Only 4 U (Yeongyu)

21

Me reí y agarré un par de cervezas para nosotros de camino al interior.

El interior de la casa estaba abarrotado, y yo estaba dispuesto a utilizar mi tamaño para abrir camino si era necesario para mantener a Beomgyu fuera del camino de los brazos y los codos, pero él lo hizo muy bien por su cuenta, con su esbelta figura abriéndose paso entre la multitud con facilidad o apartando a la gente del camino con una sonrisa encantadora y un "permiso" si no podía deslizarse entre ellos.

No estaba seguro de qué era exactamente lo que me hacía sentir verlo caminar entre la multitud, pero de repente sentí en mi pecho esa misma extraña mezcla de deseo, posesividad y orgullo que había sentido en algunas ocasiones anteriores.

Tragando, subí con él las escaleras y señalé una tercera escalera. Al final del pasillo del tercer piso, me levanté sobre las puntas de los pies y tiré de un panel del techo.

—¿Me llevas a un ático?

—Solo vamos, listillo. —Me metí una cerveza en el bolsillo trasero y sostuve la otra mientras lo seguía hacia arriba, y una vez que estuvimos en el rellano de madera contrachapada, lo dirigí hacia una ventana antes de abrirla de un empujón y salir arrastrándonos al exterior. El porche tenía unos tres metros de ancho, con un marco de ladrillos y algunos muebles de porche rotos. El lugar se utilizaba principalmente para fumar hierba durante la semana, pero lo manteníamos cerrado durante las fiestas.

Me senté en un banco desvencijado y me eché hacia atrás, cerrando los ojos. Corría una agradable brisa y el ruido de la fiesta sonaba muy lejano. Dejé escapar un suspiro de satisfacción y abrí un ojo. Beomgyu estaba de pie en la barandilla, pero tenía la cabeza inclinada hacia atrás mirando las estrellas.

—¿Qué te parece?

—No es una mala vista para estar en la ciudad —dijo entrecerrando los ojos—. Al menos puedo distinguir el mango de la Osa Mayor. —Me tendió la mano y le ofrecí una cerveza, luego me bajé del banco y me apoyé en la pared junto a él.

Rompí la lengüeta y tomé un trago de cerveza helada.

—¿Cómo eres en una cita? —Me lo había estado preguntando desde su cita con Jay.

Jesse escupió un trago de cerveza y se limpió la boca con el dorso de la mano antes de soltar una carcajada.

—No lo sé. Hace tiempo que no tengo muchas citas de verdad.

—Saliste con Jay la otra noche, pero no me contaste toda la historia, sólo que fue un fracaso. ¿Te pones nervioso?

¿Era exigente con el menú ya que tenía un nivel de exigencia tan alto cuando se trataba de la comida? La idea me hizo sonreír.

No podría decir si la sonrisa reflexiva que siguió era porque podía ver a través de mí o simplemente porque me encontraba ridículo.

—A veces, sí. Pero Jay fue mi primera cita real en al menos seis meses. Los últimos dos años han sido sobre todo enganches. ¿Qué hay de ti? ¿Aquí es donde traes a tus víctimas... errrr, citas —me lanzó un guiño— para sellar el trato? ¿Les enseñas las estrellas y luego les muestras la estrella más brillante de todas? —Resopló suavemente para sí mismo.

—Nunca lo he probado antes. ¿Funciona?

Su mirada se centró en mí. —¿Esto es... querías hacer una escena aquí arriba o algo así? ¿Era esa la idea que mencionaste antes?

—No. Esa fue una artimaña mal pensada para tratar de seducirte para que vinieras aquí —Dejé la lata de cerveza a un lado. La mirada de Beomgyu se levantó cautelosamente para encontrarse con la mía cuando di un paso más cerca—. Necesito besarte de nuevo. Esta vez de verdad.