~Todo por una chompa~

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N- Deacuerdo????

Uzi se levantó de inmediato, con una energía casi exagerada.

Uzi- Vamos pero no solo por la chompa. Me gusta verte caminar al frente.

N- ¡Uzi!

Uzi- Lo siento. ¿No se puede admirar la belleza?

N- ............

Subían las escaleras como si fueran a buscar una chompa, pero ambos sabían que esa prenda era lo menos importante en ese momento.

N iba adelante, intentando convencerse de que esto era un acto inocente de hospitalidad. Solo eso. Una persona civilizada ofreciendo abrigo a su novio porque hacía frío. Nada más.

Uzi iba detrás, con las manos en los bolsillos, observando con todo el descaro del mundo cómo N caminaba con pasos apresurados y torpes. Lo conocía. Sabía que N se ponía nervioso cuando estaba solo con él. Pero ese nerviosismo no era de incomodidad. No. Era ese tipo de nervios que preceden algo inevitable.

Y Uzi… estaba dispuesto a hacer de esa inevitabilidad algo memorable.

Uzi-¿Tu cuarto sigue siendo el primero a la derecha? —preguntó, aunque ya lo sabía perfectamente.

N- Sí… sí —respondió abriendo la puerta con rapidez y encendiendo la luz.

Su habitación era ordenada, pero no rígida. Tenía ese aire cálido, con libros apilados, una lámpara de escritorio con forma de pingüino, una colección de pines en la pared y un par de peluches estratégicamente ocultos tras la almohada. El perchero junto al armario tenía varias chompas colgando.

N- Toma asiento si quieres —dijo mientras caminaba hacia el perchero.

Uzi- Gracias —respondió, pero no se sentó. Se quedó en la puerta, mirándolo como si estudiara la forma en que la luz le rozaba la nuca.

N- ¿Quieres una gruesa o más ligera? —preguntó N mientras examinaba las prendas.

Uzi- Sorpréndeme —dijo
con un tono que hizo que la palabra “sorpréndeme” sonara indecente.

N resopló por la nariz, intentando ignorar el tono.

N- Te la dejo ahí —murmuró, dejando la chompa sobre mesa

Uzi- Gracias —respondió, sin mirarla realmente. Estaba demasiado ocupado observándolo a él. Cómo se mordía el labio. Cómo su respiración aún era irregular. Cómo su suéter se le había levantado un poco al agacharse. Detalles. Cada uno era un regalo envuelto en timidez.

N se giró para volver a abrir la puerta. Lo hizo por reflejo. Quizá para ventilar el cuarto o quizá porque el ambiente se había vuelto tan denso que empezaba a derretir sus pensamientos.

Pero fue entonces que Uzi, como quien ejecuta un plan que llevaba una hora entera cocinando en su mente calenturienta, dio un paso largo, alcanzó la puerta, y con total naturalidad giró el pestillo.

¡Clic!

El sonido fue tan claro, tan rotundo, que N se congeló.

N- ¿Acabas de... cerrar? —preguntó, girando lentamente el cuello como un personaje de película de terror.

Uzi- ¿Mmm? —Uzi ladeó la cabeza, fingiendo inocencia—. ¿Cerrar qué?

N- La puerta. ¡La cerraste con seguro!

Uzi- Ohhh, ¿eso? Fue un reflejo. El frío. A veces, cuando tengo frío, cierro cosas.

N- Eso no tiene ningún sentido.

One Shot ^^Where stories live. Discover now