Рвение

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–Alfa.

Murmuró acercándose con lentitud. Al estar frente pegado a mi se puso de puntillas y beso mis labios con torpeza. Que su celo hubiera llegado de imprevisto complicaba las cosas. Por más que luchará contra la corriente al final terminaría ahogándome su aroma. Ante esto vino a mis pensamientos ese dicho que mi padre siempre siempre recordaba.

"Si no puede contra el enemigo, únete a él"

¿Por qué luchar para separarlo si puedo aprovecharme de la situación? Aunque, las ancianas lo criticaran hasta el día de su muerte solo por quedar embarazado antes del matrimonio. Debo controlarme para protegerlo, pero, ese aroma a fresas silvestre me está volviendo loco. Al tal paso mis feromonas saldrán y no podré controlarlas. Eso solo empeorará la situación. Debo pensar rápido.

Con lentitud un fuerte aroma a ron se fue mezclando con el ambiente. Ya no había vuelta atrás. Mis ojos habían perdido su tono marino para convertirse en un dorado. Con lujuria profundice ese torpe beso y con mi lengua controle cada parte de él. Mi cuerpo ya se había empezado a mover por su cuenta. Sin darme cuenta mis manos ya lo habían desnudado.

Ya no era el mismo alfa, mis ojos se habían cegado por la codicia de poseerlo, pero, un baño no sería el mejor lugar, ni el más cómodo. Con cuidado lo llevé a la habitación y recosté sobre la cama. Allí ataque su cuello sin piedad y fue dejando marcas notables por todo su cuerpo. 

–¡Ah!

Sus pequeños gemidos inundaron la habitación. Escuchar su suave voz de esa manera hizo que mi erección empezara a doler. Con suavidad levante sus piernas y las coloque alrededor de mi cintura. Sus hermosos ojos azules me miraban llenos de placer. Con una sonrisa alineé perfectamente mi virilidad con su pequeño y rosado trasero.

–¡Aaah!

Al entrar de una sola estocada le causó un gran dolor que hizo que arqueara la espalda. Aunque en este punto siquiera podia pensar claramente. Mi mente estaba en blanco y lo único que la cruzaba era mi deseo de dejar mi semilla en su interior. De llenarlo con mi semen hasta que no pudiera más. De marcarlo. Si N ningún tipo de cuidado comencé a embestir su interior con el único objetivo de encontrar su punto dulce.

–¡Ah! Sé- sé si-siente ex-traño.

Tartamudeo, la mezcla de placer los constantes movimientos lo estaban volviendo loco. Y no solo a él. Ya había encontrado su punto y eso hizo crecer mi erección. Ante eso, el omega, a pesar de estar cegado por el placer de su celo, se tensó y con esto su trasero se apretó.

–Estás muy apretado.

Me quejé. No me disgustaba del todo, de hecho me hacía sentir mucho mejor. Ante esto no pude evitar eyacular en su interior y con esto dejar mi marca sobre él.

–¡Ah!

Exclamó al sentir mis dientes y como una fuente su líquido empezó a salir. Poco a poco me alejé y con esto, el omega se acomodó boca abajo para descansar. Con una sonrisa entre de nuevo y si esperar comencé mis embestidas.

–¡Espera! Me a-acabo de co-correr.

Rogó. Lamentablemente, estaba tan cegado por el placer que me olvidé que era su primera vez.

–¡Basta!– exclamó– ¡Por favor!– rogó –Aleksander.

Al escuchar mi nombre un nudo se formó en el su interior, prohibiéndome la salida y asegurando un embarazo. Con cuidado me recosté a su lado y esperé a que el nudo desapareciera. Al ver su rostro lloroso que rogaba sin cesar, no pude evitar acariciar su mejilla. Con ternura besé su frente y con toda la calma del mundo le expliqué que era un nudo.

Peligro RusoWhere stories live. Discover now