грязное дело

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En la mañana todo se volvió sereno. La fuerte lluvia había cesado y la hermosa nieve se apoderó nuevamente del paisaje. Con suavidad besé la frente del omega que yacía en la cama, para después, levantarme con seriedad. Entre al baño y me di una ducha rápida dejando que toda el agua recorriera mi cuerpo con deseo, como en cada mañana.

–Buenos días

Saludo el omega bostezando. Se acercó al lavamanos ante mi atenta mirada. Normalmente, se hubiera sonrojado a más no poder y con apuro pediría innumerables veces perdón. Con una sonrisa burlona me acerqué a su delgado cuerpo y lo abracé por la espalda dejando que mi brazos se reflejarán en aquel espejo.

–Veo que te gusta el peligro.

Hable recostando mi cabeza sobre su hombro. Al verme dio un tierno brinco y con eso su cuerpo se convirtió en un tomate. El pobre no sabía para donde mirar.

–Si tan solo no tuviera que trabajar.

Solté con decepción. Para molestarlo acaricié con rostro con suavidad.

–Exacto, tienes que ir a trabajar.

Se apresuró a decir. Con una sonrisa llena de inocencia y una rapidez inhumana se despidió y salió de la habitación. Al estar solo tranquilice a mi pequeño amigo y salí para prepararme para ese día.

–Jefe, ¿voy con usted?

Pregunto el beta al verme salir. Con un leve movimiento negué la pregunta. Con todo lo que está pasando, su única responsabilidad debe ser cuidar a mi omega y al bebé que lleva en su vientre. ¿Qué haría él, siendo un beta, contra todos esos alfas? Ni siquiera yo conozco las capacidades que ese beta posee. Las pocas veces que las vi, estuve más concentrado en sobrevivir que en verlo. Él es especial, lo supe desde que mi padre lo presentó como mi guardaespaldas. ¿Qué tiene ese niño que no tienen mis sirvientes? Esa fue la única pregunta que surco mi mente, de tan solo siete años, con insistencia.

Al oír el motor de aquel BMW Serie 7, salí de mi trance y me enfoqué en el camino. En la oficina Danna me esperaba con su típica falda corta y su escote marcado. Con profesionalidad y un poco de picardía me explica mis labores del día. Labores en las que se incluían una reunión con los viejos maniáticos de la empresa. Con toda la seriedad y ganas de suicidarme entre a la enorme sala. Allí todos me esperaban con una sonrisa llena de falsedad.

–Bienvenido jefe. Como ya debe saber en esta reunión hablaremos de la consideración de crear armas nucleares.

Informó.

–En el ámbito económico nos ayudaría mucho. Nos acaban de informar que el presidente desea comprarlas y ofreció una gran suma por ellas. Más o menos 1 000 000 000₽.

Hablo otro.

–Armas nucleares ¿eh?

Murmure con burla.

–Señor, esa cantidad de dinero nos ayudaría mucho. Con ellas podríamos mejorar nuestras fábricas de armas y el método de transporte de estas.

Aseguró mi secretaria. Con seriedad analicé la situación mientras acariciaba mi frente. Crear armas nucleares era algo que ya habíamos hecho, pero, venderlas a un gobernante que solo piensa en conquistar los países aledaños, es muy arriesgado. Aún más cuando este será mi contrincante en las próximas elecciones.

–¡Jefe!– exclamó Caesar entrando al lugar– Encontraron a la rata que se echaba al bolsillo parte encuentras ganancias por el narcotráfico. Ahora mismo está en el sótano.

Susurro.

–¿Dónde está Étienne?

Pregunté enojado.

–No se preocupe. Lo traje conmigo, está en su oficina esperándolo para comer. – habló– Estuvo una hora entera haciendo su almuerzo.

Añadió con una sonrisa. Ante eso la emoción me domino y empecé a sonreír como un idiota. Aunque al voltear la mirada y ver a lo insoportables ancianos la seriedad cubrió mi rostro.

–Lamentablemente, tendre que cancelar esta reunión. Surgió un problema imprevisto con el señor Samarnov.

Informe y me encaminé a mi oficina esperando con ansias degustar aquel almuerzo.

Peligro RusoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang