N- Vamos a buscarla ya mismo. No vaya a ser…

Uzi- No… no puede ser…

Ambos salieron del spa con paso rápido, sus mentes empezando a dibujar escenarios donde una niña de siete años conquistaba media plaza comercial usando una tarjeta misteriosamente mágica.

N- ¡Ya casi llegamos! —dijo caminando a paso rápido por el centro comercial mientras esquivaba a una señora con carrito, una pareja que caminaba lento.

Y a un adolescente vestido como dinosaurio.

Uzi iba a su lado con cara de guerra.

Uzi- Por favor… por favor que no sea lo que estoy pensando.

N- Quizás simplemente se te cayó.

Uzi- O quizás nuestra hija está fundando su propio país con mi saldo.

Cuando llegaron a la entrada del arcade, el lugar parecía estar igual que antes: luces parpadeantes, ruidos de disparos láser, niños gritando.

Y una pobre trabajadora inflando globos con cara de "yo quería estudiar leyes".

N- ¿Dónde está? —preguntó buscando entre las máquinas.

Uzi- ¡Allí! —señaló y ambos avanzaron entre pasillos de juegos electrónicos.

Al fondo, sentada como una reina sobre una torre de peluches y premios plásticos, estaba Nuzi.

Tenía gafas de sol puestas, una bolsa de caramelos colgando del cuello, un dron aún en caja a su lado y una lámpara de lava girando con orgullo entre sus manos.

Junto a sus pies, había más bolsas. Bolsas grandes.

Uzi- …No puede ser —susurró.

N- Debe haber sido un evento, tal vez… una rifa.

Uzi- ¿Una rifa que requiere cinco kilos de tickets? ¡Mira esa montaña de canje!

Nuzi los vio y levantó ambas manos como si celebrara una victoria mundial.

Nuzi- ¡Papás! ¡Papás miren! ¡¡La tarjeta mágica funciona!!

Uzi- ¿Qué tarjeta… mágica…? —preguntó ya con las cejas temblando.

Nuzi rebuscó en su mochilita de gato y sacó…
la tarjeta de débito de Uzi.

La misma.
Con el dibujito del gato samurái en una esquina.

Nuzi- ¡La usé para sacar más dinero del cajero! ¡Y seguía saliendo! ¡Era como magia! —explicó con la emoción de quien ha descubierto el Santo Grial.

Uzi dio un paso atrás como si le hubieran arrojado ácido.

Uzi- ¿Q-qu-qué… cómo… cómo… tenías ESA tarjeta?

Nuzi- ¡Estaba en la billetera! Me acordé que una vez me diste los números para memorizar, ¿te acuerdas? Dijiste “no olvides: 2405”. ¡Y no lo olvidé! ¡Eso es lo que hago por amor!

N abrió la boca pero no salió nada.

Solo un sonido tipo "hghgghhg".

Uzi estaba completamente blanco.

Uzi- ¿Fuiste… al cajero… sola?

Nuzi- Sí. Está al costado. Hay uno de esos que habla.

Uzi- ¿CUÁNTAS VECES SACASTE DINERO?

Nuzi- Hmm… cuatro, cinco… quizás seis. Perdí la cuenta.

¡Pero la señora del mostrador del arcade fue súper amable! Me ayudó a cargar la tarjeta del local con todo lo que yo quería, mientras yo le decía “más, más, MÁS”.

One Shot ^^Where stories live. Discover now