27. VERDADES

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Si alguna vez me dejas, cariño
Deja un poco de morfina en mi puerta
Porque va a tomar un montón de medicamentos
Comprender que lo que solíamos tener
Ya no lo tenemos más
***


ASIER

Cuando llego a casa después de haber terminado con Naira, me dirijo a mi habitación, cierro la puerta con seguro y me acuesto sobre mi cama. No quiero hacer nada más que estar aquí solo, siendo miserable. Me siento muy mal. Demasiado. Casi... Casi parece como si mi corazón en verdad estuviera roto.

Me duele el pecho, me arden los ojos y me siento vacío. Me costó horrores decirle aquello, pero la quiero tanto que no puedo soportar la idea de que esté conmigo cuando en realidad quiere estar con alguien más. Quiero que sea feliz, y si no lo es a mi lado entonces...

Si amas algo déjalo ir, ¿no?

Duele hacerlo. Dejar ir a la persona que quieres apesta, pero entiendo que es lo mejor para ambos. Si regresa siempre fue tuyo, sino... ¿entonces nunca lo olvidó realmente? No me quiso lo suficiente. Nunca fue mía. Pero yo siempre fui suyo.

La mirada en sus ojos cuando él se acercó y la tocó... ¡Dios! Si tan solo se hubiera alejado de su toque, entonces hubiera podido creer que en verdad lo olvidó. Pero no lo hizo. No se alejó porque quería estar cerca de él.

Con este pensamiento en mente caigo inconsciente.

A la mañana siguiente me alisto y salgo con prisa cuando Fidel llega por mí. Mis papás llevaron a mi hermana al doctor, por lo que me amigo se ofreció a llevarme. Subo al auto, me abrocho el cinturón y él arranca. Recargo mi cabeza contra la ventanilla del coche y suspiro. No estoy de ánimos para nada, pero mis padres no me dejan faltar a la escuela a menos que esté moribundo.

En cuanto subí a su coche lo notó, pude verlo en su mirada. Vio que no estaba bien. Se dio cuenta de que no era el Asier de siempre, pero no me presionó a decirle nada y lo agradecí. Lo agradezco. Él... sabe cuándo hablar y cuándo callar. Sabe que ahora no es momento de una plática.

Froto mi pecho en un gesto mecánico y una palmada en mi hombro me hace salir de mis pensamientos.

—Todo va a estar bien —dice mi amigo alentándome, excepto que es una mentira.

Yo lo sé. Nada va a estar bien, no se siente bien y no sé cuánto tiempo va a pasar antes de que comience a menguar todo este... dolor. Esta tortura. Ni siquiera ha pasado un día y yo ya siento que me hundo sin ella.

Asiento en su dirección y le doy una sonrisa, o por lo menos intento hacerlo, pero estoy tan triste que no me encuentro seguro de haberlo hecho bien.

¡Dios! Jamás me había sentido así antes. Cansado, sin ganas de nada... Pero bueno, nunca antes perdí una novia a la que quisiera tanto tampoco.

Solo había tenido una, pero lo mío con Isis no funcionó, ella misma lo dijo, pero dejó en claro que podíamos ser amigos. Estuve de acuerdo. Ahí quedó todo. Una ruptura limpia, sin gritos ni lágrimas. Sin dolor en el pecho, al contrario de Nai.

Mi amigo enciende la radio y una canción que no conozco comienza a sonar.

Sabes, no dejo de pensar que estoy enamorado.
Te quiero confesar que soy solo un esclavo que no sabe vivir sin ti.

La apaga de inmediato y pide perdón.

Cierro los ojos y me permito pensar en Nai y sus ojos suplicantes al pedirme que no la dejara, diciendo que me quería. Pero también a él. No lo dijo, sin embargo pude apreciarlo en sus ojos siempre tan expresivos.

Amor de libro [ADL #1] -PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora