FINAL -I-

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Freen golpeó el pecho de Heng varias veces mientras lloraba. Estaba segura de que Aivar lo había ahogado; y si Aivar había hecho eso era porque le había contado algo a Becky.

— Maldita sea, Heng — murmuró — No tenías que hacerlo. Se suponía que serías libre a partir de hoy ¿para qué le dices nada?

No podía parar de llorar. Le dolían las manos y le ardía el pecho. Heng estaba muerto. Y había sido por su culpa. Una vez más alguien tenía que morir por ella, y Freen solamente quería arrancarse el corazón y enterrarlo en aquella playa.

Se frotó los ojos y trató de calmar su respiración mientras se ponía en pie con dificultad. No había podido apartar la mirada de Heng en todo el rato. La culpa la carcomía. Inspiró profundamente y cerró los ojos dirigiéndose al mar. Necesitaba tranquilizarse, necesitaba encontrar algo de paz en aquella tormenta para poder afrontar su destino. Pero lo que vio fue lo más alejado de la paz que podría existir. Era su peor pesadilla. A menos de un kilómetro estaba Rebecca en una barca, y en otra embarcación pequeña junto a ella, estaba Aivar.

No dudó un segundo. Ni siquiera pensó en las consecuencias que podrían tener sus actos porque realmente ya no tenía nada que perder.

Y se lanzó al mar.



— Por fin nos conocemos, Rebecca — dijo aquella voz helada y carente de cualquier emoción. — He de reconocer que por un momento, pensé que serías lo suficientemente estúpida como para dejar que esa chica te acompañara en la barca. Me alegro, así no tiene que morir más gente de la necesaria.

— No voy a morir — dijo Becky intentando parecer calmada — Sé quién es Freen. Sé quién era Rose. No puedes matarme.

— Llevas razón, yo no puedo. Ni quiero. Yo no mato a la gente. — afirmó el hombre — Que vivas o no es una decisión que debe tomar el mar.

— ¿Qué quieres decir? Vi cómo mataste a mi padre.

— El Mar es mucho más que agua, ¿sabes Rebecca? Él siempre ha estado aquí — hizo una pausa mirando a su alrededor — No podemos enfrentarnos a sus decisiones.

— Te vi ahogarlo — insistió Becky, murmurando con rabia.

— No. El mar lo ahogó. Yo simplemente abro las puertas para que él decida. A veces es misericordioso, y a veces es letal. Es creador de vida y es juez de muerte. Y ni tú ni yo podemos cambiar el resultado de sus decisiones. De haber podido...— comenzó a decir, pero se lo pensó mejor y se detuvo — Si el mar acabó con la vida de tu padre es porque ese era su destino.

— ¿Y el destino de Freen es morir encerrada en esa isla después de cien años?

— Ella está cumpliendo un castigo. Sus decisiones tuvieron consecuencias para muchas personas; su penitencia ha sido justa.

— Me parece increíble que hables así de tu hija.

— No te voy a mentir Rebecca. Yo solamente tuve un amor, y fue la madre de Sarocha — dijo mirando al mar — Hay personas que tienen espacio en su corazón para albergar varios amores, pero el mío es limitado. Ese fue mi trato con el mar, que me permitió estar con ella si la amaba lo suficiente como para renunciar a cualquier otro tipo de amor ¿Que el mar ha sido cruel conmigo privándome de vivir esas emociones? Tal vez sí. O tal vez me regaló los años más hermosos de mi vida junto a Nun.

— ¿Por qué me estás contando esto? — preguntó Rebecca confusa.

— Te cuento esto para que entiendas que no soy el malo aquí. Si no siento amor por Sarocha es porque nunca pude hacerlo. Y cuando mi mujer murió, todo mi amor murió con ella. Ya no siento nada. Mi corazón es una caracola hueca donde se escucha el eco de las profundidades, y desde ahí el Mar me dice qué debo hacer.

Aivar  • FreenBecky •Where stories live. Discover now