~Todo por una chompa~

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Uzi- Voy a ser gentil contigo, N —susurró, y esa promesa sonó como una amenaza dulce.

N tragó saliva y desvió la mirada, mordiéndose el labio. Sus piernas se tensaron.

N- ¿S-seguro?

Uzi- Totalmente. A menos que tú me pidas otra cosa… ahí ya no prometo ser tan gentil —añadió Uzi con una risa baja, rozándole la nariz con la suya.

N fingió indignarse, aunque el temblor en sus dedos lo delataba.

N- ¡Uzi! ¡Eres un pervertido!

Uzi- Y tú eres un ángel que me invita a su casa cuando no hay nadie. Eso no es culpa mía.

N levantó el cojín más cercano y se lo tiró en la cara, pero ni eso detuvo la sonrisa pícara de Uzi.

La habitación estaba tan en silencio que se podía escuchar el zumbido lejano del refrigerador abajo… o quizás solo era el corazón de N golpeando tan fuerte que sonaba como electrodoméstico viejo. La chompa yacía en el suelo, completamente ignorada. Pobre chompa. Qué ironía que justo esa prenda fuera la culpable del apocalipsis hormonal que se avecinaba.

Uzi, todavía sobre N, no había movido las manos de donde estaban: una a cada lado de su rostro, apenas sosteniéndolo, como si lo tuviera enmarcado. Sus ojos se encontraron, y durante unos segundos no hubo palabras. Solo respiraciones rápidas, mejillas encendidas y una tensión dulce que parecía vibrar en el aire.

N fue el primero en hablar, con voz bajita:

N- ¿Qué… qué me vas a hacer?

Lo dijo como quien pregunta cuántas calorías tiene un pastel mientras se lo mete entero en la boca. Sabía la respuesta. Solo necesitaba oírla.

Uzi bajó la mirada a sus labios, luego al cuello, y volvió a sus ojos. Su sonrisa fue tan peligrosa como encantadora.

Uzi- Nada que tú no quieras, dulzura. Pero… digamos que tengo algunas ideas.

N- ¿Ideas?

Uzi- Hmm-hmm.

N- ¿Gentiles?

Uzi- Absolutamente. Por ahora.

N parpadeó lentamente, el rubor ya no podía intensificarse más sin que se le derritieran las orejas. Bajó la mirada, luego la volvió a subir rápidamente.

N- Uzi…

Uzi- Dime.

N- Esto… —susurró, mordiéndose el labio mientras miraba el techo— está mal.

Uzi- ¿Mal porque tus hermanas podrían volver y arrancarme la cabeza con un tenedor de cocina?

N- Sí… no. Bueno, también. Pero no solo por eso.

Uzi- ¿Entonces?

N giró el rostro hacia él, con el ceño fruncido y las mejillas encendidas.

N- ¡Porque estamos en mi habitación! ¡Donde duermo! ¡Donde tengo una foto de cuando tenía cinco años disfrazado de zanahoria colgada en la pared!

Uzi se giró hacia él también y soltó una risa baja.

Uzi- Ok, eso sí es perturbador. Pero también adorable.

N- No quiero que mi primer recuerdo… de esto —dijo señalando entre los dos— sea junto a mi disfraz vegetal.

Uzi- Entonces cerramos los ojos. ¡Pum! Problema resuelto.

N- ¡Uzi! Estoy siendo serio.

Uzi- Y yo también. Mira —se incorporó un poco y lo miró directo a los ojos—, no vine a tu casa con un plan para… “mover las caderas”, como tú dices. Vine porque quería verte. Estar contigo. Lo demás… bueno, es un bono inesperado.

One Shot ^^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora