Qui est Elaine?

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Al salir de la universidad, lleve a Adrien a su casa y seguí mi camino hasta la enorme mansión que mi padre construyo para mí. Al bajarme del auto uno de los guardias agarro las llaves y lo estacionó. En la puerta, Caesar Ivanovich, mi mano derecha, me espera con su típica cara seria. Aunque esta vez era diferente, está vez se veía muy estresado y eso solo pasaba cuando mi padre llamaba.

-¿Qué quiere esta vez?

Pregunté. A pesar del viaje a Francia que me regalo por mi cumpleaños, mi padre y yo no teníamos una buena relación. Al ser un empresario y a hurtadillas, un mafioso, casi no tenía tiempo para mí, su único hijo alfa de su primera esposa. Cuando estábamos juntos, lo único que hacía era torturarme para que supiera que hacer si me secuestraban. Sin contar cuando mato a mi madre en un ataque de ira. En Rusia, yo era Cenicienta, teniendo que soportar a mi horrible madrastra.

-Su padre, quiere que vuelva y se haga cargo del negocio familiar.

Informó.

-Aún no he terminado la universidad.

Respondí. Adentro una señora algo mayor me esperaba para agarrar mi chaleco, el cual le di sin demora.

-Tiene cáncer terminal.

Añadió con seriedad. Esa noticia me cayó como anillo al dedo. Primero encuentro a mi futuro omega y después el viejo que donó su espermatozoide esta a punto de morirse. Lo único que faltaba era que mi madrastra siguiera los pasos de mi padre y se muriera.

-¿Qué pasa hoy que hay tantas buenas noticias? ¿Acaso es mi segundo cumpleaños?

Pregunté sonriendo.

-Amo, ¿Podría tomarse esto en serio?

Pregunto.

-Caesar, deja de fingir, sé muy bien que tú también lo odias. Ahora basta de noticias buenas- inmediatamente cambie mi cara sonriente a una siniestra- Necesito que investigues a alguien... un omega.

Ordené con seriedad.

-Amo el jefe me ordeno que viajara a Rusia a primera hora. No hay tiempo para investigaciones.

Respondió.

-Dile a ese anciano que no saldré de Francia sin ese omega.

Anuncié y subí a mi habitación. Ese chico irá a Rusia conmigo sin importar cómo. Él será mi omega y yo seré su alfa... él será mi muñeca eslava.

-Amo.

Saludo, Elaine Russo. Una hermosa chica italiana que conocí en un club. Es una pena que se pareciera tanto a mi omega perfecto. Su hermoso cabello negro y ojos azules me volvieron loco. El único problema, ella es un simple beta. Aunque durante este año se ha convertido en mi atracción principal y cuando mezclas su cuerpo con un afrodisíaco crea una bomba nuclear.

Como siempre esta tan excitada que comienza a desabrochar mi pantalón con ansias. Yo soy un simple plebeyo ante ella, ¿cómo podría negarme a cumplir todos sus deseos? Para ella mi pene es una sabrosa paleta que necesita se chupada. Así que, sin dudarlo la introduce a su boca llenando cada rincón de mi arma con su calidez vocal. Al ver sus ojos no puedo evitar imaginarme a mi omega, que con ojos llorosos relame la punta. Ante ese pensamiento no pude contener mi esperma y llené todo el rostro de mi pequeña puta de semen.

-Eso fue rápido- dijo besando la punta con amor -Ahora ¿Podrías penetrarme?

Pidió poniéndose en cuatro y moviendo su lindo trasero para mí. Su rosada vagina se movía pidiendo algo largo y grueso. Pero, yo solo quería pensar en mi omega, y que yo sepa los omegas masculinos no tienen vagina. Así que agarre su cabello y la arrastre hacia mi cuerpo.

-Hoy haremos algo diferente.

Dije alineando mi pene con su trasero.

-¡Aaah!

Su apretado trasero se sentía tan jodidamente bien. Solo faltaban las feromonas. ¿Cómo olerá?

-Aaah ¡Sí!

Gemiá sin parar. Mis constantes embestidas la estaban volviendo loca. Aunque no solo a ella, a mi también. En lo único que podía pensar era en ese hermoso chico. En estos momentos mi único deseo era correrme en su interior y embarazarlo. Tener una hermosa familia con él, obligarlo a nunca irse de mi lado. Para eso tenía muy claro todo. Debía alejarlo de Francia, llevarlo conmigo a Rusia donde no conoce a nadie y allí aunque lo intente no podrá escapar.

-¡Étienne!

Exclame eyaculando en el interior de esa puta. Aunque sabía que eso no sería suficiente. Con todo este tiempo la había convertido en una enferma. Una masoquista sin límites, que esta dispuesta a recibir palizas con tal de tener un placer sin límites. Eso era lo que más me gustaba de ella, su disponibilidad...






Peligro RusoWhere stories live. Discover now