín donde me topo con Justin que me ve confundido, pero no me importa y continúo mi carrera. Bajo la mirada de los invitados llego hasta la reja principal, la veo desde abajo y decido escalarla. No es tan difícil como parece. Una vez arriba, de un brinco regreso al piso, pero antes de correr una mano sujeta firmemente mi capucha.

–Alec –susurra una voz que conozco, los ojos verdes de Lucas me miran con preocupación–. ¿Qué te pasa?

–Lucas, suéltame... Por favor, quiero estar solo –ruego sin saber qué hacer.

–Pero...

Voces en el fondo lo interrumpen. Ya vienen. Quiero escapar y hago lo único que se me ocurre, me acerco a su rostro y le doy un beso en los labios. Lucas retrocede de inmediato, rojo hasta los orejas y yo giro sobre mis pies para continuar mi carrera. No sé a dónde voy, pero quiero irme, quiero alejarme... Quiero ir con mi mami.

Catarina }{

–¿Qué pasa? –pregunto a Jace, quien junto a Isabelle y Robert salieron corriendo de una cabaña un tanto alejada.

Malec ¿otra vez? Where stories live. Discover now