Tuvieron que negociar para que se pusiera los zapatos correctos (“¡Quiero sandalias de dragón!”), convencerla de que no llevara su espada inflable (“¡Pero papá, el centro comercial puede ser atacado por ogros fiscales!”).

Y explicarle que no podía llevar su hamster Churito en su bolso sin ventilación (“¡Pero él también merece helado!”).

Finalmente, salieron de casa con una Nuzi en modo semi-conforme, N con una mochila de “por si acaso”, y Uzi con gafas de sol y café en mano.

Parecían unos soldados rumbo a la guerra del domingo.

Una vez en el centro comercial, Nuzi los seguía saltando.

Nuzi- ¿A dónde vamos? ¿Vamos a comprarme un dragón? ¿Vamos a secuestrar a un heladero? ¿Vamos a buscar planetas?

N- Vamos al arcade, amor —dijo agachándose para acariciarle el cabello.

Nuzi- ¡¿El arcade?! ¡¡AY DIOS MÍO ME ESTÁN DANDO LA VIDA!!

Uzi- Tienes una hora, No hables con extraños, no salgas del local, y si necesitas algo, llamas al número 2 del teléfono.

Nuzi- Entendido, comandante papá.

El arcade se alzaba como una catedral del ruido, las luces y el caos regulado.

Nuzi se quedó de pie en la entrada, con los ojos brillando como si hubiese llegado al Olimpo de los dioses de los videojuegos.

Un rugido mecánico surgía desde adentro: autos de carreras chocando, zombies siendo eliminados, luces parpadeantes, música de fondo y un niño al fondo gritando “¡MAMÁ! ¡SOY UN GUNDAM!”.

Nuzi- Bien… —dijo inflando el pecho—. Me gusta este lugar.

N se agachó frente a ella, ajustándole su pequeña mochila con forma de gato con alas.

N- Recuerda lo que dijimos: no salgas de aquí, no hables con extraños y si necesitas algo…

Nuzi- Número dos —interrumpió sacando el móvil viejo de repuesto como si fuera su walkie-talkie.

N- Eso es.

Nuzi- Y no acepto dulces con veneno, ni me uno a sectas de niños rana, ni me dejo adoptar por máquinas parlantes.

Uzi- …Sí, eso también está bien —dijo sin saber si reír o preocuparse.

Le entregaron su tarjeta de juegos, con saldo suficiente para mantenerla entretenida una hora entera.

Nuzi la tomó con ambas manos como si fuera una espada legendaria.

Nuzi- ¡Con esto… seré invencible!

N- Sí, bueno, recuerda que no puedes usarla para comprar nada fuera del arcade.

Nuzi- ¿Y si hay una promoción para casarme con un dragón?

N- Tampoco.

Nuzi- ¿Y si me ofrecen ser presidenta infantil?

Uzi- Solo si firmamos los papeles —respondió con una sonrisa cansada.

Nuzi- Ok, ok… ¡vayan a su masaje, ancianos! ¡Yo gobernaré este reino!

Ambos se alejaron, lanzando una última mirada nerviosa mientras nuzi corría directo a la máquina de martillos digitales gritando:

Nuzi- ¡¡¡PREPÁRENSE, PAYASOS DE PLÁSTICO, HA LLEGADO LA DICTADORA DE LAS FICHAS!!!

Mientras N le tomaba la mano a Uzi.

N- Vamos a fingir que no existe el mundo por una hora.

Uzi- Y que nadie puede rompernos nada.

N- Ni vaciarnos la cuenta.

One Shot ^^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora