Uzi- Genial —dijo estirando los dedos como si se preparara para boxear verbalmente.
Tessa- Sigues con mi hijo.
Uzi- Sí, señora.
Tessa- Después de todo lo que hiciste.
Uzi- Me arrepiento. Lo amo.
Tessa- ¿Y por qué debería creerte ahora?
Uzi- Porque él me perdonó.
Tessa lo miró como si fuera una mancha de grasa en una blusa blanca.
Luego tomó su taza con elegancia, le dio un sorbo y dijo:
Tessa- Él también creía que las Nutella no engordan. Claramente sus juicios no siempre son confiables.
Uzi- Bueno… también creyó que podía sobrevivir sin mí. Pero mírenos. Juntos. Reunidos. Con muebles nuevos.
Tessa- Ah, sí. El sofá. Lástima que no pueda borrar los recuerdos de la infidelidad con vapor como hacen con las manchas.
N se levantó con una sonrisa forzada.
N- ¡Mamá! ¿Te conté que redecoramos la cocina? ¿Y que aprendí a hacer pan?
Tessa- Sí, lo huelo desde que llegué. Amasas como si tus traumas estuvieran en la harina.
Uzi se reclinó, cruzando los brazos.
Uzi- Mire, señora Tessa. Sé que me odia. Sé que me tiene entre ceja y ceja. Y créame, cada vez que me levanto y veo a N a mi lado, pienso: “wow, qué milagro que siga aquí”. Lo valoro. Mucho. A él. A Nuzi. A esta familia.
Tessa lo observó sin pestañear.
Tessa- ¿Y qué haces para no arruinarlo todo otra vez?
Uzi- Mejoro. Cada día. Me esfuerzo. Aprendo a callarme cuando él se enoja. A disculparme sin excusas.
Uzi- A no usar mi sarcasmo como escudo. Y a no escapar corriendo cuando me lanzan zapatos.
Silencio.
Tessa lo miró fijo.
Tessa- Tienes suerte de que mi hijo te ame tanto. Porque si no… ya te hubiera hecho tragar la suela con estampado floral.
Uzi asintió con respeto.
Uzi- Su puntería es admirable, de verdad.
Tessa- Así que, ahora que estamos en confianza —dijo cruzando las piernas con elegancia mientras N desaparecía lentamente detrás de una taza de té—, ¿qué tanto sabes tú del pasado de mi hijo?
Uzi arqueó una ceja.
Uzi- ¿Tipo… qué tan intenso era de niño?
Tessa- No. Tipo… cuántas veces amenazó con huir de casa envuelto en una manta, llorando porque nadie lo entendía.
N bajó la taza con lentitud.
N- Mamá, no…
Tessa- La primera vez tenía cinco años —empezó implacable— Se envolvió en una toalla de baño y se metió en una caja de cartón. Me dejó una nota:
“Estoy escapando al bosque para convertirme en un elfo, porque aquí no hay magia ni respeto.”
Uzi giró hacia N, maravillado.
Uzi- ¿Un elfo?
N- Era fan de “La princesa del lago mágico”… —murmuró hundiéndose más en el sillón.
Tessa- Al año siguiente quiso huir otra vez porque le cortamos el flequillo.
Tessa- Lloró tres días. Juró que había perdido su poder de seducción.
YOU ARE READING
One Shot ^^
Short StoryEn esta sección podrás leer historias cortas (de un solo capítulo) o quizás el inicio de otras historias a futuro aquí
Visita Inesperada
Start from the beginning
