Only 4 U (Yeongyu)

15

Beomgyu me miró detenidamente y luego se encogió de hombros.

—Sí, claro. Eso funciona —Su atención se desplazó a su camisa aún desgarrada y a su estómago brillante, y se rió—. Dios, soy un desastre, y mírate. Wow.

—No me masturbé durante dos días porque quería que fuera impresionante —Encendí la ducha—. Me enjuagaré muy rápido si quieres meterte después.

—De acuerdo, claro.

Me puse bajo el chorro y corrí la cortina de la ducha. A través del revestimiento esmerilado, observé los movimientos de él al quitarse la ropa, mientras intentaba pensar con lógica en todo lo que acababa de suceder. Había respondido al estímulo, no veía ningún problema en eso, y no podía imaginarme que fuera el único en la historia del gay por pago que se excitaba con su pareja más allá de la respuesta al estímulo. Las hormonas y las feromonas eran una mierda extraña. ¿Pero lo que sea que fuera esto? Estaba más que feliz de continuar con el experimento.

Salí de la ducha y me encontré con que Beomgyu me tendía una toalla. La agarré y me froté el pelo con ella, contemplando furtivamente su culo mientras él se liberaba de la toalla que le envolvía la cintura y entraba en la ducha.

—Si pido pizza o algo, ¿quieres un poco?

—Nah. Probablemente haré algo.

—¿Ramen? —Sonreí, esperándolo.

Y ahí estaba. Beomgyu asomó la cabeza por la cortina y me miró con una mueca de desaprobación.

—Ya quisieras. Qué asco. De todos modos, tengo un grupo de estudio dentro de un rato.

—Eso es lo que pensé que dirías —Recogí su toalla y la coloqué sobre el toallero para que no se empapara en el suelo. Pensándolo mejor, busqué en el armario una toalla nueva—. Avísame si cambias de opinión sobre la pizza. —Me quedé un minuto más, aunque no estaba seguro para qué, y luego me retiré cuando ya no podía justificar el hecho de quedarme mirándolo a través de la cortina mientras ajustaba el grifo de la ducha.

Una hora más tarde, después de haberme atiborrado de pizza y de que Beomgyu se hubiera ido, me encerré en mi habitación, me tumbé en la cama y reproduje el vídeo que habíamos hecho. El principio fue tan rígido y torpe como la mierda, como sospechábamos, y luego, en algún punto de la mitad, cambió.

Me acomodé en las almohadas, mirando la pantalla. Las respiraciones agitadas de Beomgyu se mezclaban con las mías mientras me acariciaba, y me di cuenta de algo que no había visto antes: Beomgyu se agarró el pene a través de los pantalones en un momento dado, como si tratara de contenerse para no correrse mientras yo me descargaba sobre mis abdominales y el suelo.

Me chupé el labio inferior y rebobiné esa parte, luego lo volví a ver, mi pene endureciéndose a lo largo de mi muslo mientras Beomgyu apretaba la base de su tronco. Luego salté a la parte en la que yo empezaba a masturbarlo. Deslizando una mano por mi pantalón de chándal, apreté mi pene, moviéndome al ritmo de sus golpes, cada ondulación de su estómago al flexionarse y contraerse haciendo que el mío hiciera lo mismo. Subí el volumen y llegué al sonido del silencioso gemido que había soltado cuando se hizo añicos.

Mientras miraba el desorden en mi estómago, cortesía de mi compañero de piso, me di cuenta de que necesitaba refuerzos.

Dejé de ver el vídeo, esperé cinco minutos hasta que las endorfinas que recorrían mi organismo se calmaron y luego llamé a mi hermano Jake.

Sólo era tres años más joven que yo, pero también era cincuenta veces más inteligente. Por otra parte, no podía sostener un balón de fútbol ni, aunque se lo pusiera en la mano. Mamá y papá le habían impedido empezar el jardín de infancia durante un año más, y a veces lamentaba que no hubiéramos podido vivir juntos al menos un año en la universidad.