Only 4 U (Yeongyu)

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—¿Qué demonios?

Beomgyu sonrió triunfalmente. —Te lo dije.

Me fijé en el pie de foto que decía: "¿Quieres lamer?" y me partí de risa. Entonces me fijé en el muro de hashtags y lo miré con severidad.

—¿Cómo conoces todos estos hashtags y no sabías lo que era un manther?

—Mi cerebro tiene una retención muy selectiva —Inclinó la barbilla hacia el teléfono—. Apuesto a que sacas al menos diez nuevos suscriptores de esto. Oh. ¿Sabes lo que deberíamos haber hecho? Una versión vestida y otra desnuda —Frunció el ceño—. Lo haremos la próxima vez. Debería haber pensado en eso.

Sin embargo, Beomgyu seguía mirando mi entrepierna pensativamente, y me distraje un poco al ver que lamía su cono de helado mientras lo hacía.

—¿Así que todos los chicos usan esas mallas para practicar? ¿Puede ir alguien a esos entrenamientos? —Movió las cejas y se rió cuando le di un codazo con el hombro.

—También solemos llevar copas o protectores, así que no es el buffet de penes que probablemente imaginas.

—Bufett de penes —dijo en voz alta—: Cambiemos de tema. Llevo los pantalones cortos equivocados para esto. ¿Cómo te metiste en el fútbol?

Le hablé de que mi padre era el entrenador de nuestro instituto, de todos los deportes que había entrenado mientras crecía y de mi gran familia. Teníamos eso en común.

—Fui bastante bueno desde el principio, y fue una de esas cosas en las que... no sé. Era algo que mi padre y yo podíamos compartir juntos. Es difícil destacar en una familia grande, ¿sabes? Así que lo hice. Me gustaba tener eso con él. Mi hermano menor, Jake, es un fenómeno del béisbol y Lia, mi hermana, es increíble en el hockey.

—¿Y los otros tres? Dijiste que eran seis, ¿cierto?

—Sí, no les gustan los deportes, así que no los reconocemos. Me resulta difícil recordar sus nombres. —bromeé, y luego le hablé del resto de mis hermanos.

Beomgyu atrapó un chorrito de helado en su lengua.

—Aunque me gustaría haber tenido algo así. Mi reclamo a la fama era simplemente mantener todo funcionando sin problemas —Arrugó la nariz—. Aburrido.

—¿Qué hay de la cocina? Eres bueno en eso.

Resopló. —Nadie dice, conoce a mi hijo, es bueno cocinando.

—Probablemente lo hagan si eres Grant Achatz.

Beomgyu se quedó con la boca abierta. —¿Sabes quién es?

Asentí con la cabeza después de lamer mi cucurucho. —Y Anthony Bourdain y algunos otros. Una vez vi un documental cuando íbamos en un autobús hacia un partido. Suena despiadado. Pero si te gusta tanto la cocina, ¿por qué no te dedicas a eso?

—No lo sé. Quiero decir, he pensado en ir a la escuela culinaria el próximo año, y acabo de empezar ese trabajo de ayudante de chef en Fuego que Taehyun me ayudó a conseguir. Ya veremos, sin embargo.

—¿Qué es tan gracioso?

—No sé, supongo que es sólo que... sí me hubieras dicho que iba a estar sentado fuera de Slurpy's comiendo helado con un jugador de fútbol, que resulta ser mi compañero de piso y que también resulta que graba vídeos de pajas y sabe quién es Grant Achatz... suena un poco loco.

—¿Quieres decir porque no soy un jugador de fútbol unidimensional? ¿Soy un chico de verdad, Gepetto?

Beomgyu palideció. —No, sólo quiero decir... o quizás un poco, sí. Pero yo... —Sus mejillas se sonrojaron—. Sólo quiero decir que me gusta salir contigo, aunque hayas creado un lago de sudor en la clase de yoga, hayas tirado la camiseta al suelo y...

—No mencionaste lo de no hablar —le recordé—. Me sentí como un idiota.

—Me imaginé que era un hecho. Nadie habla. Nunca. Incluso si alguien se tira un pedo accidentalmente, no lo reconoces.

—¿Me estás cagando?

—Eso también estaría muy mal visto — Beomgyu resopló ante su propia broma—. Pero sí, supongo que es un poco raro, en realidad, ahora que lo pienso.

Sacó su teléfono y lo consultó mientras yo me acababa el cucurucho y luego estiré los brazos, cerrando los ojos y dejando que el sol me diera en la cara.

Estaba disfrutando del buen día hasta que Beomgyu soltó: —¡Mierda!

Mis ojos se abrieron a tiempo para captar la mirada enojada de una dama mientras él me acercaba la pantalla.

En algún momento había navegado hasta mi página de OnlyFans. Me quedé mirando la pantalla y tuve que luchar para no quedarme con la boca abierta.

Había publicado el primer vídeo que habíamos grabado en su habitación antes del entrenamiento de la mañana y luego había seguido con mis actividades habituales. Por lo general, revisaba al final del día para ver cómo iban las cosas. No era ni siquiera mediodía y ya había cien comentarios en el vídeo y...

—¿185 dólares en propinas? —dije incrédulo mientras Beomgyu sonreía.

—Lee algunos de los comentarios.

Todavía estaba abrumado por los 185 dólares en propinas. Como máximo, había conseguido 50 dólares una vez cuando me metí la punta del meñique en el agujero. Hice clic en los comentarios.

¡Alguien tiene un tipo de cámara!!!! Me encanta.

El más caliente hasta ahora. Sigan viniendo. No tengo suficiente.

Tienes el pene más sexy que he visto nunca.

Me corrí antes que tú. Asombroso

Me reí con eso.

Quienquiera que esté sosteniendo la cámara estaba claramente disfrutando también. Extra caliente.

Miré a Beomgyu y él se pulió las uñas contra el cuello de la camisa con una sonrisa de satisfacción. Me pregunté si había leído el último comentario.

—¿Sabes qué significa esto?

—¿Qué?

Tenía un pequeño hoyuelo en la mejilla izquierda con una peca en el borde que no dejaba de atrapar mi mirada.

—Es hora de intensificar aún más tu juego de pajas. —dijo, bajando la voz de forma siniestra.

—Me he dado cuenta de que, a pesar de las protestas iniciales, parece que te estás adaptando cómodamente a este papel. —señalé.

Beomgyu movió los hombros de forma elegante y me lanzó un beso mientras su mirada se desviaba hacia mi entrepierna.

—Me encantan los proyectos baby, y esto es definitivamente un proyecto.

—¿Estamos hablando de vídeos o de mi pene? —Me burlé.

—¿Importa?

Los dos nos reímos, nos pusimos de pie y tiramos la basura en un cubo cercano. Le di un codazo en el hombro a Beomgyu con la parte superior del brazo mientras caminábamos perezosamente por la acera.

—Así que, ya que hice yoga contigo esta vez, ¿significa que correrás sprints conmigo la próxima vez?

—No, no, querido. Esto no va a funcionar así —me reprendió Beomgyu, pero cuando giramos hacia el aparcamiento y nos dirigimos a su coche, exhaló ruidosamente—. Está bien, de acuerdo. Puede que me convenza de intentar algún entrenamiento de sprint con el interés de no quedarme atrás si alguna vez nos encontramos en una situación en la que tengamos que correr.

—Seré suave contigo la primera vez, lo prometo.

Beomgyu cruzó los brazos sobre la parte superior de su coche y me miró fijamente, frunciendo los labios antes de negar con la cabeza.

—No, yo no lo seré. Seré un buen chico.

Y aunque sabía que me estaba tomando el pelo, la insinuación se quedó entre nosotros, me recorrió las entrañas y me aceleró el pulso cuando me di cuenta de la curiosidad que sentía por él.