( seis )

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A v a

En multmedia tenemos a Ava (:

Mis ojos desorientados lentamente empezaron a abrirse, comencé a sentir un leve dolor de cabeza mientras intentaba reincorporarme. Caí de nuevo contra mi espalda, sintiendo una superficie fría picar mi espalda. Mi vista permaneció nublada unos segundos más antes de que pudiera obtener una vista clara de donde estaba. Paredes vacías, velas y oscuridad fue lo único que encontré, alce la mano fallando en el acto al percatarme de una soga reteniendola contra el suelo. 

El pánico empezó a florecer cuando me di cuenta de que mi ropa ya no estaba y en su lugar un vestido blanco ocultaba mi desnudez. Mi cabello ya no estaba en un moño sino que ahora estaba suelto y ondulado en mis hombros. El sonido de un crack me sacó de mi observación, la única puerta de aquel extraño lugar abriéndose lentamente. Me derrumbe de nuevo en el suelo, cerrando mis ojos y fingiendo estar dormida, no poder moverme empezaba a desesperarme y el deseo de salir de aquí se incrementaba a cada segundo. La puerta terminó de abrirse y el sonido de unos pasos crujieron sobre el suelo de madera vieja, oí un estruendo que me alteró pero no desperté, me sentía en una bomba de tiempo dentro de mi propia respiración, mis manos sudaban y podía sentir mi estomago retorcerse en mi posición.

—Sé que estás despierta, tus piernas están temblando —susurró en la oscuridad de un momento a otro, lágrimas comenzaron a florecer mientras me debatía en abrir o no los ojos. Temía por lo que podía encontrar, algo en mi corazón me decía que aquella bien sería la última vez en la que estaría en este mundo. 

—P-por... favor, déjame ir. Por favor, no diré nada—rogué en el suelo, una fría y suave carcajada se escucho consecuente a mis súplicas, más pasos. 

 Unas luces fueron encendidas obligándome a abrir los ojos, tanta claridad después de tanto tiempo de tener los ojos cerrados me cegaron por unos escasos segundos. Entonces abrí los ojos, el hombre permanecía de espaldas a mi mientras efectuaba algo que claramente no podía ver. Su altura y complexión me intimidaron de inmediato y de nuevo el miedo empezó a florecer. 

—¿Por qué huyen de mi? —susurró adolorido, como si el hecho lo lastimara profundamente—. ¡Yo sólo quiero salvarlas! —gruñó al final, impactando su puño cerrado contra la mesa de madera frente a él. Solté un chillido de susto, sintiendo el sabor salado de mis lágrimas sobre mi boca. 

Me encogí a mi misma aún en el suelo, creando una burbuja invisible que sabía no podría mantenerme a salvo, de un momento a otro un tirón en mi antebrazo me obligó a incorporarme, el hombre en cuclillas frente a mi comenzaba a buscar mis ojos mientras yo trataba de esquivar su mirada. 

—¿Acaso no quieres ser parte de mis princesas? —habló dulcemente, acariciando mi mejilla como si tratara de calmarme. En cambio, sus acciones aumentaban mi desesperación, mi cuerpo temblaba de pies a cabeza ante lo que ocurría. Éste tipo está loco y no saber de lo que era capaz me asustaba—. Yo te cuidaría, como las he cuidado a todas. Tú no me vas a rechazar, ¿verdad? —sus ojos estaban oscuros en la primera vez que los vi, sus labios temblaban mientras hablaba y sus manos se sentían sudadas contra mi mejilla. No sabía de quién hablaba y estaba segura que no quería saberlo, lo único que quería era largarme pero me temía que eso no estaba cerca de suceder. 

¿Como había llegado aquí? La pregunta que se escapaba de mi mente volvió, traté de reproducir la noche anterior pero mis recuerdos eran borrosos a partir de estar bailando con Thomas... luego, nada. 

Me estremecí cuando se levantó, soltando mi mejilla con desprecio y caminando hacia otra puerta en la casa, estaba segura de que era una casa o una cabaña, pero por lo que notaba, podía asegurar que no estaba cerca de donde alguien pudiera saber lo que estaba pasando. Dejé escapar un sollozo cuando regresó, una caja marrón reposaba entre sus manos y el hecho de que la sostenía como si fuera su mas grande tesoro me intrigo. Algo me decía que en esa caja no había nada insignificante.

Coney Island [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora