10. ESTAR PERDIDO

234K 19.7K 4.5K
                                    

Y cuando sonríes
El mundo entero se detiene y te mira por un rato
Porque, chica, eres asombrosa
Solo de la manera en que eres.
***


ASIER

Exhalo nervioso cuando nos detenemos frente a la heladería de anoche. Me siento extrañamente ansioso y creo que es porque Naira está sentada a mi lado con una actitud algo... lejana.

¿Se habrá arrepentido de venir conmigo?

—Ya llegamos —susurro cuando no hace ademán de moverse.

—¿Qué? Ah, sí, lo siento —murmura volviendo su rostro de la ventana. Me sonríe como disculpándose y luego abre la puerta para salir al fresco exterior, acción que imito.

Hemos vuelto al mismo lugar, sin embargo ahora, a plena luz del sol, luce diferente, menos mágico... y cerrado.

—Parece que cierran fines de semana —susurra. Yo asiento.

—Eso veo.

Me quedo mirando el letrero de «cerrado» y paso las manos por mi cabello en una señal de frustración. Tanto que batallé para preguntarle y ahora se arruinan mis planes. ¿Ahora qué voy a hacer? No quiero que se vaya a casa, pero tampoco se me ocurre ningún lugar al cual llevarla.

—¿Ahora qué? —cuestiona con su dulce voz. Me encojo de hombros y me doy la vuelta para encararla.

¿Por qué tiene que ser tan bonita?

—N-no lo sé —contesto—. No puedo pensar en nada. ¿Tienes alguna sugerencia?

Nai sacude su cabeza y hace una mueca que logra que mis ganas de besarla despierten con fuerza.

—Cerca de mi casa hay un parque y... uhm, pues hay un señor que vende helados y eso. —Agacha la mirada y veo sus mejillas teñirse de rojo, algo que me parece adorable—. Si quieres podemos ir ahí un momento, o podemos dejarlo para otra ocasión si no...

—Suena perfecto —la cortó antes de que se retracte—. Es una buena idea.

Sonrío y ella me mira entonces, sus ojos luciendo aliviados.

—Pues vamos.

Volvemos a entrar a mi auto y luego ella me explica cómo llegar al parque. No tardamos más de diez minutos en llegar, pero en ese poco tiempo hablamos sobre la escuela y lo que queremos hacer cuando nos graduemos.

Ella quiere estudiar para ser maestra, dice que adora a los niños, mientras que yo quiero estudiar ingeniería industrial. Son cosas completamente diferentes, pero ambos estamos muy emocionados por iniciar una nueva etapa de nuestra vida. Nerviosos también y puede que algo aterrorizados.

Bajamos y encontramos un banco donde sentarnos justo cuando visualizamos a un hombre rodeado de niños agitando billetes o extendiendo sus manos con monedas.

—Creo que debemos darnos prisa o nos dejaran sin helado —bromeo. Nai ríe y me enorgullezco de poder hacerla emitir ese suave sonido.

Desde ahora en adelante me voy a dedicar a sacarle todas las risas posibles. He escuchado a Fidel decir que a las chicas les gustan los hombres que las hacen reír y que usa eso a su favor. Esperemos que sea el caso de Naira también.

—Si quieres ve tú, yo cuido que no ganen nuestro lugar.

Nuestro lugar. Me gusta mucho cómo suena eso.

—Vale, me parece buena idea. ¿De qué sabor?

—Galleta.

—Ahora vuelvo —digo comenzando a caminar de espaldas sin despegar mis ojos de ella. Nai asiente y, sonriente, comienza a juguetear con las puntas de su cabello en un gesto que se me figura de lo más lindo.

Me doy la vuelta y camino hasta donde el hombre sigue atendiendo a unos pocos niños que quedan. Espero solo unos minutos y luego le pido un helado de galleta y otro de limón, mi favorito. El hombre mira detrás de mí, hacia Naira supongo, y luego me mira conocedor.

—Doble bola, corre por mi cuenta —dice guiñándome un ojo. Luego susurra—: El azúcar es su debilidad.

Las esquinas de mis labios se elevan y yo lo miro divertido, agradeciéndole una vez que me entrega los conos.

Regreso hacia el lugar donde Naira está sentada y la observo estudiar su alrededor. El verla admirar a los niños jugando, ver esa mirada de ternura en su rostro, hace que algo en mi interior se apriete. Es dulce, bonita e inteligente. Y, solo con verla tratar a las personas, me he dado cuenta de que tiene un enorme corazón también.

Estoy perdido por ella y no sé si quiero ser encontrado.

Sacudiendo la cabeza, llego hasta ella y le entrego su cono.

—Gracias —susurra alegre.

Me siento a su lado manteniendo una distancia prudente y luego, tras unos minutos en silencio, estiro mi brazo tras su respaldo preguntándome si no estoy avanzando muy rápido. Es la segunda vez que salimos apenas, la primera si contamos la de ayer como una escapada necesaria, y no quiero hacerla sentir incómoda. Sin embargo, cuando mi brazo presiona un poco su espalda, veo que una de sus comisuras se curva, lo que logra que suspire aliviado y que mi cuerpo se relaje.

Prueba pasada con éxito.

Nos quedamos unos momentos en silencio, solo viendo a la gente pasar, escuchando a los niños jugar, y disfrutando de un buen helado. Estoy a punto de asegurar que es uno de mis mejores días, cuando de repente, tras apenas unas pocas probadas, mi helado cae al suelo.

—Ah, maldición. —Miro la bola verde comenzar a deshacerse en el concreto y frunzo el ceño. La risa de Nai me trae de regreso de mi decepción y la miro enarcando las cejas, divertido por su reacción—. ¿Te estás burlando de mí? —pregunto.

Ella sacude la cabeza, sin embargo no puede dejar de reír.

—Lo siento —dice entre risas—. Es solo que... debiste ver la tristeza en tu rostro.

Hace un puchero tratando de imitarme y luego vuelve a reír. ¡Dios! Me encanta cuando ríe, y más si es con tanta libertad. Cruzando mis brazos sobre el pecho, la miro con los ojos entrecerrados y a ella solo parece causarle más gracia.

—Hey —le reclamo dándole un pequeño piquete en las costillas, a lo que ella pega un leve brinco.

—¡No! —grita—. Odio las cosquillas.

—Okey. Me calmo si dejas de burlarte de mí. —negocio.

Ella deja de reír y me mira asintiendo, la sonrisa todavía presente iluminando su expresión.

—Vale.

Volvemos a la misma posición que estábamos antes, mi brazo tras ella, pero ahora nos encontramos un poco más cerca y, en un momento, ella se aventura a ladear su cabeza y apoyarla sobre mi hombro.

Mi corazón comienza a latir con rapidez.

Siento que mis manos están sudando y que en cualquier momento mi respiración va a fallar, pero no me atrevo a moverme. Estoy soñando, seguro que debe ser eso. Esto es... demasiado bueno para ser verdad.

Giro mi cabeza solo un poco y el aroma de su cabello llena mis fosas nasales. Huele a champú y perfume y... a ella. Ese olor es el que tanto me gusta, el de Naira.

Supongo que siente como inhalo su esencia, porque gira su rostro para verme y hacerme sentir como un acosador.

Qué vergüenza.

Bueno, eso es lo que siento durante solo un segundo, porque luego me doy cuenta de que nuestras narices están muy juntas, nuestros rostros separados por un par de centímetros, y que sus labios rosas están ahí, a solo un suspiro.

Y me digo: es ahora o nunca.


Instagram: cmstrongville
Twitter: cmstrongville
Grupo en fb: Leyendo a Cee


Amor de libro [ADL #1] -PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora