Capítulo 21

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—¿Qué se supone que estás haciendo? —salía de la cocina con una olla entre mis manos, cuando vi a Steven tomando una foto con su celular a un retrato mío colgado en la pared, donde sostenía un balón de soccer con ambas manos en un amplio campo; la gorra de mi padre era algo grande y se me iba de lado.

—Así que te gustaban los deportes —alzó su oscura ceja en mi dirección.

Desvié la mirada.

—Eras adorable de pequeña —me dirigió una pequeña sonrisa traviesa.

¿Estaba yo segura de querer desperdiciar las preciosas albóndigas que llevaba vaciándolas en su cabeza? No, eran demasiado deliciosas.

—Toma asiento, por favor —casi ladré la última frase.

—¡Sí señora! —hizo un saludo militar y se sentó a la mesa.

Mentalmente me acaricié la sien con los dedos.

Dejé la olla sobre la mesa y la destapé para comenzar a servir la cena, al tomar el plato de Steven las manos me temblaban.

—¿Quieres ayuda? —me ofreció.

—Estoy bien —le dije lo más calmada que pude, aunque ciertamente era que no me sentía así para nada.

Inhalé y exhalé lo más imperceptible que pude y serví los platos.

Bien, él estaba aquí y estaba a punto de cenar, con mi madre. No tiene nada de raro, a mi edad es normal, pero..., ¿qué éramos Steven y yo realmente? Me hubiera gustado haber aclarado ese pequeño punto antes de que mi mamá lo conociera.

Terminé de servir el puré en los tres platos cuando mamá salió de la cocina con su famosa agua de jamaica con canela.

—Disculpen la demora, la canela se rehusaba a ser encontrada —fue tomando cada uno de los vasos.

—Odio cuando los condimentos no cooperan —dijo Steven tomando su vaso. —Gracias, ¿me creerá que nunca la he probado? —su voz estaba tan tranquila y confiada.

—¿No? —dijo ella, escandalizada. —No sabes lo que te has perdido. —¿Acaso era yo la única que estaba estresada con esta cena?

Tomé asiento y reprimí un sollozo.

—Tengo entendido que juegas futbol americano, Steven —mi mamá lo miraba interesada.

Y..., el pequeño interrogatorio de mi madre hacia aparición. Mis intestinos se retorcieron de los nervios.

—Así es —respondió él.

—Nunca entendí ese juego –ella colocó un mechón de cabello detrás de su oreja pareciendo desinteresada.

—No es complicado, prácticamente lo que yo hago es correr y hacer pases —pero era más que eso, era impresionante, yo lo había visto, era realmente rápido.

—Eso suena como si tú hicieras todo el trabajo para que alguien más se lleve la gloria. —Conocía esa mirada franca y directa que le dirigía porque yo tenía la misma, sabía que intentaba llegar a un punto en concreto.

Steven miró en mi dirección con una sonrisa burlona, al parecer él también notó nuestro parecido.

—Es trabajo en equipo —se hundió de hombros.

—Es bueno que lo veas así, no muchas personas tienen ese mismo pensamiento sobre trabajar en equipo, algunas solo buscan sobresalir.

—No negaré que soy creyente de que entre mejor nos desarrollemos individualmente lograremos formar un equipo más sólido, pero también creo que al estar solos podemos hacer crecer otras aspiraciones que son personales.

No te despiertes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora