Pero Freen no pudo seguir hablando cuando Nam la abrazó aún más fuerte de lo que había abrazado a Becky, cortándole la respiración.
— A ti no te voy a amenazar porque suficiente has pasado — dijo Nam en voz baja — Gracias por no permitir que ese padre disfuncional tuyo acabara con las dos.
— En realidad no he hecho nada — contestó Freen con la voz ahogada — Ha sido Rebecca la que ha hecho todo el trabajo.
— Tiene problemas para dejarse ayudar. Ya lo irás viendo.
Suspiró pensando en lo rápido que había pasado un año. El súbito recuerdo de Nam le hizo mirar la hora en el despertador que descansaba sobre la mesita de noche. Le daba tiempo. Por supuesto que le daba tiempo.
Acercó despacio sus labios hasta aquel dibujo grisáceo, y dejó un beso lento. Rozando la piel de Becky suavemente con su lengua mientras rodeaba su cintura con el brazo.
— Da igual las veces que hagas eso — dijo Becky con la voz aún adormilada — Me provocas un cortocircuito cada vez que lo haces.
— Ese es el plan— susurró Freen bajo su oreja — Me gusta la idea de que dejes de funcionar durante unos segundos... para que yo pueda hacer lo que quiera contigo.
— Para eso no necesitas que yo deje de funcionar — rio Becky pegando su cuerpo al de Freen, sin dejar de darle la espalda. Cogió la mano de la chica que descansaba sobre su abdomen y la guió despacio hasta el punto que ella quería alcanzar entre sus piernas — Puedes hacer lo que quieras conmigo, siempre — empujó la mano de Freen contra ella, y la chica gimió bajo tras su oído — De hecho, podrías empezar ahora.
Freen atrapó el lóbulo de la oreja de Becky entre sus dientes suavemente, mientras su mano se deslizaba desde el punto que la chica la había dejado. Un día la volvería loca; Becky simplemente era demasiado para ella. No podría cansarse jamás de tocarla, de morderla, de hacerla gritar una y otra vez. Su conexión era tan intensa que a veces, tras pasar varias horas sin verse, ni siquiera se habían saludado al regresar a casa cuando la ropa ya había volado a cualquier lugar.
— Dios, joder — susurró Becky clavando sus uñas en el muslo de la chica cuando sintió sus dedos perderse dentro de ella. — No... no voy a poder aguantar mucho así, Freen.
— No quiero que te contengas, Bec — dijo con la voz algo ronca- Podemos repetir durante toda la vida — bordeó con delicadeza la línea de la mandíbula de Becky con los labios — Vamos, dámelo.
Becky gritó echando la cabeza hacia atrás buscando la boca de Freen, que la miraba maravillada como cada vez que conseguían llegar a la cima de aquella manera tan intensa y explosiva. Para Freen no había nada mejor en el mundo que poder mirar la expresión de Becky en esos segundos en los que abandonaba la realidad y se quedaba flotando en el limbo del éxtasis, para después regresar con sus preciosos ojos marrones cargados de amor.
— Vas a acabar conmigo — dijo riendo, mientras escondía su cara en el cuello de la chica que la abrazaba con fuerza — No es normal que me roces y yo no pueda controlarme.
— A mí la verdad que me parece genial que te ocurra eso ¿eh? — rio con ella — Es perfecto si tenemos prisa, o tenemos que salir a alguna parte, o Nam está a punto de llegar para comer-
— ¡Mierda! ¡Lo había olvidado! — exclamó de pronto — ¿Qué hora es? — Es temprano, Bec. Es lo bueno que tienen estas manos — dijo moviendo los dedos con expresión divertida — Te dejan tiempo para todo.
Becky levantó una ceja y se incorporó para subirse a horcajadas sobre la cadera de Freen.
— Ah, no — se negó la chica — No empieces o entonces sí que nos va a pillar Nam.
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Aivar • FreenBecky •
FantasyCuando la tormenta atraviese tu pecho, yo seré el ancla que impedirá que tu corazón vague a la deriva. ___________________________________________ AIVAR Es una historia original con todos los derechos reservados.
P R O A
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