Only 4 U (Yeongyu)

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Beomgyu

Podía jurar que el padre de Yeonjun ocupaba dos tercios de nuestra cocina simplemente de pie frente a la estufa calentando algo encima que yo no podía ver. Mientras tanto, Irene, la madre de Yeonjun, se movía de un lado a otro sacando el papel de aluminio de la parte superior de los platos y ladrando órdenes a los otros niños, sintiéndose inmediatamente como en casa. Tenía la misma vibra cálida que Yeonjun, y me sentí atraído por ella al instante.

—¿Puedo ayudar en algo? —Le ofrecí, y ella me sonrió amablemente, con sus ojos marrones brillando. Su sonrisa me recordó a la de Yeonjun.

Había llegado a casa antes de que ellos llegaran y tuve el tiempo justo para llegar a mi habitación, tener una mezcla entre una crisis de nervios y el tipo de ataque histérico de excitación que generalmente se reserva para Harry Styles -porque, admitámoslo, Yeonjun era mi propia versión de Harry Styles-, luego me recompuse y volví a bajar cuando sonó el timbre. Todos se habían agrupado en la puerta principal, cada uno con un plato en la mano, Irene encabezando la carga. La gratitud que sentí cuando ninguno de ellos dijo nada sobre lo que había sucedido en el campo de fútbol fue tan grande que casi me eché a llorar de alegría en el acto.

—No. Tenemos un sistema bien definido. No te importa que nos hagamos cargo de la cocina.

—Nadie se va a quejar.

—Escuché que eres un gran cocinero. Yeonjun dice que le enseñaste a hacer pollo cordon bleu.

Me reí al recordarlo, incluso mientras mis mejillas se calentaban por lo que había venido después.

—Sí, más o menos.

Me miró con más atención. —Se nota que está encantado contigo, ¿sabes? Durante todo el instituto, le gustaban más los deportes y sus amigos que salir con chicas. Pero ahora habla de ti todo el tiempo. Beomgyu esto, Beomgyu aquello —Su sonrisa se amplió—. Oh, eres un rubor. Bueno, eso se te pasará rápido con nosotros.

Se rió cuando me froté las mejillas de forma dramática, y entonces mi sonrisa flaqueó.

—Siento que debo decir algo sobre lo que pasó en el campo, porque no quiero que tengan esta horrible primera impresión de mí. Es una historia muy larga, pero... —Me detuve cuando ella me puso una mano en el hombro.

—¿Te importa mi hijo?

Tragué y asentí.

—Mucho. Él es como... como todos los deseos de cumpleaños que pedí pero que nunca recibí, almacenados y enrollados en un gran regalo que recibí en el momento en que más lo necesitaba.

—Entonces eso es todo lo que necesito saber. El resto es entre ustedes dos —Me guiñó un ojo—. Lo único que te voy a tener en tu contra es que dice que haces el Rotel mejor que el mío.

—Oh, bueno, puedo compartir el secreto, es muy sencillo.

—Entonces yo diría que todo estará perfecto.

—No quería comer tanto. —Taehyun gimió y se desplomó en uno de los sofás junto a Heeseung y se acomodó contra su hombro.

—Dices eso al menos una vez al día. Creí que aprenderías.

—Me gusta el castigo. Si no, no estaría contigo.

—Te vas a arrepentir.

—¿Ahora o después? —La sonrisa de Taehyun adoptó una curva perversa.

—Después.

Hice un intento de agarrar el mando de la televisión y, al fallar, me rendí y me desplomé de nuevo en el otro sofá.