Плохое предзнаменование

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–Aleksander.

Murmuró la mujer rubia que yacía en el suelo.

–¡Mamá!

Exclame acercándome para buscar una forma de ayudarla. ¿Que podía hacer? Tan solo soy un niño de siete años. Un niño queno puede luchar contra la fuerza de su padre que lleno de furia apunta su arma hacia la pobre omega que buscaba protegerme a toda costa.

–Aleksander por favor ayúdame.

Exclamó un chico pelinegro el cual mi padre agarraba del pelo arrastrándolo por la habitación.

–Jace.
...

–¿Estás bien?

Pregunto.

–Sí, solo fue una pesadilla.

Respondí levantándome. Ya en el baño lave mi cara con agua fría y me miré en el espejo buscando recupera el color que mi piel había perdido. Pero allí de nuevo la sombra de mi madre me persiguió con esmero. Sin dudarlo lanzó más agua sobre mi cara.

–¿Aleksander?

Pregunto mirándome extrañado. Mis ojos llenos de culpa resultaban en aquel baño mientras el agua goteaba desde mi cara.

–Déjame solo, por favor.

Pedí. Aunque como siempre hizo caso omiso y se acerco a mi que lo miraba agitado.

–Eso no fue solo una pesadilla, ¿verdad?

Pregunto acariciando mi rostro. Con mi corazón latiendo a mil, me recosté sobre su hombro buscando la paz que me faltaba en sus feromonas. Con mi madre soñaba casi todos los días, pero con Jace solo soñaba cuando una tragedia iba a pasar. Ese pelinegro fue mi primer amor, pero, mi madrastra y la furia desenfrenada de mi padre lo llevaron a la muerte. Dejando ese vivo recuerdo que me atormentaba como augurio de las desgracias.

–Vamos con Alekseý. No me gusta que este solo.

Me limite a decir. Con un leve asentimiento y sin hacer ni una pregunta nos vestimos y emprendimos una caminata hacia la habitación que al lado de la nuestra se encontraba.

–Buenos días mi príncipe.

Salude besando al bebé que nos miraba con alegría.

–Que raro que no lloro cuando se despertó.

Dijo el omega acariciando su mejilla.

–Es mejor que no llorara– dije – Aún recuerdo tus gemidos.

Añadí causándole un enorme sonrojó. En respuesta me dio un leve golpe en el hombro y entre risas bajamos al comedor en el que ya todos nos esperaban a excepción de alguien.

–Que raro que papá no ha bajado.

Soltó lev.

–Quizás se siente solo, mamá ya no esta. – supuso – Así se puso cuando mamá viajo a Francia con sus amigas.

Añadió Aaliyah.

–Iré a buscarlo.

Dije con seriedad. ¿De eso tratara el mal augurio? ¿Por fin ese maldito dejo este plano? Con algo de rapidez subí las escaleras. En su habitación, el hombre miraba la ventana con una tristeza en su aura.

–Ya esta el desayuno.

Informe.

–Ire ahora mismo.

Respondió levantándose para seguirme hacia la sala. Aunque algo estaba raro en él. Su forma de hablar y expresarse no eran los de una persona triste. Más bien eran de molestia.

–Buenos días papá.

Saludo Lev con uan sonrisa. Aunque esta solo fue respondida con un leve asentimiento lleno de rencor. Algo extrañado el omega rubio busco uan respuesta en mis ojos que solo expresaba mi nulo conocimiento.

–Buen provecho.

Murmuró. Inmediatamente, todos empezamos a comer. Ignorando la conversación entre Étienne y Adrien, me concentre en la fija mirada con el que mi padre miraba a el único omega naturalmente Lermontov. En respuesta estebajaba la cabeza con algo de miedo. Garry Stepanovich Lermontov, nunca lo había tratado así y eso nos ponía nerviosos. Ante

–Señor Lermontov, no ha probado su comida.

Dijo Alexia con el mismo nerviosismo. Aunque mi padre no se inmutó durante unos minutos. Minutos que aproveche para darle uan rápida señal a Caesar para que se preparará para cualquier cosa.

–Padre.



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