la academia distrital melancholy a primera vista puede aparentar ser como un colegio común y corriente, pero al cruzar la puerta se conocen muchas historias, la de cada alumno, la de sus amigos, la de los profesores y hasta la de sus familias. serim...
y sin decir nada más, serim salió de la habitación. allen tomó aire y miró a jungmo, sonriéndole suave.
—eres muy fuerte, jungmo... ya entiendo la razón de porque no mejorabas con la terapia y estabas más triste.
—todo lo hacía cuando teníamos cita... eran horas infernales. al inicio se hizo mi amigo, después todo se fue a la mierda y bueno... me abusó.
minhee abrazó de inmediato a su novio, brindándole ese cariño que sabía que necesitaba.
—pero todo va a terminar hoy... ya vas a ver.
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serim miraba fija y decididamente a su alrededor mientras daba instrucciones a su equipo. la adrenalina corría por sus venas; había trabajado demasiado tiempo en este caso para dejar escapar al criminal que tenía secuestrado a dongyun ahora.
—escuchenmе bien —dijo serim, ajustándose el chaleco antibalas—. este tipo es astuto y peligroso. entraremos en dos grupos: el equipo A cubrirá la entrada principal mientras que yo iré con el equipo B por la parte trasera. no quiero sorpresas, debemos atraparlo.
los rostros del equipo reflejaban determinación, sabían lo que estaba en juego. a medida que se acercaban a la casa, el sonido de sus botas resonaba sobre el suelo de asfalto, casi como un mantra que consolidaba su propósito.
al llegar al patio trasero, serim hizo una señal para detenerse. la casa era vieja, pero había algo inquietante en su apariencia; ventanales polvorientos y un silencio abrumador. se agachó para mirar a través de una ventana mal cerrada.
con una rápida cuenta regresiva, el primer grupo se movió hacia la puerta principal mientras serim y los otros se acercaban sigilosamente por detrás. una vez listos, gritaron en unísono:
—¡policía! ¡abre la puerta!
el sonido resonó en la penumbra y un crujido proveniente del interior rompió el silencio antes de que un hombre apareciera frente a ellos con una sonrisa cruel dibujada en su rostro.
—no me tomarán tan fácilmente —dijo él mientras giraba hacia la parte trasera de la casa.
serim no dudó ni un segundo.
—¡detente! —gritó mientras corría detrás del hombre antes que pudiera escapar.
la persecución continuó por pasillos oscuros y llenos de sombras; estos lugares eran como laberintos donde cada giro podía ser una trampa mortal. pero serim estaba decidido; no iba a dejarlo escapar esta vez. al llegar al final del pasillo, vio una puerta entreabierta y oyó gritos apagados provenientes del interior.
