33. POR SEGUNDA VEZ

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Y de repente me llegaste tú.
Me has llenado el corazón de vida,
No te vayas nunca de mi lado.
Quédate...
***


NAIRA

—No lo sé —susurra mi mamá.

No ha despegado la vista de Asier desde que este le ha preguntado si puedo acompañarlo a un «viaje familiar».

Me explicó que, cada año, durante sus vacaciones, toda su familia viaja junta a algún lugar; que esta vez ha resultado ser nada más y nada menos que una pequeña hacienda en medio del bosque. Su costumbre es acampar justo en el medio de la naturaleza, sin nada «civilizado» a su alrededor, pero esta vez, dado que su hermanita es aún muy pequeña, decidieron dormir dentro de una cabaña de la hacienda.

Asier se molestó bastante, puesto que a él le relajaba dormir en una casa de campaña. No le gustó la idea de romper con su tradición y entonces sus padres le ofrecieron la solución: Invitarme a mí.

Cómo es que confían tanto en él como para darle el permiso de que durmamos solos en una tienda de campaña aún no lo comprendo. A mi mamá le daría un ataque si supiera eso, por lo que, sabiamente, mi novio omitió esa parte.

Dormir con Asier. Solos. En medio de la nada... Me tiene completamente aterrada. Nerviosa más que nada.

¿Y si me ataca un oso?

Bueno, esa no es la razón principal de mi ansiedad, de hecho tengo miedo de que mis hormonas me traicionen y se alboroten y... Una cosa siempre lleva a la otra, un beso da paso a las caricias. ¿Y si...?

—¡Naira!

El chasquido de unos dedos frente a mi rostro me trae de vuelta de mis pensamientos. Miro a los ojos confundidos de mi mamá y agacho la cabeza. No quiero que lea en mi rostro nada de lo que siento, de lo que estaba pensando. Retuerzo las manos en mi regazo y aclaro un poco mi garganta.

—¿Sí?

—Te pregunté qué te parecía la idea. No pareces muy... cómoda. ¿Segura que quieres ir?

Muerdo mi labio inferior con fuerza y miro a mi novio por el rabillo de mi ojo. Me observa con esperanza, una pequeña sonrisa adornando su boca.

—Me encanta la idea, solo que eso de dormir justo en medio de la nada... ¿Y si hay osos? ¿O lobos?

Asier ríe ante mi inseguridad y toma mi mano en un suave apretón.

—No hay osos en ese lugar. Ni lobos, no debes preocuparte. A mi lado estarás segura, yo te voy a proteger incluso de los mosquitos.

Escucho a mi mamá reír y mis cejas se elevan. Se nota lo bien que le cae Asier. Supongo que es una ventaja para mí. Para nosotros.

—Bueno, en ese caso... ¿Puedo hablar con tus papás primero? Así me quedaré más segura con todo esto del viaje.

Asier y yo nos miramos con solo un atisbo de temor, pero entonces él se recompone y le sonríe a mi madre.

—Claro que sí.

***

—¿Crees que haya señal por allá? No sé, Naira. ¿Y si hay una emergencia y no puedes comunicarte conmigo?

Miro a mi mamá, quien se está comiendo la uña de su pulgar, y suspiro. Sabía que se iba arrepentir de darme permiso. Incluso después de haber hablado con mis suegr... Digo, con los papás de Asier, sigue teniendo sus dudas.

—Má, voy a estar bien —la tranquilizo—. Solo va a ser una semana. Siete días. ¿Crees que puedas aguantar ese tiempo sin mí? —bromeo.

Sus ojos se fijan en mi rostro y sus cejas se juntan un poco.

Amor de libro [ADL #1] -PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora