Freen respiró profundamente mientras alcanzaba la playa. Aún no era tan tarde como para que estuviera abarrotada de gente, así que se permitió el lujo de sentarse en la arena durante algunos minutos admirando el movimiento de las olas.
No tenía ni idea de qué estaba haciendo. Ni siquiera sabía por qué había regresado al pueblo aquella mañana con la consiguiente sorpresa de Heng. El chico se había acercado hasta el faro para ver qué tal había despertado Freen tras su aventura nocturna, y se la encontró totalmente vestida y preparada para ir a pasar el día al pueblo. Él supuso que aquello tenía algo que ver con la chica del ancla, pero se abstuvo de hacer cualquier tipo de comentario. Al fin y al cabo, aunque les uniera una amistad, Freen no dejaba de ser su 'jefa'.
Volvió a inspirar profundamente mientras sus ojos pasaban por las familias que iban acercándose a la orilla. A veces extrañaba aquello; el compartir la vida con otras personas. Sabía que su sitio estaba en el faro, pero a veces se preguntaba cómo sería todo de no ser por la obligación que la ataba a aquella isla.
Miró hacia donde estaba su hogar y sus ojos se empañaron. Verlo desde lejos era algo a lo que no estaba acostumbrada. Lo que siempre vislumbraba en la lejanía era el pueblo, su gente y los barcos de pescadores. Eso la entristeció por un momento, y a su vez la hizo revolverse un poco en su sitio al recordar a la chica del tatuaje, que sin venir a cuento apareció de la nada y se plantó delante de ella en la cola del baño, poniendo su estómago boca abajo desde entonces.
— Cuando la tormenta atraviese tu pecho, yo seré el ancla que impedirá que tu corazón vague a la deriva — susurró manteniendo sus ojos cerrados.
— ¿Vienes hasta aquí para volver a mirar el mar? — dijo de pronto la voz de Heng a sus espaldas sacándola de sus pensamientos.
Freen se giró y se secó rápidamente la lágrima que se le había escurrido por la mejilla, deseando que el chico no se diera cuenta.
— Fíjate, al final va a resultar que soy una nostálgica — contestó con una media sonrisa.
— ¿Algún plan en especial? — preguntó.
— Nada en concreto, la verdad — Freen jugaba con la arena en sus manos mientras hablaba — Tal vez me dé una vuelta por los juegos populares esta tarde.
— No te imagino llevando un huevo en una cuchara con la boca. Eso puede ser interesante — rio Heng.
— Muy gracioso. No creo que participe, de todas formas. Llamaría demasiado la atención.
— Ah, por supuesto. Freen Sarocha Chankimha es toda una celebridad que no puede ser identificada — se burló — Va, Freen. Nadie podría reconocerte.
— Eso no lo sabes. Ya me he arriesgado demasiado con la chica del ancla — resopló.
— Ese es un tema interesante a decir verdad. ¿Se puede saber a qué viene ese interés ahora? ¿No me habías dicho que no querías involucrarte con nadie? — preguntó el chico.
— Y no quiero, créeme. Es lo menos conveniente ahora mismo, dadas las circunstancias — se pasó una mano por el pelo de manera mecánica — Pero ella parece...efímera.
— Efímera...ya. Un adjetivo interesante para una persona. Nada dramático — elevó una ceja.
— Me refiero a que va a pasar dos días aquí y después se irá. Es sencillo; fácil. No parece conocer nada del pueblo y seguramente no regrese por aquí. Así que sí, efímera — suspiró — Es todo lo que puedo permitirme de todas maneras.
— ¿Y qué estás haciendo aquí entonces? ¿Por qué no estás con tu chica efímera? — preguntó Heng.
— La buscaré esta tarde. Parecía tener planes con su prima.
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Aivar • FreenBecky •
FantasyCuando la tormenta atraviese tu pecho, yo seré el ancla que impedirá que tu corazón vague a la deriva. ___________________________________________ AIVAR Es una historia original con todos los derechos reservados.
