N ahogó un grito y se agarró a las sábanas como si se le fuera la vida.
Uzi no le dio tiempo a adaptarse.

Se movió.
Fuerte.
Rápido.

Cada embestida era un golpe.
Un castigo.
Un reclamo que no necesitaba palabras.

UI- ¿Esto querías, N? —jadeó apretándole la cintura—. ¿Querías pruebas?

N solo podía gemir.
Su cuerpo ya no le respondía.

Uzi se inclinó sobre su espalda, pegando el pecho al suyo, embistiéndolo más hondo.

Uzi- ¿Quién te folla así, N?

N- T-tú…

Uzi- ¿Quién?

N- ¡Tú, joder… tú!

Uzi sonrió contra su nuca, besándolo ahí, justo donde lo había marcado antes.

Uzi- Eso pensé.

Las embestidas se volvieron más salvajes.
N ya no contenía los gemidos.
Su orgullo se disolvía entre sudor, jadeos y placer brutal.

No había rastro del N altivo, desafiante.
Solo quedaba su cuerpo temblando bajo el dominio de Uzi.
Y su alma completamente rendida.

Uzi le agarró el cabello y tiró de él hacia atrás.
Lo obligó a levantar la cabeza.

Uzi- Mírate. Tan mío que hasta tiembla el colchón. ¿Crees que alguna de ellas podría darte esto?

N negó con la cabeza, sin aliento.

N- No… nadie. Solo tú…

Uzi- Eso es lo que quería oír.

El ritmo se volvió irregular.
Ambos estaban cerca.
N sudaba. Goteaba. Gritaba su nombre.

Y Uzi no paró hasta que N se vino con un gemido ronco, sacudido por espasmos, colapsando sobre el colchón.
Y aún así, Uzi siguió unos segundos más, hasta que él también se corrió con fuerza, enterrado hasta el fondo, jadeando su nombre.

Silencio.

Pesado.

Sagrado.

Ambos quedaron tirados sobre la cama, respirando como si hubieran corrido una maratón.

Uzi se deslizó hacia el lado, abrazando a N por detrás.
Su pecho pegado a su espalda.
Sus labios en su nuca.

Y N…
…N cerró los ojos.

Ya no había celos.

Solo pertenencia.

El aire del cuarto seguia denso, húmedo, tibio.
Olía a sudor, a piel, a deseo derramado sin medida.

N seguía de lado, desnudo, con el rostro hundido en la almohada.

Sus mejillas rojas, su espalda perlada en sudor, y sus muslos temblaban levemente cada vez que intentaba moverse.

No podía.

No quería.

Detrás de él, Uzi lo abrazaba con ambos brazos, su pecho pegado a su espalda, su nariz enterrada en el hueco de su cuello, respirándolo como si lo necesitara para vivir.

Uzi- ¿Estás vivo? —murmuró con una voz ronca, apenas un susurro.

N soltó una risa quebrada.

N- No sé si me dejaste huesos funcionales, honestamente.

Uzi sonrió contra su piel.

Le dejó un beso suave en la nuca, y luego otro en el hombro.

Uzi- ¿Eso fue una queja?

One Shot ^^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora