Only 4 U (Yeongyu)

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Beomgyu

Me senté en todas las clases del jueves con el estómago nervioso, como si fuera a tener una primera cita. En realidad, probablemente habría más juegos previos involucrados que en algunas de las primeras -y a menudo últimas- citas en las que había estado. Me recordé a mí mismo que se trataba de una transacción con un objetivo definitivo por parte de ambos.

Sería una forma caliente y agradable de pasar una tarde, pero no quería darle más importancia de la que tenía. El hedonismo sin ataduras era, después de todo, lo que se suponía que iba a ser mi último año de estudios.

Sin embargo, cuando entré por la puerta principal y vi las enormes Nikes de Yeonjun abandonadas cerca del sofá, me olvidé de la irritación que me producía que las hubiera dejado fuera y, en su lugar, me invadió una emoción eléctrica por lo que iba a ocurrir. Me gustaba el sexo, ¿a quién no?

Y el sexo con alguien que te importaba era increíble y fantástico, pero también... El sexo por sexo podía ser igual de bueno. Más aún cuando venía con unos cuantos signos de dólar detrás y una verga grande y gorda.

El Beomgyu de primer año se habría horrorizado. El Beomgyu de primer año había creído en corazones, flores y unicornios. El Beomgyu de último año sabía que los unicornios cagaban como cualquier otro caballo.

Me reí para mis adentros mientras subía las escaleras.

—¿Yeonjun? —Ew. ¿Por qué mi voz sonaba tan temblorosa? Miré mi reloj. Justo a tiempo.

—Sí. —gritó. La puerta de su habitación estaba abierta y la del baño también. Dejé la mochila en mi habitación y me permití un tranquilo ataque de pánico de dos minutos.

Dime si crees que es una tontería, pero estaba pensando en cómo nos cruzamos aquella vez, cuando salías de la ducha, y luego cómo volviste a entrar con mi acondicionador...

Dios, cuando Yeonjun había dicho eso en la tienda de comestibles, me quedé semiduro solo con eso. Y luego siguió mientras yo asentía lentamente, teniendo que esforzarme por mantener la calma porque había tenido fantasías que iban en esa dirección con todos mis compañeros de piso en algún momento. Eso era lo que me pasaba por vivir con un puñado de tipos, supongo.

Mi asentimiento pareció fortalecer la convicción de Yeonjun, gracias a Dios, porque siguió adelante, y habíamos improvisado un desglose de una escena suelta entre múltiples opciones y mi mano ansiosa. En un esfuerzo por avanzar hacia algo más grande, una paja era un punto de partida natural, después de todo.

Me revisé el cabello por última vez, me quité los zapatos y presioné la palma de mi mano contra mi pecho. Si mi corazón no intentaba atravesar mi esternón, no estaba seguro de que mi pene no se volviera loco después.

—Todo el mundo tiene que calmarse de una puta vez. —amonesté a mi anatomía en voz baja. Extrañamente, eso ayudó, y me dirigí hacia el baño con la seriedad de alguien que va a la batalla.

El vapor se extendió por el umbral y me envolvió en el aroma del gel corporal selvático cuando abrí la puerta del baño y entré. Yeonjun silbaba un pegajoso remix de Miley Cyrus que había sonado en el club la otra noche, y me sorprendí a mí mismo sonriendo antes de reprimirlo. Recordando el objetivo, dirigí la cámara hacia la cortina de la ducha, donde sólo quedaba el revestimiento esmerilado después de haber despersonalizado el baño.

Creaba una silueta sexy del gran cuerpo de Yeonjun.

—¿Eres tú, Ben? — Yeonjun utilizó el nombre en clave que había elegido en honor a mi héroe favorito de Clueless mientras mi mirada bajaba hacia el evidente bulto de su silueta.