Uzi se acomodó a su izquierda, N a la derecha, ambos tomándole las manos mientras la doctora preparaba los instrumentos.
Dentista- ¿Y cómo te has sentido estos días, Nuzi?
Nuzi- Engañada, emocionalmente manipulada y con un poco de picazón detrás de la rodilla.
Dentista- Perfecto —respondió sin perder la sonrisa.
Cuando la jeringa de anestesia apareció, Nuzi gritó:
Nuzi- ¡ESE ES UN DARDITO ASESINO! ¡TRAEN UNA LANZA DE DRAGÓN!
Dentista- Es solo anestesia, cariño. Un pinchacito y luego no sentirás nada.
Nuzi- ¡Esa es EXACTAMENTE la frase que usan los villanos antes de quitarte los poderes!
N le acarició el cabello con ternura.
N- Tranquila. Solo cierra los ojos un momento. Y piensa en... helado.
Nuzi- ¡El helado está muerto para mí!
La anestesia hizo efecto.
Los párpados de Nuzi comenzaron a pesarle.
Sus manos se aflojaron.
Y entonces, como si se activara una radio rota, empezó a hablar… sin filtros, sin vergüenza.
Nuzi- Siento que mis dientes me hablan.
Dicen: “¡traición!”
Dicen: “¡revolución dental!”
Uzi apretó los labios, luchando contra la risa.
Uzi- N, ¿está filosofando?
N- No. Está entrando en fase profeta.
Nuzi abrió un ojo y señaló a la lámpara del techo.
Nuzi- ¡Eso es el Sol disfrazado! ¡Nos observa!
La dentista retiró el diente con una precisión tan rápida que Nuzi ni se dio cuenta.
Dentista- Ya está, cariño. ¡Tu diente voló!
Nuzi- ¿QUÉ? ¡NO ME DESPEDÍ DE ÉL! —gritó con horror teatral.
N sostuvo el frasquito con el diente dentro.
N- Aquí está. Puedes despedirte.
Nuzi lo tomó con solemnidad.
Nuzi- Te amé. Aunque fueras flojo. Aunque te dolías al comer zanahoria.
Descansa en el frasco.
Ya de salida, tambaleándose un poco por los efectos de la anestesia, Nuzi fue llevada por N en brazos mientras Uzi cargaba la mochila.
Ella murmuraba con la mejilla hinchada:
Nuzi- No confíen en dientes sonrientes... tienen planes secretos.
Uzi- Lo recordaremos, profeta dental —dijo con una reverencia.
En la sala de espera, la recepcionista les entregó una pequeña bolsita con el certificado de “Primer Diente Caído” y una calcomanía.
Recepcionista- ¿Todo bien?
N- Sí, sobrevivimos. Aunque creo que ahora mi hija cree que los muebles conspiran contra ella.
Nuzi- Uno me guiñó el ojo —añadió desde su posición flácida.
Ya afuera, con el sol de nuevo sobre sus cabezas, Nuzi levantó su frasquito como si fuera un trofeo.
Nuzi- Hoy no gané… pero tampoco perdí del todo.
Uzi- Eso es... más optimista de lo que esperábamos —dijo ayudándola a subir al auto.
Nuzi- Pero sigo sin helado.
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Dentista
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