la academia distrital melancholy a primera vista puede aparentar ser como un colegio común y corriente, pero al cruzar la puerta se conocen muchas historias, la de cada alumno, la de sus amigos, la de los profesores y hasta la de sus familias. serim...
minhee acercaba la cuchara a la boca de jungmo, dándole de comer su desayuno. wonjin y chaehyun reían desde la esquina, la escena les parecía adorable y algo chistosa.
—mini, yo creo que jungmo no es un bebé y sabe que debe comer para salir de aquí rápido —mencionó chaehyun.
—¡aún así le daré de comer!
—hey... —jungmo lo vio con cierta vergüenza—me estás haciendo pasar vergüenza con wonjin.
—te he visto hacer cosas peores —dijo wonjin y soltó otra risa, cruzándose de brazos—. de todos modos, ya debemos irnos que estamos llegando tarde a clases. minhee, deja que jungmo terminé de comer solo.
minhee con un puchero en sus labios, dejó el plato con comida sobre la mesa de noche y se acercó a jungmo; dándole un corto abrazo.
—vendré a verte después de salir de clases.
—lo sé, cuídate. que les vaya bien, me saludan a todos.
los mellizos salieron de la habitación, dejando un momento a solas para los mejores amigos.
—me alegra que estés de regreso... —confesó wonjin.
—a mí no tanto.
wonjin suspiró y jungmo bajó la mirada, evitando mirarlo a los ojos. koo no podía mentir, seguía sintiéndose extremamente deprimido y la situación era más de lo que todos pensaban, mucho más.
—eres bueno para fingir delante de minhee.
—lo sé.
—tenemos una conversación pendiente... debemos hablar de lo que ocurrió ese día, lo sabes.
—sí, pero ahora no...
wonjin asintió y se acercó a él, dejando un beso sobre su frente.
—te veo más tarde.
—sí, me saludas a hyeongjun.
—claro.
wonjin se acercó a la salida, pero la voz de jungmo llamándolo lo hizo detenerse.
—cuídate mucho, wonjin... el peligro está más cerca de lo que crees.
el chico miró a su amigo con cierta curiosidad y temor, sin entender lo que quería decir. solo asintió y sin más, salió para irse a cumplir con su deber estudiantil.
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serim entró a la clase 127 y la atmósfera cambió al instante. las miradas curiosas de sus alumnos se centraron en lo que llevaba en la mano: un plato repleto de comida descompuesta y lo que parecía ser un poco de basura. con una sonrisa en el rostro, serim saludó a sus estudiantes.
—¡buenos días, muchachos! —exclamó, mientras comenzaba a avanzar entre los pupitres con su extraño y poco apetitoso cargamento.
seongmin no pudo contenerse y soltó una arcada al percibir el hedor proveniente del plato. mashiro, se cubría la nariz con una mano y retrocedió un poco, mientras los demás estudiantes observaban con una mezcla de asco y curiosidad.