N grabó un pequeño video, no por nostalgia anticipada, sino por remordimiento preventivo.

N- Esto va a doler —murmuró mientras la cámara enfocaba la sonrisa dentuda de nuzi.

A los quince minutos de viaje, Nuzi se detuvo. Parpadeó.

Miró por la ventana.
Y luego frunció el ceño.

Nuzi- Oigan… esta calle no lleva a la heladería. ¿Por qué estamos doblando por la Avenida San Muelitas?

N tragó saliva.
Uzi apretó el volante.

N- ¿San qué?

Nuzi- ¡San Muelitas! ¡La calle del dentista! ¡Esa es la clínica de la señora que huele a eucalipto y miedo!

Uzi- ¿Estás segura? —preguntó con voz de actor pésimo.

Nuzi- ¡SÍ! ¡Yo tengo un mapa mental de todas las heladerías y ESTA NO ES UNA! —gritó girándose con los ojos entrecerrados—. ¿Me están... traicionando?

N- Bueno, no es traición si lo hacemos por tu salud bucal —respondió muy digno.

Click.

El seguro del auto se activó.
Puertas bloqueadas.

Nuzi- ...¡TRAICIÓN! ¡TRAICIÓN EN MI PROPIA CASA RODANTE!. ¡Papá Uzi, tú eras el rebelde!

Uzi- Lo soy. Pero también me gusta que no te duelan las muelas.

Nuzi- ¡Quiero un abogado!

N- Tienes siete años. Tu abogado es tu osito.

Y así, con Nuzi gritando canciones de protesta con letras como “¡me vendieron un helado falso!”, llegaron al consultorio.

El auto se detuvo frente a un edificio blanco con dibujos de dientes sonrientes pintados en la pared. Una figura de cartón en forma de molar gigante sostenía un cepillo de dientes y sonreía con dientes tan brillantes que parecían burlarse de su destino.

Nuzi pegó la cara al vidrio.

Nuzi- ...Confirmado. Es el infierno.

Uzi- Tampoco exageres —dijo apagando el motor.

Nuzi- ¡Es el dentista! ¡Y ese diente con ojos me está mirando como si fuera a comerme el alma!

N- Es el Dr. Muelitas —dijo con tono relajado, sacando se el cinturón de seguridad—. Saludalo, tiene sentimientos.

Nuzi- ¡Que lo destruyan en una fogata!

Uzi trató de abrir la puerta del asiento trasero, pero Nuzi ya se había deslizado al otro extremo del auto, abrazando su mochila con furia.

Nuzi- ¡No bajaré! ¡Me mentisteeee! ¡Quiero mi helado con chispas de justicia!

N abrió la otra puerta, tratando de acercarse.

N- Amor, escúchame. Te duele ese diente desde hace una semana.

Nuzi- ¡Me dolía con dignidad! ¡No con traición!

Uzi se cruzó de brazos fuera del auto.

Uzi- ¿Quieres que entre con la fuerza de la ley o con la fuerza bruta?

Nuzi- ¡Quiero entrar con una orden judicial y un testigo!

N- ¿Tu osito cuenta como testigo?

Nuzi- ¡CAPITÁN MORDISQUITOS JAMÁS LOS PERDONARÁ!

N se rió, aguantando las ganas de abrazarla y decirle que sí irían por helado después… pero sabía que ahora no era el momento de negociar.
Era el momento de actuar.

One Shot ^^Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon