B A B O R

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IV

— ¡FREEN! ¡FREEN! — gritó.

Los pasos apresurados se escucharon por el pasillo. Becky estaba sudando sentada sobre la cama, totalmente incapaz de respirar.

— Dios mío, Becky — dijo Freen entrando al dormitorio — Cariño qué ha pasado, ¿qué has soñado?

Becky levantó la mirada y Freen se encontró con unos ojos llenos de dolor que le partieron el alma. Unos ojos que le recordaron aquellos diez días que pasaron en el faro, en los que Becky estaba completamente convencida de que Freen iba a morir.

— Bec... — se acercó hasta ponerse de rodillas a su lado y la abrazó contra su pecho. La chica rompió a llorar de forma agónica. — Tranquila... amor, tranquila. Estoy aquí cálmate...

— Te tragaba el mar, Freen — dijo como pudo — Desaparecías. Te he visto desaparecer. Tu cabello era completamente blanco y tú...

Freen la abrazó aún más fuerte, acariciando su espalda tratando de hacerle entender que solamente había sido una pesadilla. Que estaba bien. Que seguía allí.

— Maldita la hora en la que me vi las canas — murmuró contra su cabeza intentando que la chica se relajara — Lo siento muchísimo Becky, yo he provocado esto.

— Te quitabas el colgante, Freen.

— ¿Qué?¿Cómo que me lo quitaba?

— Sí, te lo arrancabas y lo lanzabas al mar. Como si te hubieras dado por vencida. Y yo te llamaba y no me respondías y el mar no me dejaba acercarme a ti.

Becky hablaba atropelladamente, sin respirar. Freen temió que terminara por desmayarse ante la falta de oxígeno.

— Eh, Bec — le acarició la cara — No voy a quitármelo, ¿de acuerdo? No va a pasarme nada, tú misma me lo dijiste ayer. Ganamos. Nosotras ganamos ¿recuerdas?

Becky asintió contra su pecho, aún sin poder dejar de llorar. A lo largo de su vida había tenido muchas pesadillas, pero sin duda aquella había sido la peor. No sabía cómo podría recuperarse de aquello.

Freen la abrazó más fuerte y se tumbó en la cama arrastrándola con ella, dejándola descansar contra su pecho mientras besaba su cabeza.

— Respira, Bec — susurró. — Estoy aquí.

Nam entró en la casa cerca del medio día para encontrar a Freen preparando algo de comer en la cocina. La tormenta parecía haber sido cosa de una noche y ahora el cielo estaba azul, solamente salpicado de algunas nubes perezosas que se resistían a disiparse.

— Huele de maravilla — dijo Nam sentándose en uno de los taburetes. — ¿Y Becky?

— Está durmiendo— contestó Freen.

— ¿Durmiendo? — preguntó Nam extrañada — Mi prima no duerme hasta esta hora desde que tenía diecisiete años ¿Qué le pasa? ¿Está enferma?

— No, no está enferma Nam... — suspiró — Ha tenido una pesadilla horrible esta mañana.

— ¿Otra?

— ¿Cómo que otra? — preguntó Freen frunciendo el ceño.

— Mierda, tal vez no tenía que haber dicho eso — se lamentó — Pero bueno, ya lo he soltado así que qué más da.

— Lárgalo todo, Nam — le dijo apuntándole con una cuchara de madera.

— Becky lleva un tiempo teniendo otra vez pesadillas con el mar. Las ha tenido siempre, desde pequeña.

Aivar  • FreenBecky •Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin