~Angel y Demonio~

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Uzi- Entonces es mejor.

Se besaron de nuevo. Las manos de Uzi bajaron con delicadeza hasta la cintura de N, acariciando por encima de su túnica blanca.

Era irónico: todo su disfraz de ángel estaba mal puesto, mal ajustado, casi cayéndose... pero nunca había sentido algo tan auténtico.

Uzi le rozó el cuello con los labios, bajando hasta el hombro. N soltó un pequeño gemido. Se tapó la boca con una mano.

N- ¡Shh! Que alguien puede escucharnos...

Uzi- Eso lo hace más emocionante -susurró contra su piel.

N- ¿Eres un demonio o un degenerado?

Uzi- ¿Hay diferencia?

N no pudo evitar reír. Y luego suspirar.

Uzi le ayudó a quitarse la túnica, dejando al descubierto su torso delgado y algo nervioso. Lo observó un momento, sin decir nada.
Pero en sus ojos no había burla esta vez. Había... admiración.
Y deseo, claro.
Mucho deseo.

Uzi- Estás más bonito sin tanto disfraz celestial. Más real.

N- Y tú estás menos idiota cuando no hablas.

Uzi- Eso sí fue cruel, ángel.

N- - ¿Ah, sí? Tal vez me estoy volviendo demonio.

Uzi- Pues déjame darte la bienvenida a mi mundo.

Lo tumbó suavemente sobre la cama. Los peluches cayeron al suelo. Uno de ellos, un conejito gris, rodó hasta quedar frente al espejo.
Uzi se colocó encima, mirándolo fijamente, con ese brillo maldito y encantador en los ojos.

Uzi- ¿Tienes alguna regla?

N- Sí... varias.

Uzi- ¿Y vas a decírmelas?

N- Solo si prometes cumplirlas.

Uzi- No prometo nada. Pero puedo intentar no romperte.

N se sonrojó. Pero no se movió. No huyó. Solo asintió con la cabeza.

Uzi comenzó a besarle el cuello, el pecho, bajando poco a poco. Cada beso era como fuego lento.
Y justo cuando las cosas estaban por subir de temperatura...

Knock knock.

Ambos se quedaron congelados.

N- ¿Qué fue eso? -preguntó alarmado.

Uzi- ¿Un espíritu? -respondió con sarcasmo.

N- ¡No bromees!

Uzi- Tranquilo. Fue solo el viento. O una puerta abajo. Nadie va a subir. Están todos en el jardín.

N- ¿Seguro?

Uzi- ¿Te lo tengo que demostrar?

Y entonces lo besó de nuevo, más profundo, más posesivo.

La tentación ya no era una metáfora.

N ya no era un ángel.

Y Uzi... bueno, Uzi nunca lo fue.

La sábana resbaló del borde de la cama justo cuando Uzi se inclinaba sobre N, como si hasta el cuarto mismo decidiera que era hora de quitar los velos.

N respiraba rápido, los labios entreabiertos, la cara encendida. Su túnica blanca ya era historia, tirada en algún rincón entre risas nerviosas y manos ansiosas. Aún tenía las medias blancas puestas.

Uzi- ¿Sigues seguro? -preguntó en voz baja, con una seriedad inesperada.

N asintió. Dudó un segundo, luego murmuró:

One Shot ^^Where stories live. Discover now