35. CUENTO DE HADAS

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Tu mano encaja en la mía
como si estuviera hecha solo para mí,
pero hay que tenerlo en cuenta,
estaba hecha para que lo fuese.
***


NAIRA

Después de cenar con sus padres y poner la tienda en un lugar alejado de ellos, nos aventuramos una vez más al bosque antes de que el sol se oculte por completo.

Algo acerca de la prisa que tenía Asier por caminar un rato más me dice que no quiere entrar a la tienda todavía. Tal vez se encuentra igual de nervioso que yo ante la perspectiva de que durmamos solos, lejos de sus padres. En una pequeña tienda de campaña que no tiene mucho espacio.

—Mira esto, Nai.

Me acerco con algo de dificultad a donde él se encuentra, cuidando no tropezarme con ninguna rama perdida ni golpearme de frente con ningún árbol. Con la poca luz que queda no alcanzo a ver mucho más que la silueta de Asier a un par de metros.

—¿Qué? —pregunto al llegar a su lado—. Wow.

Es el mismo arroyo de hace rato desembocando en un claro y justo detrás una pequeña cascada cayendo por una pared de piedra y estrellándose contra algunas rocas debajo. El agua cristalina refleja los colores del cielo y la luna que ha comenzado a adueñarse del firmamento haciendo lucir la escena... mágica.

Siento un tirón en mi brazo y dejo que mi novio me guíe a donde sea que tiene pensado llevarme, lo cual no es demasiado lejos. Nos paramos frente a un enorme árbol torcido en la orilla del canal y veo que una de sus raíces está levantada, como un pequeño puente justo sobre el agua.

—Voy a levantarte para que podamos sentarnos ahí, ¿vale?

No me da tiempo a responder cuando ya me está alzando por las caderas y colocándome sobre la madera húmeda. Esta parte es tan ancha que con facilidad caben tres personas posicionadas una al lado de otra.

Cuando sus manos se colocan a mis lados, se impulsa y en dos segundos está sentado a mi lado atrayéndome contra su costado en un abrazo apretado. Cierro los ojos y respiro el delicioso aroma. Me relajo contra su pecho y sonrío. Estar con él en este lugar parece irreal, sacado de un libro romántico, de nuestra propia historia, viviendo nuestro amor de libro.

Dejo escapar un suspiro al sentir sus labios presionados contra mi sien y él ríe.

—Quiero entrar al agua. ¿Ahora sí tienes tu traje de baño?

Le doy un leve codazo en el costado y Asier se queja.

—No, pero te conozco así que me puse algo que sí pudiera mojar.

Le saco la lengua, me pongo de pie y entonces corro por la raíz y me tiro al agua fresca, Asier pisándome los talones y saltando justo después de mí.

Comenzamos a juguetear un poco y seguimos hasta quedar debajo de la cascada. El agua golpea mi cabeza y hombros envolviéndome casi por completo. Ahora todo está oscuro, solo la luna y las estrellas nos acompañan e iluminan. Veo los rasgos de Asier y elevo una mano para acariciar su mandíbula. Me acerco más a él hasta que nuestros torsos están pegados y él se agacha un poco para que nuestros rostros queden alineados.

Sonrío. Él exhala.

—Eres tan bonita —dice con admiración. Entonces toma mi rostro entre sus manos y me da el beso más tierno de la historia.

Es lento, suave, perfecto, y me gustaría que este momento fuera eterno. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y así nos quedamos por bastantes minutos: sumergidos en el agua besándonos y deseando que este instante no acabe nunca.

Amor de libro [ADL #1] -PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora