Entre espejos

144 7 4
                                        

Bueno chicos/as ya saben que es lo que viene espero no se traumen (me dió cosas escribir esto) (N ♂️, Uzi ♀️)

Narrador/a:

Las puertas del estudio se cerraron tras ella con un golpe seco. Uzi se detuvo un segundo. No había recepcionista, ni música, ni sonido alguno. Solo silencio y una tenue luz blanca que caía como lluvia sobre el suelo de madera. Las paredes estaban cubiertas de espejos: unos circulares, otros altos y alargados. Todos reflejaban lo mismo: a ella, entrando en territorio desconocido.

Dio unos pasos, inquieta. Tenía el teléfono en la mano, pero no había señal.

Uzi- ¿N? -llamó, con la voz algo más aguda de lo habitual-. Estoy aquí por la sesión. Dijiste a las ocho...

Entonces, lo vio.

Apareció desde la penumbra como una sombra bien vestida: camisa negra entallada, pantalones de vestir, cabello recogido hacia atrás con una precisión inquietante. Tenía los brazos cruzados, apoyado contra un marco de puerta que no había notado antes. Y en su rostro, una sonrisa torcida... sin rastro del N que alguna vez fue suyo.

N- Llegaste cinco minutos tarde. Mal comienzo.

Uzi bufó, intentando sonar segura.

Uzi- ¿Vas a cronometrarme también? Por favor... No soy una de tus groupies de Instagram.

Él no respondió. Solo caminó hacia ella, despacio, como un depredador evaluando a su presa. Cuando estuvo lo bastante cerca como para oler su perfume, se detuvo. Sus ojos viajaron por su cuerpo sin permiso. No con deseo inmediato, sino con hambre medida.

N- No. No lo eres. Las groupies no sirven para arte. Tú sí. Por eso estás aquí. Aunque aún no lo sepas.

Ella parpadeó, desconcertada.

Uzi- ¿Qué clase de sesión es esta? No hablaste de... espejos. Ni de luces. Ni de esa maldita cámara que parece un arma.

N miró hacia el trípode que apuntaba directamente al centro del estudio. La cámara ya estaba encendida, parpadeando.

N- La sesión es privada. No puedes irte hasta que yo diga que terminamos.

Uzi- ¿Perdón?

N- No es una amenaza, Uzi. Es un puto contrato artístico.

Ella cruzó los brazos. Su camiseta gris, simple, parecía de pronto demasiado delgada bajo la mirada de él. Lo odiaba por esa seguridad. Por esa voz que ahora tenía algo grave y áspero. Por ese control que ejercía con un mínimo de palabras.

Uzi- Tú no eras así -le lanzó como un dardo.

N- ¿Y tú no te vestías como si fueras a huir de tu piel en cualquier momento? -le respondió sin parpadear-. La gente cambia. Tú lo hiciste. Yo también. Pero no vine a hablar de eso. Vine a capturar lo que todavía no has querido mostrarle a nadie.

Uzi- No pienso desvestirme -espetó sintiendo cómo sus mejillas ardían.

Él sonrió con lentitud. Dio media vuelta, caminó hacia una pequeña consola y presionó un botón. La luz cambió. Se volvió más cálida, más íntima. Los espejos comenzaron a girar sutilmente. Uzi se vio a sí misma reflejada desde todos los ángulos. Se sintió desnuda aunque aún tuviera ropa.

N- No necesito que te desnudes -dijo con calma-. No todavía. Primero necesito que te rompas. Después te reconstruyo... como arte.

Uzi- Eres un maldito enfermo -masculló pero no se movió. No se fue.

N- Y tú estás mojada, Uzi. Aunque intentes negar cada palabra que te excita de mi boca.

El silencio se hizo pesado.

One Shot ^^Where stories live. Discover now