11. HELADOS Y OPORTUNIDADES

204K 20.4K 4.7K
                                    

Dime algo que necesite saber,
Luego toma mi aliento y nunca lo dejes ir.
Si tan sólo me dejas invadir tu espacio,
Tomaré el placer, quitaré el dolor.
***


NAIRA

No puedo creer lo cerca que estamos. Tanto así que siento su aliento acariciar mis labios. La sonrisa que tenía al girar a verlo ha desaparecido y ahora solo me siento ansiosa por lo que va a pasar.

Veo sus ojos bajar a mi boca y contengo la respiración, esperando, deseando que me bese. Porque eso va a hacer, ¿no? Espero que sí, porque quiero sentir sus labios presionados contra los míos. Lo deseo más que nada. Quiero saber qué se siente besarlo, solo a él y a nadie más.

Sin ser del todo consciente de mis actos, me inclino un poco más hacia él, dándole así la aprobación que no ha pedido, sin embargo no me besa. En lugar de eso, susurra mi nombre.

—Naira...

—¿Sí? —pregunto en voz igualmente baja.

Su mirada se despega de mis labios para encontrarse de nuevo con mis ojos. Veo cómo sonríe con timidez e inclina un poco su rostro.

—Me gustas —admite, lo que hace a mi corazón latir acelerado.

¿Está hablando en serio?

—¿De verdad? —Puedo sentir cómo una sonrisa se empieza a formar en mi rostro ante la posibilidad de que sea cierto.

—Y mucho —añade.

Mil cosas empiezan a aletear en mi estómago en este momento y no sé si son moscas, mariposas o cucarachas voladoras, solo sé que, en este instante, nada puede apagar la felicidad que sus palabras han encendido en mí.

Le gusto. Y mucho, como dijo. Y él me gusta, demasiado. Así que se lo digo.

—Tú también me gustas.

Mi voz es alegre y algo tímida, pero no podía no decírselo, no podía quedarme callada. No cuando Asier acaba de confesarme que siente lo mismo por mí que lo que yo siento por él.

Sus cejas se elevan con sorpresa y luego... Sí, ahí está la misma tonta sonrisa que yo tengo plantada en el rostro.

—Dios, eso es un alivio —dice suspirando y riendo a continuación.

Nos vemos a los ojos y luego sonreímos como tontos porque, sí, eso somos. Un par de tontos enamorados.

—Entonces —susurra, su mirada bajando de nuevo a mi boca—. ¿Qué hacemos ahora?

«Besarnos», pienso, sin embargo no lo digo. En lugar de eso muerdo mi labio y me acerco un poco más. Quiero que él sea quien tome la iniciativa.

—¿A qué te refieres?

Lo veo pasar saliva y luego soltar un suspiro.

—A nosotros, Nai. Yo... quiero que...

—¿Qué?

—Quiero hacerlo bien —Se pone de pie y me deja totalmente confusa—, y tú no me lo estás poniendo fácil —se queja, a lo que yo arrugo la frente.

¿Qué no se lo estoy poniendo fácil? ¡Prácticamente le estoy rogando con la mirada que me bese!

—¿Lo siento?

—Es que... ¡Dios! —Comienza a caminar de un lado a otro y a pasar las manos por su cabello—. No imaginé que esto fuera a pasar. Que yo fuera a gustarte y que... Bueno, que estaríamos aquí, y que...

Verlo así de nervioso se me hace tan tierno que no puedo evitar soltar una risa. Asier escucha y se gira para verme, luego junta sus cejas en clara señal de confusión.

—Perdón —digo en voz bajita—. Es que... te ves lindo así de nervioso y me causa gracia que pensáramos lo mismo. Yo tampoco imaginé que te iba a gustar —admito, y esta vez es el turno de él para sonreír.

—¿Cómo no ibas a gustarme? —pregunta sentándose de nuevo a mi lado—. Eres bonita e inteligente, además de ser una buena persona. Y tienes la sonrisa más bonita que he visto alguna vez.

Me da esa sonrisa de medio lado que tanto me gusta y siento que me puedo derretir en un charco justo como su bola de helado en este momento.

Soy toda una romántica, lo sé.

—Gracias —susurro sintiéndome un poco cohibida. Lo único que falta es que mi cara se ponga roja como tomate, eso no sería nada atractivo.

—No tienes por qué agradecerme, solo digo la verdad.

Nos quedamos ahí, yo tratando de asimilar sus palabras y él... mirándome fijamente. Me encuentro de nuevo con sus ojos y ninguno de los dos aparta la mirada. Quiero decirle tantas cosas. Quiero confesarle que me gusta desde que lo conozco y no solo porque es guapo, porque lo es, sino también por su manera de ser y tratar a las personas; por no ser grosero ni creerse mejor que los demás, a pesar de saber que lo es. Por lo menos es mejor que muchos chicos que conozco, es mejor que... él.

Porque desde aquel día hace más de un año, cuando lo vi defender a una chica de la que se burlaban, he tenido un enorme flechazo por él, por el chico sentado frente a mí.

Me gusta todo acerca de Asier. Su gran corazón, su sonrisa tímida y su voz suave. Y luego esos ojos que parecen ver dentro de mí y saber todos mis secretos pero que, aun sabiéndolos, no es capaz de juzgarme. Asier sabe hacerme sentir bien y alegrarme el día con un simple saludo, y ahora sabiendo que le gusto, que ese increíble chico se siente atraído por mí... Creo que esto me ha alegrado la existencia.

Aún seguimos viéndonos a los ojos, pero noto que, sin querer, nos hemos acercado un poco más en clara señal de lo que ambos deseamos.

Quiero que me bese, más que nada, justo ahora. Eso terminaría de alegrarme la vida.

—¿En qué piensas? —me pregunta con esa voz que me calma y al mismo tiempo me altera.

Quiero decirle lo que estoy pensando, pero me da un poco de pena. ¿Y si me rechaza? Creo que no podría soportarlo. Pero... ha dicho que le gusto.

—¿De verdad quieres saber? —contesto dudosa. Lo veo asentir y luego su mirada cae de nuevo a mi boca, provocándome, retándome. Ahora es mi turno de pasar saliva nerviosa, pensando y analizando todos los posibles escenarios.

«El que no arriesga, no gana, Nai», me digo. Y es entonces cuando finalmente pienso: ¡Al diablo la timidez!

—En esto —susurro.

Y luego lo beso.


Instagram: cmstrongville
Twitter: cmstrongville
Grupo en fb: Leyendo a Cee


Amor de libro [ADL #1] -PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora