N- Eso fue un "gracias por recordarme que tengo límites humanos".
Uzi- Y que soy yo quien te los hace cruzar.
N asintió sin fuerzas.
N- Bastardo.
Izi- Tu bastardo —respondió deslizándole una mano por el pecho—. Y tú mi idiota celoso.
N- No estaba siendo idiota —protestó con la voz débil pero firme—. Estaba… territorial.
Uzi- Sí, claro —bromeó—. Y por eso te ofreciste como sacrificio sexual voluntario.
N se removió apenas, murmurando algo ininteligible.
Uzi- No te hagas —siguió con voz más suave—. En cuanto te pusiste en cuatro, supe que no era solo enojo. Era deseo. Querías que lo hiciera. Querías que te recordara lo que te hago sentir.
N- ¿Y lo lograste?
Uzi se inclinó y le besó detrás de la oreja, lento, casi reverente.
Uzi- Te escuchaste, N. Suplicaste. Dijiste mi nombre tantas veces que ya no sonaba a celos… sonaba a adoración.
N se tapó la cara con una mano, avergonzado.
N- No me hagas revivir eso. Fue demasiado.
Uzi- Fue perfecto —dijo abrazándolo más fuerte—. Cada maldito segundo.
Silencio.
Un silencio cómodo.
El tipo de calma que solo llega después de una tormenta así.
Cuando los cuerpos se relajan y los corazones laten al mismo ritmo.
Uzi acarició lentamente el torso de N, bajando desde su pecho hasta la cintura.
Le besó la espalda como si trazara un mapa invisible con los labios.
N gimió bajito, sin intención sexual. Solo un suspiro.
Como si cada beso lo calmara un poco más.
Uzi- ¿Todavía estás celoso? —preguntó apoyando la frente contra su omóplato.
N- No —respondió sincero—. No después de esto.
Uzi- ¿Seguro?
N- Lo único que siento ahora es… felicidad.
Uzi- Y agujetas mañana —agregó sonriendo.
N- No bromees. No voy a poder sentarme por una semana.
Uzi- Eso no es un castigo. Es una medalla.
N giró apenas el rostro, lo suficiente para mirarlo por encima del hombro.
N- Eres un demonio.
Uzi- Tú me invocaste —replicó dándole otro beso—. Y ahora te aguantas.
Volvieron a quedar en silencio.
Solo respiración compartida.
Manos acariciando piel.
Piernas entrelazadas.
Entonces, N murmuró:
N- ¿Quieres que lo diga?
Uzi- ¿Qué cosa?
N- Que eres mío.
Uzi cerró los ojos.
Sonrió.
Uzi-- Dilo.
N- apretó más el abrazo.
N- Eres mío, uzi.
Y no me importa quién intente meterse entre nosotros…
Nunca van a tocarte como yo lo hago.
Nunca van a conocerte como yo.
Nunca vas a temblar por otro.
Uzi- Nunca querría.
N- lo besó.
Esta vez, lento.
Cálido.
Tan íntimo que no hubo lengua ni prisa.
Solo el roce de los labios, el sabor del amor, y la promesa silenciosa de que nadie más podía ocupar ese espacio.
YOU ARE READING
One Shot ^^
Short StoryEn esta sección podrás leer historias cortas (de un solo capítulo) o quizás el inicio de otras historias a futuro aquí
Celos
Start from the beginning
