Uzi- ¿Sabes por qué aún no tenemos niños? -preguntó, su voz bajando de tono.
N- ¿P-por qué?
Uzi- Porque no te decides a hacerlos conmigo. Eres un esposo muy distraído, N.
Él casi dejó caer la galleta.
Uzi se inclinó hacia su oído y susurró:
Uzi- ¿O acaso necesitas una clase intensiva de reproducción doméstica?
Silencio.
Largo.
Pesado.
Espeso como el aire caliente en esa sala.
N tragó saliva. No sabía si debía levantarse, correr, o dejarse caer hacia atrás y decir "haz conmigo lo que quieras".
Y luego Uzi, como si no hubiera hecho nada, se levantó con una sonrisa y dijo:
Uzi- Voy por leche. Para acompañar las galletas, claro. Aunque, si quieres... podemos hacer la nuestra.
N seguía en el sofá, con la galleta en la mano y el alma flotando fuera del cuerpo.
El comentario de la "leche casera" había sido la gota que derramó su autocontrol, y no sabía si quería huir de esa casa o encadenarse a la cocina.
Cuando Uzi regresó con un vaso de leche en una mano y una sonrisa de lobo en los labios, N intentó recuperar algo de dignidad.
N- ¿No crees que estás llevando este juego demasiado lejos?
Uzi- ¿Juego? -Dejó el vaso sobre la mesa, luego se acomodó de rodillas en el sofá, justo al lado de N-. Pero si tú viniste a jugar, papá. Yo solo estoy haciendo mi papel. Y los esposos necesitan... atención.
Antes de que N pudiera formular una réplica coherente, Uzi se le lanzó encima con toda la gracia de un felino, sentándose sobre su regazo con una naturalidad que lo dejó helado.
N- ¿U-Uzi?
Uzi- Shh... -puso un dedo sobre sus labios-. La mamá está hablando.
N sintió el cuerpo caliente de Uzi contra el suyo, su respiración tan cerca que le hacía cosquillas. Intentó moverse, pero Uzi ya había deslizado las manos por los botones de su camisa, desabrochando uno... luego otro... y otro.
Uzi- Esto está muy formal para una tarde en familia -murmuró mientras lo abría lentamente.
Los dedos de Uzi rozaban su piel con suavidad, bajando por su torso como quien explora un mapa. N contenía el aliento, no sabía si por nervios, excitación o pura incapacidad de pensar.
N- ¿Qué estás haciendo...? -preguntó con voz quebrada.
Uzi- Dándote cariño, esposo mío -respondió inclinándose para besarle el cuello, muy despacio-. Has estado trabajando tanto últimamente... y no me tocas como antes.
N- N-no sabía que antes... lo hacía...
Uzi rió con una calidez engañosa y, sin dejar de acariciar, le susurró:
Uzi- ¿Tú sabes cómo se hacen los hijos... o necesitas que la mamá te lo enseñe?
N tragó saliva, sintiendo cómo todo su cuerpo se encendía.
Su piel ardía donde los labios de Uzi tocaban, y su respiración se volvía cada vez más errática. Se sentía como una presa entre garras suaves y sedosas, pero absolutamente letales.
Las caderas de Uzi comenzaron a moverse apenas, en un vaivén lento sobre él, provocándolo sin pudor.
Uzi- ¿Te estás poniendo nervioso, papá? -preguntó con una ceja alzada.
N- ¡Tú estás...! ¡Esto es una locura!
Uzi- ¿Entonces por qué no te mueves? -susurró contra su oído-. ¿Por qué no me detienes?
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Short StoryEn esta sección podrás leer historias cortas (de un solo capítulo) o quizás el inicio de otras historias a futuro aquí
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