Лучшие друзья

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–Sí, te traje a Rusia, mi ciudad natal.

Dije con simpleza. ¿Qué más suponía decirle? Que lo traje a china, lo haría si la ortografía de ambos países no fuera tan diferente. Ya no había nada que hacer. Él ya lo sabía y yo no tengo forma de negarlo. Aunque, a pesar de saberlo no hay manera de que escape de mi lado.

–Rusia...

Murmuró con los ojos llorosos. Despacio comenzó a caminar. Podía sentir esa mezcla de sentimientos que lo dominaba. Tristeza, shock, pero sobre todo vulnerabilidad. Estar tan lejos del país en el que viviste toda tu vida, rodeado de gente que no conoces no era nada fácil. Incluso yo en cuanto llegue a Francia me sentí inferior a los extranjeros que hablaban francés con fluidez. El saber que debías comenzar una nueva vida para acoplarte a la cultura de otro país te hacía sentir estresado y no es como si Étienne hubiera escogido venir a Rusia.

–Aleksander ¿me estás escuchando?

Dijo enojado.

–Adrien, ¿qué sucede?

Pregunte con sorpresa.

–Nada, ¿por qué no vamos a la sala? Así podrás decirme como va todo.

Sugirió. Con preocupación miré las escaleras para asentir con seriedad. Camine enfrente dirigiendo encaminó con la cabeza cabizbaja. Me preocupaba que haría con esta información. He visto demasiadas reacciones de personas en su estado actual e incluso lo he vivido. Muchos se lastimaron o intentaron suicidar. Otros simplemente intentaban escapar golpeando las puertas. Aunque en ambas situaciones se terminaban rindiendo entre lágrimas.

–Cuéntame ¿cómo va todo?

Pregunto. Esas simples palabras me desviaron de mis pensamientos y los dirigieron a esa pregunta. Ahora no estaba con mi omega, estaba con mi mejor amigo con el cual no había hablado en días. Debíamos mantenernos al tanto de todo.

–Necesito sexo.

Hable con confianza. Abrí el whisky que había en la mesa a modo de decoración. Serví un poco para ambos y le pasé un vaso.

–¿Tú y Étienne no han hecho nada?– negué tomando un sorbo de la bebida –Estás esperando a la boda.

Supuso con una sonrisa burlona.

–Si llego a cogerlo antes del matrimonio y queda embarazado todos esos ancianos lo criticaránan hasta más no poder.

Explique.

–Ya veo...

Hablo.

–¿No has pensado en conseguirte un omega?

Pregunte. A pesar de todo el tiempo que pasamos juntos en Francia jamás lo vi con una pareja. Siempre tenía aventuras de una sola noche, pero nunca llegó más lejos.

–Pues, tu hermano es lindo.

Respondió. Inmediatamente, lo miré con odio. Aunque al ver si cara sonriente supe que se estaba burlando de mi. Él sabía muy bien que mi pequeño hermano era lo más importante que tenía.

–No bromees con eso.

Dije enojado.

–No te enojes– dijo– fuera de broma, si es lindo.

Añadió mirandome con una sonrisa.

— Sí es tu pregunta, no te daré permiso para comerte a mi hermano.

Informé con seriedad.

– Que tristeza, ya había empezado a imaginarlo desnudo.

Soltó sin ningún tipo de vergüenza.

–Mejor ve a descansar, estás muy borracho.

Sugerí. Con seriedad subí las escaleras siguiendo sus torpes pasos. Lo dejé en su cuarto y caminé hacia esa puerta que me había pertenecido durante años. Al entrar observé a mi pequeño omega que lloraba en posición fetal. Con seriedad le coloqué el seguro a la puerta y me acerqué que a la cama. Allí, con delicadeza, besé su cuello con suavidad. Ante esto stensóso y sus lágrimas incrementaron de forma abrupta. Con un suspiro caminé hacia el baño y me encerré allí.

El agua fría recorría mi cuerpo calmando mis músculos y llenándome de paz. Así fue hasta que la puerta se abrió dejando un dulce olor a fresas silvestre. Con sorpresa miré la puerta, allí Étienne me miraba con lágrimas, pero estás no tan de tristeza, sino de algo más.


Peligro RusoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz